El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, este miércoles a su llegada al Vaticano. ALESSANDRO DI MEO / POOL (EFE)

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva va a interceder ante el nicaragüense Daniel Ortega para que excarcele a uno de los principales símbolos de la represión, el obispo Rolando Álvarez, condenado a 26 años de cárcel tras negarse a ser enviado al destierro junto a otros 220 opositores críticos al régimen despojados de la nacionalidad en febrero. El mandatario brasileño anunció esta iniciativa este jueves en Roma, tras ser recibido la víspera por el papa Francisco en una audiencia en el Vaticano. La Iglesia católica es uno de los principales puntales de la oposición a Ortega.

“Pretendo hablar con Daniel Ortega sobre la liberación del obispo. No hay razón para que se le impida ejercer su papel en la Iglesia [católica]”, ha explicado Lula en una conferencia de prensa en Roma, según informa la prensa brasileña. El líder de la izquierda brasileña ha dicho que “la Iglesia tiene un problema en Nicaragua, hay obispos y curas encarcelados” y ha añadido que “lo único que la Iglesia quiere es que sean liberados para poder venir a Italia”.

Monseñor Álvarez, de 56 años, protagonizó un dramático gesto al negarse a abordar el avión en el que Ortega envió a Estados Unidos a 222 presos políticos inmediatamente después de sacarlos de la cárcel. Les retiró la nacionalidad y días después les expropió bienes. En aquel instante, el obispo de la diócesis de Matagalpa dejó una sentida proclama: “Que sean libres, yo pago la condena de ellos”.

Días después, el obispo Álvarez fue sometido a un juicio exprés sin garantías en el que le cayeron 26 años de cárcel por las acusaciones de “traición a la patria”, “menoscabo de la integridad nacional” y “propagación de noticias falsas”.

Lula ha recalcado en Roma que misiones como esta “no siempre son fáciles”. “La palabra ‘disculpa’ es simple, pero se necesita mucha grandeza para reconocer que has hecho algo mal. No todos los hombres tienen el coraje de decir: ‘Cometí un error, voy a cambiar’. Es un trabajo de convencimiento”. El mandatario brasileño ha viajado después a París, donde participa en una cumbre organizada por su homólogo Emmanuel Macron sobre cómo financiar la lucha contra el cambio climático y contra la pobreza.

El anuncio de este intento de intermediación de Lula se produce en medio de intensas negociaciones en el seno de la OEA (Organización de los Estados Americanos) para redactar una resolución conjunta sobre Nicaragua. El organismo con sede en Washington celebra su asamblea general. Un borrador brasileño de la semana pasada, que proponía aguar enormemente la propuesta apadrinada por EE UU y otros cuatro países, causó una enorme indignación en las víctimas de la represión de Ortega y su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo.

Brasil ha modificado la postura expresada en aquel borrador y su Ministerio de Exteriores recalcó el miércoles que trabaja con el resto de países para que salga adelante una resolución de consenso. Brasilia aspira a que, además de constatar las violaciones de derechos humanos, el texto deje la puerta abierta al diálogo con el régimen.

En la asamblea de la OEA en Washington, el texto de condena al régimen nicaragüense ha sufrido más modificaciones, pero conserva “la contundencia” y critica la persecución religiosa, sostiene Francisco Mora, representante permanente de Estados Unidos en el organismo interamericano. Explica Mora que “se reitera [en la resolución] lo que se ha dicho en las anteriores asambleas generales, pero con un lenguaje más actualizado de lo que ha sucedido en Nicaragua. Hay consenso. Brasil está con algunas preguntas, pero hay consenso para condenar la situación. No se puede ser suave con una dictadura, pero los cambios de Brasil no creo que vayan a ser más que una sugerencia”. El representante estadounidense agregó que el texto puede aprobarse este viernes.

El líder de la izquierda brasileña es mucho más tibio y contemporizador que otros presidentes, como los de Chile, Colombia, Argentina o Colombia, con las autoridades de Nicaragua. El Gobierno de Lula eludió suscribir, en marzo, un informe de la ONU que denunciaba crímenes de lesa humanidad en Nicaragua y que apoyaron 55 países. Lula siempre le estará agradecido a Ortega porque fue en Managua, en 1980, en el primer aniversario de la revolución sandinista, donde conoció al cubano Fidel Castro.