– Gobernadores, a la cargada
– Ebrard y Monreal reprochan
– El general y su departamento
Es evidente que el conjunto de altos cargos del sistema de poder morenista en ciertos estados de la República se ha volcado abiertamente a favor de la precandidatura extraoficial de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República (lo entrecomillado en la primera línea es una parte de la definición que el diccionario de la RAE hace de los términos nomenklatura o nomenclatura).
Por sí mismos, en ejercicio de su personal predilección u olfato político, o por superior instrucción directa, indirecta o supuesta, varios gobernadores han organizado a la jefa de Gobierno capitalino actos y recepciones al estilo de la cargada priísta tradicional, que contrastan con la frialdad, el cumplimiento estricto de ciertos protocolos básicos o la ausencia total ante visitas de los otros aspirantes.
Claro está que, en aras de bien servir a una conducta realmente republicana, los mandatarios estatales podrían abstenerse de actuar como anfitriones dispares en materia de giras de los precandidatos morenistas y dejar a los demás militantes partidistas las tareas que les son propias, pero tal conducta ideal se desmorona si en un caso la visitante es justamente la homóloga de la capital del país, y en otros casos son secretarios de Estado: uno, de Gobernación; otro, de Relaciones Exteriores. Del recién perdonado Monreal ni qué decir, pues el grado de atención de los gobernadores es bajo, y peor sucede con el diputado Gerardo Fernández Noroña.
La cargada de la nomenklatura morenista fue muy evidente en Oaxaca, donde el emproblemado Salomón Jara prefirió recibir y prodigar muchedumbre istmeña a Sheinbaum y no hacerlo con al canciller Ebrard, que visitó su capital. Según el senador Monreal, cada vez están más descarados ciertos mandatarios morenistas en el uso de sus estructuras políticas a favor de determinada corcholata. Tan sólo por lo sucedido en días recientes, mencionó Hidalgo (Julio Menchaca), Puebla (el sustituto Sergio Salomón Céspedes Peregrina), Tamaulipas (Américo Villarreal), Baja California (Marina del Pilar Ávila) y Veracruz (Cuitláhuac García).
El canciller Ebrard, por su parte, llamó a esos gobernadores deseosos de ser promotores de cierta candidatura presidencial para que pidan licencia al cargo y dejen de usar dos cachuchas. Refirió también el caso oaxaqueño, pero excluyó de los presuntos infractores al gobernador poblano. En todo caso, los sucesos relatados por Ebrard y Monreal ayudan a seguir delineando la postura rebelde, o contra el aparato, del aún secretario de Relaciones Exteriores.
Sheinbaum, como resulta explicable, rechazó que hubiera la cargada en mención, negó que se utilizaran recursos públicos durante sus giras y dijo que las posturas de los gobernadores corresponden a su libertad de expresión, sin dados cargados.
Mientras tanto, a Palacio Nacional llegaban ayer en dos tiempos los líderes del sindicalismo tradicional magisterial: por la mañana, para acompañar al presidente López Obrador en el anuncio de un aumento salarial y, más tarde, en una comida con profesores merecedores de reconocimiento por antigüedad en el ejercicio docente, en la que hubo discursos del mandatario, la secretaria de Educación Pública y el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
En contrapartida, integrantes del sindicalismo disidente o no oficialista realizaron una marcha en la Ciudad de México e instalaron un plantón en la Plaza de la Constitución. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) mantiene un discurso crítico hacia la actual administración federal y exige la reinstalación de mesas de trabajo con autoridades para analizar diversas demandas.
Y, mientras el general secretario Luis Cresencio Sandoval esclarece el tema del departamento de lujo en Huixquilucan, que no por haber sido develado en determinado espacio X debe ser retóricamente ignorado, si no que, al contrario, requiere confirmación o desmentido, ¡hasta mañana!
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