Marcha de pueblos originarios en Buenos Aires Integrantes de pueblos originarios protestan en Buenos Aires, Argentina. Foto: ENRIQUE GARCIA

Cientos de personas integrantes de pueblos originarios del norte de Argentina llegaron este martes a Buenos Aires para manifestarse en contra de la reforma exprés de la Constitución de la provincia de Jujuy, aprobada a fines de junio. Los manifestantes denuncian que el nuevo texto no fue consultado con la ciudadanía, que criminaliza el derecho a la protesta y que ignora la voz de los pueblos de la región ante el uso de las tierras que habitan en una zona que es centro de la explotación minera y del litio. Tras recorrer más de 1.500 kilómetros a pie y en vehículos durante una semana, este martes han marchado por las calles de Buenos Aires para reclamar que la Corte Suprema declare inconstitucional la reforma y que el Congreso “tome las medidas para la intervención federal de la provincia de Jujuy”.

El grupo comenzó a marchar hace una semana desde la Puna y La Quebrada, en el norte del país; pasaron por San Salvador de Jujuy, la capital de la provincia, y atravesaron Salta, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero, Córdoba y Rosario hasta llegar a la capital argentina. La marcha de este martes 1 de agosto, Día de la Pachamama, ha estado encabezada por las mujeres de mayor edad de diferentes comunidades de la provincia. Detrás, cientos de personas habían formado una columna de casi 300 metros que atravesó el centro de Buenos Aires. En el extremo posterior de la fila se habían ubicado sindicatos y otras organizaciones sociales y políticas.

Los manifestantes han coreado consignas como “Abajo la reforma, arriba los derechos” o “Fuera Morales”, en referencia a Gerardo Morales, que gobierna la provincia desde 2015 por la alianza de centroderecha Juntos por el Cambio e impulsó la polémica reforma. Morales convenció a parte del peronismo local para votar el nuevo texto y consiguió aprobarlo en menos de un mes. Después, la policía reprimió en diferentes puntos de la provincia a las personas que llevaban semanas protestando. El momento de mayor violencia ocurrió ante las puertas de la Legislatura, donde algunos manifestantes derribaron vallas, arrojaron piedras y cócteles molotov y las fuerzas de seguridad respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma.

“Como no podemos hacer reclamos allá [en Jujuy] entonces decidimos salir a caminar hacia Buenos Aires. Queremos viralizar la situación que estamos pasando en nuestra provincia”, ha dicho Victoria Colque, una cacique koya de 70 años, durante la marcha este martes. “Este malón se organizó porque veníamos sufriendo muchas irregularidades”, ha agregado. El malón es una marcha de pueblos originarios del norte de argentina que se hizo por primera vez en 1946 para llevar demandas al Gobierno nacional, en Buenos Aires; el segundo se organizó sesenta años después, en 2006. Este es el Tercer Malón por la Paz que atraviesa el país.

El centro de los reclamos está en dos artículos de la nueva Constitución que se conocieron cuando el proyecto salió a la luz. El primero cambia el derecho a la manifestación “sin permiso previo” por el derecho “a la paz social y la convivencia democrática” que prohíbe los cortes de calles, rutas y “toda perturbación al derecho a la libre circulación de las personas”. El segundo incorpora “mecanismos y vías rápidas” de desalojo y considera una “grave violación al derecho de propiedad la ocupación no consentida”; este punto deja en desventaja a las comunidades que viven en una zona explotación y exploración minera, que muchas veces no tienen la personería jurídica ni los registros de propiedad de las tierras que habitan.

“Con esta reforma, el Gobierno va por nuestros recursos naturales, por nuestros derechos”, ha criticado Gertrude Gutiérrez, una comerciante de 43 años de una comunidad de Humahuaca. “El dolor más grande que tenemos nosotros”, ha agregado, “es que [la reforma] nos hizo pelear con nuestros hermanos”. Ella salió a manifestarse después de que se aprobara la Constitución en Jujuy y vio cómo detenían y lastimaban a otros manifestantes. Aquel día, ella estaba protestando de un lado y su hermano, integrante de las fuerzas de seguridad, estaba del otro. “Él estaba mal también, es triste lo que hemos pasado”, ha lamentado. “Se nos llenan los ojos de lágrimas porque no podemos creer lo que hizo el gobernador”, ha agregado.

El consuelo le ha llegado con el apoyo que han recibido estos días de marcha. Gutiérrez ha relatado que durante el camino “mucha gente” los esperó “con alojamiento y comida”. Mientras el malón avanzaba por las avenidas de Buenos Aires este martes hacia el Obelisco, un monumento que es centro de festejos y reclamos nacionales, otros manifestantes, además, se han ido sumando a las filas y las han engrosado. Han ondeado banderas wiphalas y se han escuchado instrumentos de vientos y tambores, y canciones con letras como esta: “En Jujuy tenemos un señor dictador. Morales se llama y no tiene corazón”.

Morales, que además de gobernar la provincia es precandidato a vicepresidente en una fórmula que integra con Horacio Rodríguez Larreta, se ha mantenido firme en la defensa de la reforma constitucional y ha acusado al Gobierno peronista de Alberto Fernández de estar detrás de “la extrema violencia que se está viviendo en Jujuy”. Tras la represión en la provincia, Morales recibió el apoyo unánime de la coalición que integra. “Nuestro compromiso (…) es repudiar cualquier forma de violencia política que atente contra la soberanía democrática del pueblo y las instituciones de la República”, defendieron los jefes de los partidos que integran la principal alianza opositora del país en un comunicado.

Una mujer joven que no ha querido decir su nombre ni dar su edad marchaba este martes entre las primeras y lloraba al hablar de los animales que cría con su familia. Recorrió miles de kilómetros para seguir manifestándose porque vive “rodeada de mineras” y le preocupa que la nueva Constitución facilite que se autoricen más explotaciones y exploraciones en la zona. “Tenemos cada vez menos agua y nadie se hace cargo. Actualmente, tiene mal olor porque es poca y no corre por el río”, ha explicado. A los animales, consiguió traerles agua del cerro con una manguera, pero la situación, dice, le da “mucho sufrimiento”.

La mujer había salido a la ruta a protestar en junio cerca de su comunidad. “Dejé a los animales, mis hijos se enfermaron y yo estaba manifestándome pacíficamente”, ha relatado. “Hermanos perdieron sus ojos, recibieron muchas balas, fueron detenidos”, ha agregado. Ella espera que los manifestantes sean recibidos por el presidente Alberto Fernández, que repudió la represión en junio y ordenó la intervención del Partido Justicialista provincial por el apoyo de los legisladores a una reforma que considera que “viola derechos y garantías consagrados por la Carta Magna”. “Decidimos venir para que el presidente nos escuche y nos proteja. Si no nos dan respuesta, iremos por lo internacional”, ha dicho.