Más que el Presidente de la República en sí, el fundador y líder real del partido Morena y del movimiento llamado Cuarta Transformación ha dado una significativa bienvenida al grupo de ex priístas que han decidido apoyar a la virtual candidata morenista Claudia Sheinbaum.
Lo ha hecho desde una plataforma de subjetividad casi religiosa: no importa el pasado político o administrativo de alguien, sino el arrepentimiento de última hora (en oportuno momento electoral), que así puede propiciar la redención; los lobos (corruptos, abusivos, corresponsables de la tragedia nacional, piezas gananciosas del engranaje antes llamado mafia del poder) se pueden convertir en corderos si terminan apoyando el proyecto que se sustentó en el propósito de la regeneración nacional.
Ya lo pasado, pasado, es el cántico de recepción guinda a los ex gobernadores Ávila, que lo fue del estado de México, y Murat, que lo fue de Oaxaca, más otros personajes que han tejido alianza con Palacio Nacional-Morena-Sheinbaum con el propósito de operar electoralmente en varias entidades de la República, con toda la tecnología clásica del priísmo dinosáurico.
Las palabras andresinas de ayer constituyen un retroceso en cuanto a las promesas de terminar con un régimen político de oprobio e impulsar nuevas formas de participación política, comprometidas realmente con el interés popular y no con las cúpulas del pasado, con la clase política peñista.
Plantear que todas las alianzas son buenas, como argumentó López Obrador, es un zigzagueo que abre las puertas y convalida el proceso de incorporación de figuras contrarias a la aspiración de cambio profundo en el país: el pripanismo como aliado exorcizado, la desmemoria como justificación, la maroma retórica como recurso, el plan C como abatimiento crítico y autocrítico.
El visto bueno presidencial a la Alianza Peñista se produce en los momentos de entreverado empuje pripanista en busca de candidaturas a diputaciones y senadurías. La siguiente serie de suspenso electoral fue anunciada ayer por Mario Delgado: las encuestas decidirán, ya se sabe (¡oh, sí!), excepto en el caso de las postulaciones al Senado en los estados donde habrá elección de gobernador, pues ahí está predeterminada la asignación a quienes no alcanzaron tal candidatura.
Por otra parte, contrasta la claridad de la postura presidencial, a pesar de las restricciones que el cargo le puede imponer, con la virtual indefinición (que es una forma de definición) de la actual portadora del bastón de mando, Clara Sheinbaum, quien pareciera dispuesta a dejar correr arreglos políticos, electorales y eventualmente gubernamentales con los ex priístas ahora aliados: ya se verá más adelante, ya se encargará Mario Delgado de hablar con ellos, ya se verá lo que se tenga qué ver. Por hoy, nada de candidaturas. ¿Y de cargos?, pues no, pero ya se irá viendo, faltando tanto tiempo aún para pagar favores que en política nunca podrán ser gratis.
Astillas
Anoche Mario Delgado dio a conocer una lista de propuestas senatoriales para varios estados. Destacan Luis Fernando Salazar, ex panista elogioso de Felipe Calderón, en Coahuila, con Cecilia Guadiana, hija del ex candidato Armando; Andrea Chávez en Chihuahua, como parte del grupo del ex candidato presidencial López Hernández; Higinio Martínez en el estado de México, luego de dejar la jefatura de gabinete de Delfina Gómez, y Carlos Lomelí en Jalisco… Todo listo para que la televisión y la radio públicas, bajo la dirección de Jenaro Villamil, intenten consolidar un noticiero nacional conjunto. Los conductores serán Alberto Nájar y Azul Alzaga. Hay añejos problemas técnicos y operativos que no permiten un enlace integral de las instancias informativas electrónicas del Estado mexicano, pero el arranque del proyecto ya está decidido… Y, mientras este tecleador se alista para tomar dos semanas de vacaciones, de tal manera que la de este viernes será la última entrega antes de entrar a un periodo de hibernación astillada, ¡hasta mañana!
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