Xóchitl Gálvez y Marko Cortés, presidente del PAN, el 4 de julio en Ciudad de México. ALFREDO ESTRELLA (AFP)

El nombre de Xóchitl Gálvez ha irrumpido en la carrera por la presidencia y ha acaparado la cobertura política de las últimas semanas. Desde el pleito con Andrés Manuel López Obrador hasta su registro como aspirante en el proceso de la coalición Va por México esta semana, la senadora, que hasta hace un mes no se había destapado para estar en la boleta en las elecciones de 2024, se ha convencido de que puede pelear por la presidencia y ha entrado de lleno en campaña para afianzarse en una oposición urgida de perfiles competitivos y atractivos de cara a la población. Pese a que no tiene militancia, el diagnóstico es el mismo entre varios cuadros del Partido Acción Nacional (PAN), que en los últimos días han hecho público su apoyo a la virtual candidatura de Gálvez. La lista incluye, entre otros, a la excandidata presidencial Josefina Vázquez Mota, al expanista Germán Martínez y al diputado Juan Carlos Romero Hicks, que se había apuntado en la baraja de opositores presidenciables y declinó esta semana a favor de la legisladora.

Desde la perspectiva del bloque gobernante, el cierre de filas y la decisión de varios participantes de bajarse de la contienda interna confirma la versión de López Obrador de que Gálvez será impuesta como la candidata de la coalición Va por México, integrada por el PAN, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). El argumento de que existe una “cargada” ha sido abrazado, incluso, por algunos miembros de la coalición opositora, como el exdiputado Jorge Luis Preciado, que de forma sorpresiva se ha inscrito en la carrera por la candidatura de Va por México, a pesar de ser un aspirante poco conocido. “Algo huele mal, no es normal y sí hay una cargada hacia Xóchitl Gálvez”, ha repetido Preciado en los últimos días, que ha pasado a la ofensiva contra la nueva favorita de la alianza para ganar notoriedad.

El apoyo de Romero Hicks, exgobernador de Guanajuato y panista de cepa, fue relativamente sorpresivo, por sus propias aspiraciones y por la plataforma de Gálvez, alejada del panismo tradicional y el conservadurismo que lo ha caracterizado históricamente. El diputado no solo se bajó de la contienda, sino que declinó a favor de la senadora. “He decidido no registrarme como aspirante, sino sumarme al liderazgo de Xóchitl Gálvez, quien al día de hoy ha generado una gran expectativa de cambio y esperanza de la ciudadanía”, señaló en un video.

“Yo apoyo a Xóchitl Gálvez”, dijo Vázquez Mota, quien la calificó como “una mujer honesta, incansable, muy entrona y valiente”. En tiempos de definiciones y en pleno arranque del proceso opositor, la primera mujer postulada por el PAN a la presidencia se decantó por la mujer que encabeza las preferencias entre los sectores que se oponen a López Obrador, su compañera de bancada en el Senado.

La diputada Alejandra Wera Reynoso se ha sumado a la causa y ha asegurado que Gálvez será “la próxima presidenta de México” en sus redes sociales. Su apoyo ha ido más allá y ha acompañado a Gálvez en actos por Guanajuato y Aguascalientes, dos Estados que ha logrado mantener el PAN ante el avance electoral sin precedentes de Morena bajo el mandato de López Obrador.

La decisión de otros aspirantes de no competir por la candidatura opositora ha beneficiado directa e indirectamente a Gálvez. La también senadora Lilly Téllez fue de las primeras en hacerlo, bajo el argumento de que no estaba de acuerdo con las reglas pactadas por los integrantes de Va por México. Téllez, con un discurso mucho más a la derecha, había ganado terreno como opositora visible de Morena y de López Obrador y varias encuestas la ponían en el grupo de punteros. Otra ausencia notable es la de Mauricio Vila, gobernador de Yucatán, que anunció que no iba a participar el pasado 25 de junio. Cinco días más tarde, recibió a Gálvez en el Estado, aunque no ha hecho explícito su apoyo a ninguno de los aspirantes que quedan.

Germán Martínez, asociado con el PAN durante décadas y que se unió al lopezobradorismo de manera sorpresiva para después integrar el llamado Grupo Plural en el Senado, fue uno de los primeros en apoyar a Gálvez. El sentimiento entre muchos votantes de derecha es que pesa más la posibilidad de tener un perfil competitivo contra el candidato de López Obrador que las afinidades ideológicas. Esa suerte de pragmatismo parece que se ha extendido también entre las direcciones y los votantes del PRI y del PRD, que arrastran la peor crisis de su historia en cuanto a resultados electorales.

El dilema que había tenido la oposición, que no tiene grandes afinidades ideológicas ni programáticas entre sí, es que ninguno de los aspirantes que se habían destapado lograba emocionar a los militantes de sus aliados: los panistas preferían a un panista y los priistas a un priista, lo que los dejaba automáticamente rezagados frente a las corcholatas de Morena, según el cúmulo de encuestas que han salido. Gálvez no es vista como “muy panista” ni se presenta así, lo que no incomoda a los militantes del núcleo duro del PRI.

El más perjudicado por la narrativa de que “Xóchitl va” es Santiago Creel, que ha capitalizado apoyos dentro del PAN con una apuesta radicalmente distinta a la de Gálvez: él sí ha estado “al pie del cañón” y siempre ha sido panista aún en las horas más bajas del partido. El diputado y la senadora han evitado el curso de colisión hasta ahora bajo un argumento similar a los de sus rivales de Morena: la unidad. Varias encuestas les dan un punto de partida similar, aunque son dos apuestas diferentes para el PAN, el partido que conducirá el proceso rumbo a 2024 dentro la oposición. El proceso interno para definir al “responsable de la construcción del Frente Amplio Opositor”, la carrera de las corcholatas opositoras, empieza su tramo más fuerte la próxima semana y Va por México, tiene previsto anunciar al ganador o ganadora el próximo 3 de septiembre, tres días antes de que lo haga Morena.