Las redes de vínculos que involucran al general Sandoval con presuntos actos de corrupción y conflictos de interés se han ampliado en las últimas semanas, golpeando su credibilidad como persona honesta que asegura el Presidente es.
Las evidencias se van acumulando y el general secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, no está pasando la prueba de la honestidad. ¿Qué tan íntegro es el jefe de las Fuerzas Armadas? En menos de un mes, dos investigaciones de la ONG Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) han puesto en duda su rectitud. Tampoco ayuda su silencio y la defensa presidencial, pensando que de esa forma se evaporarán los señalamientos. De no atajar las imputaciones y dar la cara para aclarar lo que sea necesario, la percepción sobre el general, que ya comenzó a ser la de una persona que le gusta el dinero, va a ir creciendo y, ante su vacío de información, convirtiéndose en realidad.
Sin embargo, lo más probable es que no haya fallas en las dos investigaciones, realizadas por periodistas experimentados y confiables, y que actuar como avestruz le resulta lo mejor posible, en el entendido de que el presidente Andrés Manuel López Obrador no lo va a llamar a cuentas y mucho menos se atreverá a separarlo del cargo, por el simple hecho de que la legitimidad del general está en entredicho, y que procedería una investigación de la Secretaría de la Función Pública para deslindar responsabilidades, que tampoco habrá. El cinismo es la marca de la casa.
La nueva investigación de MCCI revela que el secretario de la Defensa adquirió un departamento en el exclusivo y lujoso fraccionamiento Bosque Real, que se ubica en el municipio de Huixquilucan, en el Estado de México, pagando 9 millones de pesos. Verónica Ayala y Raúl Olmos, quienes llevaron a cabo el trabajo, apuntaron que propiedades similares en el fraccionamiento –con una superficie de 407 metros cuadrados– están valuadas en tres veces más su precio. Quien se la vendió es accionista de la empresa Protective Materials Technology, proveedora de la Secretaría de la Defensa, y que el año pasado obtuvo un contrato por 319 millones de pesos.
La compra fue incorporada en la declaración patrimonial del general que presentó en mayo a la Secretaría de la Función Pública, unos dos meses después de la adquisición, donde detalló que lo había comprado con un crédito hipotecario que le dio el Banco Nacional del Ejército. Faltan tantos detalles sobre la operación hipotecaria, que las dudas brotan fácilmente.
MCCI señaló que al salario actual como secretario de la Defensa, el general tendría que haber trabajado 20 años para poderlo pagar. Hasta hace cinco años el general ocupaba cargos de menor rango salarial, por lo que ese plazo aumentaría si se hicieran los cálculos. Pero, además, cualquiera que haya solicitado un crédito hipotecario sabe que las condiciones para alcanzarlos, en esas cantidades, son bastante difíciles.
No se sabe cuáles son los requerimientos del Banco Nacional del Ejército para otorgar los empréstitos, pues se manejan con total opacidad. En la banca comercial, sin embargo, le habrían pedido al menos 30% del valor del departamento –tres millones de pesos– y las mensualidades probablemente serían de unos 80 mil pesos, casi la mitad de su salario mensual neto.
El general Sandoval no parece haber tenido ningún problema para obtener el crédito. Pero además, reveló la investigación de MCCI, menos de 90 días después de la adquisición había pagado poco más de 5 millones de pesos, y su saldo, en ese momento, era de 3 millones 874 mil pesos. No está claro de dónde salió el dinero para saldar esa parte de la deuda, al no reportarse ingresos extraordinarios en su declaración patrimonial de 2020, que, por cierto, se entregó con retraso. En su declaración patrimonial de 2022, ese crédito ya no figuraba.
Dinero no parece que le ha faltado al general, aunque no está claro de dónde ha salido. A la cuantiosa cancelación hipotecaria se le suman los gastos de viajes de él y su familia en Estados Unidos e Italia, con algunos desplazamientos notables, por cuanto a precio, como en Venecia, donde se hospedaron junto con su comitiva en un hotel de cinco estrellas por el cual pagaron en total 680 mil pesos, y rentaron un vagón ejecutivo en el ferrocarril italiano para que el grupo de aproximadamente 10 personas que viajaba por Italia no tuviera problemas de aglomeramiento con otros pasajeros, por el cual desembolsaron tres mil 400 pesos aproximadamente por cada uno.
Las dos investigaciones de MCCI pusieron sobre la mesa, con evidencias, los testimonios privados, aún, de militares de rango que se han venido quejando a lo largo del sexenio por lo que podría describirse como debilidades del secretario de la Defensa, que han visto a lo largo de este tiempo en forma de relojes, joyas y calzado, además de propiedades que les han hecho sospechar de su integridad.
De dónde salió el dinero para los viajes familiares, no se ha explicado, porque en las declaraciones patrimoniales del general no aparecen ingresos que la sostengan. Tampoco hay una capacidad económica para la adquisición del departamento en Bosque Real, donde lo que es perfectamente claro es la existencia de un conflicto de interés, similar al que se dio con el empresario Juan Armando Hinojosa con la casa blanca de Enrique Peña Nieto y su exesposa Angélica Rivera, que le propició el tiro de gracia al expresidente, y fue el galvanizador de la furia de las clases medias y educadas que se volcaron a votar por López Obrador en 2018.
La persona que le traspasó el departamento, Alejandra Aguilar Solórzano, accionista en 50% de la empresa proveedora de la Secretaría de la Defensa –el otro 50% lo tiene su hermana–, tiene como apoderado al militar retirado Alfredo Aguilar, quien también es representante de Macoisa, que fundó su esposa en 1988 en Villahermosa, Tabasco.
Las redes de vínculos que involucran al general Sandoval con presuntos actos de corrupción y conflictos de interés se han venido ampliando en las últimas semanas, exponiéndolo públicamente y golpeando su credibilidad como persona honesta que asegura el Presidente es, sin dejar una puerta de salida para su persona e investidura.