El presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú, el 22 de diciembre, y el ex primer ministro, Boris Johnson, en Londres, el 6 de septiembre SERGEI GUNEYEV ISABEL INFANTES (AFP)

Boris Johnson decidió ser una de las voces más firmes contra la invasión de Ucrania desde un principio, y se aferró con fuerza a ese momento churchilliano para olvidar todos los escándalos que comenzaban a hundir de modo irreversible su breve mandato como primer ministro. Incluso ahora mantiene un deseo de acaparar protagonismo en esa batalla, que le lleva a provocar incidentes diplomáticos innecesarios. Johnson ha desatado la cólera del Kremlin al asegurar, en un documental de la BBC que se emitirá a las nueve de la noche de este lunes (diez de la noche en horario peninsular español), que Vladímir Putin llegó a amenazarle con lanzar un misil y provocar su muerte, si seguía presionando para evitar la invasión rusa de Ucrania. Fue durante una conversación telefónica “extraordinaria”, ha asegurado el ex primer ministro británico, el pasado 11 de febrero, en los días previos a que comenzara la guerra. “En un momento determinado me amenazó, y dijo: ‘Boris, no quiero hacerte daño, pero con un misil sería cuestión de un minuto’…o algo así”, ha contado Johnson, con la habitual ambigüedad de la que suele hacer gala, y que excusa ante sus defensores las meteduras de pata.

Porque el propio Johnson intenta matizar a continuación la gravedad de la acusación. “Creo que, por el tono relajado que estaba utilizando, el aire de despreocupación que parecía transmitir, se estaba limitando a seguirme el juego en mis intentos de que accediera a negociar”, explica el ex primer ministro en el documental.

Las matizaciones posteriores no han servido para calmar la irritación del Kremlin. Un portavoz del presidente ruso ha arremetido duramente contra Johnson y le ha tildado de mentiroso: “No hubo ninguna amenaza de misiles”, ha dicho Dmitri Peskov. “O bien se trata de una mentira intencionada —y habrá que preguntar al señor Johnson por qué ha decidido lanzarla—, o ha sido una mentira inconsciente, y realmente no entendía lo que Putin le estaba diciendo”.

Según ha relatado el mismo Johnson, la conversación giró en torno a la “catástrofe creciente” que supondría la guerra. Su mensaje a Putin, asegura, fue advertirle de que una previsible invasión solo supondría una nueva batería de sanciones por parte de Occidente y más tropas de la OTAN cerca de las fronteras rusas. Fue precisamente al debatir el papel de la alianza militar en el conflicto cuando, según sugiere el Kremlin, pudo surgir el malentendido de la conversación. El presidente ruso, según su portavoz, aseguró al político británico que, si Ucrania acababa ingresando en la OTAN, los misiles de la Alianza podrían alcanzar Moscú en minutos. Johnson, según su propia versión, aseguró a Putin que Ucrania no iba a incorporarse a la organización militar “en el futuro próximo”.

Popular en Ucrania
El entonces primer ministro británico entabló desde un principio una sólida amistad con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Sus conversaciones telefónicas eran casi diarias al principio de la invasión, y Johnson realizó varias visitas sorpresas a Kiev para mostrar públicamente su firme apoyo al Gobierno ucranio. La popularidad del político británico, como ha contado EL PAÍS, era cada vez mayor entre los ciudadanos del país invadido, al mismo tiempo que, en el Reino Unido, su intensa implicación con la defensa de Ucrania era vinculada por sus críticos y rivales con la necesidad de escapar y poner una cortina de humo sobre los escándalos que asediaban cada vez más su mandato.

Johnson viajó de nuevo a Ucrania el pasado 22 de enero, en otra visita sorpresa que le sirvió para reunirse con el presidente Zelenski. Coincidió esta vez con una nuevo escándalo en la prensa británica, en torno a la implicación del nuevo presidente de la BBC, Richard Sharp, a la hora de facilitar al ex primer ministro un crédito de casi un millón de euros, que le ayudara a pagar los elevados costes de su divorcio con Marine Wheeler, junto a la elevada factura de la nueva decoración emprendida en el apartamento oficial de Downing Street por Johnson y su actual esposa, Carrie.

El actual primer ministro, Rishi Sunak, expresó su apoyo a Johnson y respaldó la visita a Ucrania. “El señor Sunak siempre respaldará a todos los colegas que ayuden a dejar claro que el Reino Unido está detrás de Ucrania y siempre respaldará su lucha”, dijo entonces un portavoz de Downing Street.