Enrique de Inglaterra ha aterrizado este martes 6 de febrero en el aeropuerto de Heathrow, en Londres, después de que su padre, el rey Carlos III, le informase telefónicamente que padece un cáncer. El duque de Sussex, escoltado por dos coches de policía ―a pesar de su disputa con el Ministerio del Interior británico por la protección policial durante las visitas al Reino Unido con su familia―, ha cruzado la verja de Clarence House al poco de llegar, y según medios británicos padre e hijo han mantenido un breve encuentro. Ambos llevan sin coincidir desde mayo del año pasado, y sin interactuar desde la muerte de la reina Isabel II, en septiembre de 2022. Pocas horas después de que el Palacio de Buckingham anunciase este lunes la enfermedad de Carlos III, el príncipe se trasladó al aeropuerto de Los Ángeles (California), donde reside con su familia desde 2020, para subirse a un avión, sin su esposa e hijos, que en unas 11 horas le ha dejado en la capital británica.
El príncipe lleva sin hablar cara a cara con el rey más de un año. Sus viajes al Reino Unido han sido puntuales y breves desde la muerte de la reina Isabel II, el 8 de septiembre de 2022. Su último viaje fue en septiembre del año pasado, cuando asistió a una ceremonia benéfica de la ONG WellChild, unos días en los que no compartió ningún momento con su padre, pero sí aprovechó para visitar la tumba de su abuela en Windsor. El pasado mes de junio también pisó suelo británico, en esa ocasión para compadecer ante el tribunal después de demandar a la redacción del periódico británico The Mirror por difamación. El fallo del juez, Timothy Fancourt, se hizo público en diciembre de 2022 y condenó al tabloide a pagar 160.000 euros en favor del duque. Según informaron los medios británicos entonces, en esa ocasión tampoco se vio con el monarca. Y, como ahora, todos esos viajes los hizo sin la compañía de su esposa, Meghan Markle, y los dos hijos del matrimonio.