Leticia Ramírez Amaya habla de los nuevos libros de la SEP durante una conferencia de prensa en Palacio Nacional. ROGELIO MORALES (CUARTOSCURO)

Dado el álgido debate que se ha desatado en México por los nuevos libros de textos escolares, la Secretaría de Educación Pública (SEP), por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha salido este martes en defensa de los contenidos. Las autoridades de Educación han organizado una serie de conferencias en las que pretenden explicar la viabilidad de los libros, cuya información ha sido denunciada por los detractores del Gobierno como “adoctrinamiento” político para los estudiantes. Desde la SEP han dicho que estos nuevos textos forman parte de la estrategia del Ejecutivo de adaptar la educación a las realidades cotidianas de los niños y lograr desde el Estado el control de los contenidos, que según Marx Arriaga, director general de Materiales Educativos de la SEP, estaban en manos privadas. “Teníamos que frenar la privatización del libro de texto. El libro era un negocio y beneficiaba a algunas editoriales, para eso servía el libro de texto. Ahora los regresamos a los años dorados donde ya no es un negocio, son el tesoro de la SEP”, ha dicho el funcionario.

Arriaga ha estado en el centro de la controversia por ser el encargado de coordinar los contenidos de los nuevos libros escolares, que deberían estar disponibles para los estudiantes desde el 28 de agosto, cuando inicie el nuevo ciclo tras las vacaciones de verano. Al funcionario se le tacha de introducir en la educación pública una cierta nostalgia ideológica de izquierda, principalmente de tiempos de la Unión Soviética, al incluir en los contenidos ejemplos como los de las escuelas Rabfak, centros educativos de la URSS donde se preparaba a los estudiantes para ingresar a instituciones de educación superior, bajo la idea de crear trabajadores más calificados para sostener el sistema. El hallazgo fue hecho por la agencia AP, que cita: “Se sueña con que las secundarias mexicanas, junto con sus libros de texto, alcancen esa cualidad”, según el nuevo libro Lenguajes. También hay una clara crítica en los contenidos al modelo capitalista y su relación con la destrucción del medio ambiente. Debido a ejemplos como este, los detractores del Gobierno han afirmado que las autoridades de Educación quieren inocular en los niños “el virus del comunismo”.

Sectores conservadores también han criticado los ejemplos de nuevas familias que aparecen en los libros, como las parejas homoparentales con hijos o padres solteros. También han lanzado sus críticas al uso del lenguaje inclusivo, con el uso de ‘x’ o ‘todes’ para incluir a en sus mensajes a personas que no se sienten suficientemente tomadas en cuenta por su condición de género. En los estados más conservadores del país, localizados principalmente en las regiones del norte de México, las autoridades locales han dicho que no distribuirán los libros y muchas organizaciones de padres de familia han expresado su descontento con los contenidos, aunque muchos de ellos aún no han podido leer los nuevos libros de texto.

Arriaga ha salido en defensa de los libros, ha criticado que en las pasadas administraciones la producción de estos estaban bajo manos privadas y eran vistas como un gran negocio por las editoriales y ha defendido que el control de los contenidos educativos llegan de nuevo a las manos del Estado. El funcionario incluso ha festejado las críticas: “Hasta los conservadores están leyendo y agradecemos aquellas que han dicho infamias”, ha afirmado.

Leticia Ramírez Amaya, secretaria de Educación Pública, ha sido más prudente en su comparecencia de este martes en Palacio Nacional. La funcionaria ha explicado que los nuevos libros forman parte de la estrategia del Gobierno de reformar los planes de estudio para fortalecer la escuela pública en México, que se centraba en una estrategia “aburrida” basada en la memorización de contenidos que en la mayoría de los casos los estudiantes no entendían. “Teníamos que cambiar esa realidad. La pandemia hizo evidente que la escuela estaba en crisis, porque los planes de estudio y los contenidos de los libros de texto eran imposibles llevarlos a la práctica en la vida cotidiana de los niños. Lo que queremos ahora es acercar esa vida cotidiana a la formación que se le debe dar a los niños en la escuela”, ha explicado la secretaria.

Ramírez ha informado que la producción de los nuevos contenidos ha llevado mucho tiempo de consultas con padres de familia, maestros y autoridades estatales y que no se ha dejado de fuera a ningún Estado de la federación. Los libros que han desatado tanta controversia no están divididos bajo la tradición de materias específicas como Matemáticas o Español, sino que se mezclan los contenidos en una dinámica que, según las autoridades, permite a los estudiantes desarrollar un proceso de aprendizaje más interactivo y crítico. Con todo, las críticas han movilizado al Gobierno y hasta el presidente López Obrador ha pedido prudencia a sus detractores. “No hay nada que temer, no hay que preocuparse. Los libros están muy bien hechos por especialistas, pedagogos, pero sobre todo participaron maestras y maestros. Fue todo un proceso”, dijo la semana pasada el mandatario.

Está por verse cómo responderá el Gobierno ante la iniciativa de al menos cinco gobernadores que han dicho que no incluirán los nuevos contenidos en las escuelas y que desarrollarán sus propios libros de texto. La SEP ha informado que ha comenzado a distribuir cien millones de libros en las escuelas, para que estén en las manos de los estudiantes el 28 de agosto, con el inicio del ciclo escolar. “Es un rechazo por consigna y sobre todo por la carga ideológica, es mucho el conservadurismo. Ven comunistas por todos lados, así como los ovnis”, se ha defendido López Obrador. Las conferencias de la SEP se extenderán a lo largo de la semana para explicar los contenidos de cada uno de los libros que se han convertido en el centro de una nueva disputa política entre el Gobierno y sus críticos.