José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, en una imagen de archivo. ALEJANDRINO GONZALEZ (AP)

Un juez ha absuelto a José Luis Abarca del secuestro de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero, en septiembre de 2014. Alcalde del municipio en el momento del ataque contra los estudiantes, detenido en noviembre de ese mismo año, seguirá en prisión. Señalado al menos de dos asesinatos y de ser parte de la red criminal de la región, el viejo político, cuadro emergente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en aquella época en Guerrero, enfrenta otros tres procesos judiciales.

Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, protagonizaron una de las primeras detenciones mediáticas del Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) en el contexto de las pesquisas por el caso Ayotzinapa. Ya entonces, los investigadores consideraban que el alcalde de Iguala estaba detrás del ataque contra los estudiantes normalistas, de ahí la acusación de secuestro.

La vieja Fiscalía le acusaba además del asesinato en 2013 de dos líderes sociales de la región de Iguala, Arturo Hernández Cardona y Justino Carvajal Salgado. La dependencia señalaba también la relación de Abarca con el grupo criminal Guerreros Unidos, que había operado sobre el terreno la desaparición de los 43. Por este último asunto, la Fiscalía le acusó de delincuencia organizada.

Abarca y Pineda quedaron presos entonces y no han vuelto a salir a la calle. En aquella época, una de las primeras hipótesis del ataque apuntaba a la política local. El 26 de septiembre, los estudiantes llegaron a Iguala a tomar autobuses para trasladarse días más tarde a Ciudad de México y participar en las marchas conmemorativa del 2 de octubre. Ocurrió, sin embargo, que la llegada del contingente estudiantil a Iguala coincidió con un acto político de Pineda, que preparaba su asalto a la presidencia municipal.

En esta lógica, el ataque de Guerreros Unidos, en cuya estructura figuraban familiares de Pineda, respondía al presunto boicoteo de los estudiantes. Esta hipótesis ha perdido fuerza con los años, sin embargo. Recientemente, la comisión que investiga el caso Ayotzinapa la descartó totalmente y señaló que la teoría más creíble era que Iguala era un polo logístico importante para el tráfico de drogas en la época. Y los autobuses, parte esencial de la logística.

En su informe sobre el caso presentado en agosto, la comisión señaló a Abarca como responsable del destino de los estudiantes. En el documento se establece: “A1 dio la orden de recuperar la mercancía: ‘me chingan a todos a discreción”. A1, dijo el responsable de la comisión, Alejandro Encinas, es el mismo Abarca. Según el informe, Abarca manda mensajes como el anterior o este último: “Mátalos a todos, Iguala es mío”.