Familia Sifuentes Gonzalez Everest La familia Sifuentes González en una fotografía de 2022. RR S

Una familia mexicana de cinco miembros ha fallecido este martes junto al guía nepalí Chet Gurung tras estrellarse el helicóptero en el que viajaban para visitar el Everest. Los cuerpos de Ismael Sifuentes y Luz González y sus tres hijos veinteañeros, Abril, María José y Fernando, han sido recuperados cerca de la localidad de Likhu, al norte de Katmandú. Las causas del accidente todavía no han sido esclarecidas, pero la policía de Nepal apunta a las malas condiciones meteorológicas. La familia, procedente de Nuevo León, tenía el sueño de conocer el pico más alto del mundo. El embajador de México en la India, Federico Salas, ha precisado a EL PAÍS que ya se está trabajando con las autoridades locales y también con la familia para decidir el proceso de repatriación.

El martes amaneció soleado en Katmandú, la capital de Nepal y uno de los principales puntos de peregrinación para los amantes del alpinismo. La familia Sifuentes González estaba “emocionada” de poder conocer el Everest, según ha señalado a medios locales Prakash Kumar Sedhain, director de seguridad aérea de Manang Air, la compañía en la que compraron el tour. Contaron que habían visto en Youtube muchos videos de otros turistas antes y querían experimentar lo mismo. “Desgraciadamente, terminó en desastre”, ha reconocido Sedhain.

Los cinco mexicanos habían estado primero en la India, a donde debían regresar este miércoles, y entraron el domingo en Nepal. El Everest era uno de sus motivos principales para cruzar al país. El viaje en helicóptero hasta el gigante de 8.800 metros de altura es una gran atracción turística, especialmente en esta época del año, cuando los monzones convierten las rutas hacia la cumbre en caminos resbaladizos y muchas carreteras se encuentran cortadas por los deslizamientos de tierra. Así, los vuelos hasta la montaña se convierten en una opción muy recurrida para la temporada.

Los responsables de Manang Air apuntan a que la familia consiguió cumplir su sueño de más de una hora de recorrido aéreo por el Everest. El accidente ocurrió en el vuelo de regreso. El helicóptero hizo una breve parada para repostar combustible en Surke, un pequeño pueblo de montaña que tiene un helipuerto a unos 2.200 metros de altura y está pegado al aeropuerto de Lukla, desde donde despegan gran parte de las expediciones a la cima del Himalaya.

NAVESH CHITRAKAR (REUTERS)

Alrededor de las 10.05 horas locales, el helicóptero con placa 9NAMV despegó de Surke de camino a Katmandú. Solo ocho minutos después, según el registro de aviación civil de Nepal, la torre de control de Lukla perdió comunicación con la aeronave. Inmediatamente saltaron las alarmas. Costó más de cinco horas encontrar el helicóptero estrellado. Estaba en la localidad de Likhupike, a unos 3.500 metros de altura, “completamente destrozado”, según las autoridades del distrito Solukhumbu, donde pertenece el lugar del accidente.

Todavía es demasiado pronto, pero según las primeras investigaciones de Manang Air, el helicóptero inicialmente golpeó la copa de un árbol y después chocó contra la cresta de la montaña, “en un gran impacto en dos pasos en un bosque denso”, ha señalado Sedhain a The Katmandu Times. “Mi observación preliminar es que el piloto maniobró el helicóptero tratando de esquivar las manchas de nubes. Pero no tuvo éxito”, ha añadido el responsable de seguridad aérea de la compañía, que ha hecho hincapié en que en la temporada de monzones es muy complicado predecir el clima porque las nubes se mueven muy rápido y la meteorología es muy cambiante.

El primer ministro de Nepal, Pushpa Kamal Dahal, que manifestó sus condolencias en su cuenta de Twitter, ha anunciado una reunión del Gabinete en el que se ha determinado el inicio de una comisión de investigación, a cargo del secretario adjunto de Turismo, con el propósito de averiguar exactamente las causas del accidente. Este es el último de una larga serie de accidentes que ha sacudido Nepal. En enero de este año, 71 personas murieron cuando un avión se estrelló cerca de la ciudad turística de Pokhara, en lo que fue el peor accidente aéreo en tres décadas.

En la masificación del turismo hacia el Everest y la proliferación de estos vuelos cortos, pero arriesgados, los choques no son inusuales. A lo que se suma además una falta de mantenimiento de las pistas y la escasa formación de algunos pilotos. Sin embargo, Manang Air ha asegurado en su comunicado que el capitán Chet Gurung, de 55 años, había completado más de 7.000 horas de vuelo desde 2014 que comenzó con la compañía.

Alrededor de las 17.50 horas, 11 horas menos en México, los servicios de emergencia consiguieron recuperar los seis cuerpos, que fueron trasladados al hospital universitario de Katmandú. El cónsul honorario de México en Nepal y el embajador en la India, Federico Salas, han sido quienes se han puesto en contacto con la familia, que aparentemente no va a viajar hasta la región, puesto que no es necesario para el proceso de repatriación, bien sea de los cuerpos o de las cenizas tras una incineración.

La familia Sifuentes González había compartido en sus redes sociales múltiples imágenes de sus viajes, desde Brasil hasta la India. Ismael Sifuentes era ingeniero químico, por la Universidad Autónoma de Nuevo León, y vivía en Monterrey. Allí también trabajaba como residente en el Instituto Nacional de Cancerología su hija Abril, de 27 años, quien hace apenas una semana había subido una foto en el Taj Mahal. La madre, Luz González, también estudió química en la Universidad Autónoma de Coahuila, de donde era originaria su familia.

La familia Sifuentes González en una imagen de 2016.