Larry Nassar El médico deportivo Larry Nassar, durante el juicio de 2017. PAUL SANCYA (AP)

El médico deportivo Larry Nassar, condenado en EE UU por abusar sexualmente de cientos de gimnastas, muchas de ellas olímpicas, fue apuñalado varias veces durante un altercado con otro recluso en una prisión federal de Florida. Dos fuentes cercanas al caso explicaron a la agencia Associated Press que el ataque ocurrió el domingo en la Penitenciaría Coleman, en el Estado de Florida. Una de ellas informó de que el médico había sido apuñalado en la espalda y en el pecho. En declaraciones a la CNN, el responsable del sindicato de trabajadores del penal precisó que recibió 10 puñaladas, dos en el cuello, dos en la espalda y el resto en el pecho. El médico se encuentra estable y el FBI ha abierto una investigación sobre el incidente, en el que nadie más resultó herido.

Nassar fue condenado hasta a 175 años de cárcel por tribunales estatales y federales por agredir sexualmente a gimnastas, entre ellas medallistas olímpicas como Simone Biles, que en su mayoría eran menores de edad cuando se produjeron los hechos. El médico admitió haber agredido sexualmente a jóvenes cuando trabajaba en la Universidad Estatal de Michigan y en USA Gymnastics, que entrena a deportistas olímpicos. En paralelo, Nassar se declaró culpable de poseer pornografía infantil.

Durante las declaraciones de las víctimas en el proceso, en 2018, varias atletas testificaron que a lo largo de las más de dos décadas de abusos sexuales de Nassar habían contado a sus entrenadores y otros adultos de su entorno lo que estaba pasando, pese a lo cual no fue denunciado ni se tomaron medidas para apartarlo. Más de 100 mujeres, incluida Biles, solicitaron colectivamente más de mil millones de dólares al Gobierno federal por la incapacidad del FBI a la hora de detener a Nassar cuando los agentes tuvieron conocimiento de las acusaciones en su contra en 2015. Fue detenido por la policía de la Universidad Estatal de Michigan en 2016, más de un año después.

La Universidad del Estado de Michigan (MSU, en sus siglas inglesas), donde trabajaba Nassar, también fue acusada de inacción durante años. Finalmente, MSU acordó en 2018 pagar 500 millones de dólares a más de 300 mujeres y niñas. Posteriormente, USA Gymnastics y el Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos llegaron en diciembre de 2021 a un acuerdo por valor de 380 millones de dólares para cerrar este capítulo ominoso en la historia del deporte estadounidense, que reveló un abuso sistémico en plena resaca del movimiento MeToo, al que las víctimas se adelantaron con sus denuncias. El descubrimiento de los abusos de Nassar coincidió también con la sucesión de denuncias y acuerdos millonarios en el seno de la Iglesia católica estadounidense con víctimas de abusos sexuales.

El monto de 380 millones de dólares, que llegó después de un proceso judicial de cinco años y en el transcurso de una investigación del Estado de Indiana por la bancarrota de la Federación de Gimnasia, fue el segundo más grande otorgado a víctimas de abusos sexuales en Estados Unidos, tras el alcanzado en 2018 con 332 de las denunciantes en 2018 con la Universidad del Estado de Michigan . La investigación por bancarrota en Indiana se convirtió en una metáfora de lo que sucedió con el organismo desde los años noventa y a lo largo de cuatro Juegos Olímpicos, un periodo en el que, pese a las denuncias de las mujeres, Nassar siguió actuando impunemente.

El escándalo estalló en septiembre de 2016, poco antes de que eclosionara el movimiento MeToo, cuando la medallista Jamie Dantzscher acudió a los tribunales tras comprobar que sus repetidas denuncias, y las de sus compañeras, no iban a ningún sitio. A ella la siguieron en 2018 cientos de mujeres que solicitaron compensaciones, lo que quebró financieramente uno de los pilares del deporte local después de décadas de ignorar las quejas y abusos. Los dos acuerdos económicos de reparación de daños no bastaron, sin embargo, a un centenar de víctimas, entre ellas la plana mayor del equipo olímpico, con Simone Biles, Aly Raisman y McKayla Maroney, todas ellas medallas de oro, que en junio de 2022 demandaron al FBI por mil millones de dólares. Era su respuesta a la decisión del Departamento de Justicia de no procesar a dos agentes pese a haberse demostrado su inacción en la investigación al médico, según un demoledor informe que en 2021 reveló que los fallos del FBI en la investigación permitieron al depredador Nassar seguir abusando.

Las irregularidades de los agentes solo merecieron la consideración de “falso testimonio” tras una evaluación por parte del órgano de control interno del FBI. Fue la gota que colmó la paciencia de las mujeres, inmersas desde hace más de un lustro en un proceso de reconstrucción personal en el que cada nuevo episodio del caso suponía un capítulo de sufrimiento, más que de reparación. El FBI certificó graves fallos en los primeros compases de la investigación, en 2015, por parte de los dos agentes adscritos a la oficina de Indianápolis, a consecuencia de los cuales el abusador de más de 330 mujeres —el número de víctimas probado en el juicio— siguió actuando impunemente.