FBI Director Christopher Wray waits to speak at a news conference, Wednesday, Aug. 10, 2022, in Omaha, Neb. (AP Photo/Charlie Neibergall)

El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, policía federal) de Estados Unidos, Christopher Wray, ha denunciado la creciente presión sobre la institución a raíz del registro que sus agentes realizaron el pasado lunes en la mansión de Florida del expresidente Donald Trump. En una rueda de prensa celebrada este miércoles en Omaha (Nebraska), Wray, que fue nombrado para el cargo por el republicano, ha pedido respeto a la labor de los agentes.

“La violencia contra las fuerzas de seguridad no es la respuesta, independientemente del motivo del enfado”, ha declarado Wray en la primera reacción pública a la polémica generada por el registro de la mansión de Mar-a-Lago. Wray evitó cualquier referencia directa al operativo amparándose en la discreción debida a los casos en marcha. Tras el allanamiento en busca de documentos secretos que supuestamente Trump se habría llevado consigo al dejar la Casa Blanca, los republicanos salieron en tromba en defensa del expresidente, con un creciente coro de críticas a la intervención de la agencia federal, a la que consideran herramienta política de la Administración de Joe Biden.

La advertencia de Wray se vio pronto confirmada por el intento de asalto por parte de un individuo armado a una sede del FBI en Cincinatti (Ohio), este jueves. El hombre se dio a la fuga sin lograr su propósito, pero la agencia calificó lo sucedido de “incidente crítico”. “Aproximadamente a las nueve de la mañana, un sujeto armado intentó forzar el control de acceso en el FBI de Cincinnati. Después de una alarma y una respuesta de los agentes especiales del FBI, el sujeto huyó hacia el norte por la carretera interestatal 71″, escribió en Twitter la oficina local. En su huida, se produjo un intercambio de disparos entre miembros de las fuerzas del orden y el asaltante, que llevaba chaleco antibalas. Tras abandonar el vehículo en el que huyó, el hombre se refugió en un maizal y fue rodeado por un amplio despliegue policial. Tras varias horas de confrontación, el individuo fue abatido por los agentes.

Wray, al frente del FBI desde 2017, ha afirmado que “siempre” está “preocupado” por las amenazas, que supuestamente han aumentado tras la redada en Mar-a-Lago. Ya el año pasado, tras el asalto al Capitolio del 6 de enero, ya alertó del incremento de los casos de terrorismo interno o nacional. “En los últimos años, hemos visto un aumento alarmante de la violencia contra las fuerzas de seguridad”, ha reconocido el responsable de la institución. Fuentes de los servicios de seguridad citados por la cadena ABC aseguran que las amenazas han aumentado y van dirigidas no solo contra la cúpula del FBI, sino también contra agentes de a pie. También ha confirmado esta tendencia la Asociación de Agentes de las Fuerzas Federales (FLEOA, por sus siglas en inglés).

Tras la redada en Mar-a-Lago, simpatizantes y partidarios de Trump convocaron protestas en las oficinas del organismo en Riverside, California y Washington, según ha comprobado el Instituto para el Diálogo Estratégico, un grupo que monitoriza grupos extremistas y discursos de odio. Según el citado organismo, seguidores de Trump están impulsando las propuestas, mientras que, según ha declarado a la cadena ABC John Cohen, exfuncionario del Departamento de Seguridad Nacional, las autoridades están preocupadas también al comprobar que ciertas figuras públicas están adoptando este discurso extremista.

Las fuerzas de seguridad se preparan, por tanto, para posibles actos de violencia con ocasión de las manifestaciones a favor de Trump que algunos partidarios están alentando, según Cohen. La situación es altamente inflamable. Esta misma semana, varios medios locales recogían el sombrío diagnóstico del analista Richard Haass, que preside el influyente Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, en sus siglas inglesas), según el cual las principales amenazas a EE UU no son Rusia, China, Corea del Norte o Irán, ni siquiera el terrorismo yihadista. “La amenaza más acuciante y significativa a la seguridad y la estabilidad de EE UU no procede de fuera, sino del interior del país”, escribe Haass en el prólogo de su nuevo libro. “Por segunda vez en la historia de EE UU, la amenaza de divisiones políticas ha planteado interrogantes sobre el futuro de la democracia estadounidense e incluso de los propios Estados Unidos”.