Residentes hacen cola para llenar garrafas de agua en un parque de Kiev. Foto: SERGEI CHUZAVKOV (AFP)

La semana ha comenzado en Ucrania con ataques aéreos rusos sobre una docena de regiones de Ucrania. Los misiles han caído sobre Kiev y Járkov, las dos principales ciudades del país, y también en otras regiones como Zaporiyia, Dnipro, Odesa, Cherkasi, Poltava, Vinitsia, Chernivtsi, Kirovohrad o Khmelnitskii. Es el día 250º desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero y se convierte en un lunes de ataques intensos tras los que se produjeron el 10 y el 17 de octubre, cuando el principal objetivo —al igual que hoy, según las autoridades de Kiev— fueron las infraestructuras energéticas del país. Más allá de los misiles que sí han impactado, el Ministerio de Defensa ucranio asegura que ha conseguido derribar con sus sistemas antiaéreos 44 proyectiles (18 en el centro del país, 12 en el sur, nueve en el norte y cinco en el oeste). Uno de ellos incluso llegó a caer en territorio de la vecina Moldavia, junto a la frontera ucrania, sin causar víctimas, según la agencia Interfax. Otros, sin embargo, sí han llegado a su objetivo.

En redes sociales aparecen imágenes de los sistemas antiaéreos interceptando algunos de los misiles sobre Kiev. Una de las instalaciones atacadas en la principal, urbe del país ha sufrido daños que han dejado sin luz a 350.000 apartamentos, según el alcalde, Vitali Klichko. La empresa estatal y los servicios de emergencia, añade el primer edil en sus redes sociales, están tratando de restablecer el servicio. Varios barrios de la capital permanecen mientras tanto sin luz ni agua.

Hasta el 80% de la población de la ciudad, con unos tres millones de habitantes antes de la invasión, se ha quedado sin agua, según informa el diario Kiyv Independent, que cita a la empresa pública Kyivvodokanal. Las autoridades han pedido a la población que acumule agua o la compre dentro de sus posibilidades. En las fuentes públicas hay ciudadanos haciendo cola mientras rellenan garrafas y botellas de plástico que cargan en carritos, pero en los dos supermercados que ha visitado el enviado especial de EL PAÍS no había escasez de agua en las estanterías.

“En lugar de luchar en el campo de batalla, Rusia lucha contra civiles”, lamenta el Gobierno de Ucrania por medio de su ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, que en su cuenta de Twitter pide a Rusia que “no justifique estos ataques llamándolos ‘una respuesta”. Por su parte, Estados Unidos acusa a Rusia de llevar a cabo un nuevo ataque “bárbaro” empleando el frío y la oscuridad contra civiles, según ha denunciado en la misma red social la embajadora en Kiev, Bridget A. Brink.

Desde las siete de la mañana suenan las alarmas y llegan mensajes a los teléfonos móviles, advirtiendo del peligro y de la necesidad de ponerse a salvo en refugios ante la posibilidad de ataques en todo el país. Las autoridades de Ucrania activan esas alertas, que casi suenan a diario desde que comenzó la invasión, cuando detectan movimientos en el Ejército ruso como aviones de combate, misiles, drones o misiles de largo alcance. Aproximadamente una hora más tarde ha empezado a trascender la información sobre el impacto de proyectiles en diferentes regiones del norte, el sur, el este y el oeste. La compañía ferroviaria informa de retrasos en los trenes.

En Járkov, la segunda ciudad del país, permanece suspendido el servicio de metro. El gobernador de esa región del noreste, Oleh Siniehubov, acusa a Moscú de haber lanzado varios misiles S-300 desde la ciudad rusa de Belgorod, al otro lado de la frontera. En otras regiones, como en Zaporiyia, en el sureste, el gobernador, Oleksandr Staruj, ha informado de ataques llevados a cabo desde aviones de combate. En Dnipro, en el este, el gobernador, Valentin Reznichenko, ha informado de la muerte de una mujer.

Los gobernadores de algunas de las ciudades bombardeadas señalan a través de las redes sociales que, como en ocasiones anteriores a lo largo de octubre, han sido atacadas infraestructuras esenciales para el normal desarrollo de la vida de los ciudadanos. Desde el día 10, las tropas del Kremlin han intensificado su campaña para golpear la infraestructura energética de Ucrania, dañada ya en aproximadamente un 40% a las puertas de un invierno que se prevé durísimo tanto en el frente de batalla como para población de todo el país.

Los ataques de este lunes tienen lugar después de que, el sábado, la flota rusa atracada en el mar Negro delante de las costas de Sebastopol (península ucrania de Crimea, anexionada por Rusia) fuera atacada. Moscú anunció entonces que daba por suspendido el acuerdo por el que se permite exportar cereal desde Ucrania a decenas de países del mundo en el que ese grano es esencial para afrontar la crisis alimentaria.