Fragmentos del llamado códice Cardona, que será subastado por la casa Ansorena de Madrid.

Desde hace décadas, el misterio rodea un documento de cientos de páginas que registra en papel amate “el fin del imperio azteca”. El llamado códice Cardona apareció en la década de los ochenta y llegó, tiempo después, a una colección privada en España. Según Arnold J. Bauer, uno de los investigadores que más ha estudiado la pieza, el libro fue confeccionado alrededor de 1550 por escribas mexicas. Otros académicos, sin embargo, ponen en duda la autenticidad del objeto y creen que su elaboración fue posterior. Este miércoles, la casa Ansorena, con sede en Madrid, lo ofrece en subasta con un precio de salida de 180.000 euros a pesar de que reconoce que existen “varios enigmas” alrededor del manuscrito ilustrado y de que el Gobierno mexicano ha denunciado que es “apócrifo”.

El historiador Arnold J. Bauer, ya fallecido, escribió en su libro The Search for the Codex Cardona (La búsqueda del códice Cardona) que el manuscrito fue hecho en México por escribas y artistas aztecas bajo la supervisión del clero católico. El objeto iba a ser un regalo para el rey Carlos I, según la investigación del académico. Bauer había recorrido México, Estados Unidos y Europa para documentar la procedencia del artefacto. Pero el mismo historiador reconoció en el libro publicado en 2009 que le faltaban certezas sobre algunos de los misterios del códice. Se desconoce, por ejemplo, qué pasó entre la fecha de la supuesta creación del objeto y su aparición pública en 1982.

Esa es una de las “alarmas” que levantó sospechas entre investigadores como Stephanie Woods, que en 2010 escribió un ensayo que revisa el libro de Bauer. Otra fue el uso de papel amate, que según explica la investigadora no era propio del género en esa época. Woods también llegó a cuestionar que se trate de un códice: “Concluyo que encaja mejor dentro del género de las relaciones, que transmiten información geográfica, social, política y económica sobre las jurisdicciones coloniales a la Corona en respuesta a preguntas puntuales”. “Puede que [Bauer] tenga razón, y espero que la tenga, pero no es posible verificar que el manuscrito es un producto del siglo XVI”, argumentó en el ensayo.

En los años ochenta, el códice había sido ofrecido a la universidad de Stanford por seis millones de dólares, pero las pruebas de laboratorio realizadas para determinar la edad de los pigmentos y del papel no fueron concluyentes y la institución educativa rechazó comprarlo. Mientras escribía su libro, Bauer descubrió que el objeto también había sido ofrecido a la casa de subastas Christie’s en Nueva York, a Sotheby’s en Londres y al Getty Museum de Los Ángeles, según una publicación de la universidad de California. En algún momento de aquellos años, el rastro del códice se volvió a perder hasta que apareció en una colección privada española en una fecha en que la casa de subastas no precisa.

“En cualquier caso”, defiende en su página web la casa que pretende vender el objeto este miércoles en una subasta virtual, “se trata de una obra monumental, de sumo interés, que tiene aún muchos secretos que desvelar”. La empresa también explica que el códice cuenta con 300 ilustraciones y mapas desplegables. En la descripción del lote, la firma española asegura que se trata de un “importante documento” que describe en detalle “los difíciles años del fin del imperio azteca y el asentamiento español en México”. Una vocera de la firma Ansorena ha aclarado a EL PAÍS por correo electrónico que la firma “en ningún momento indica la antigüedad de este códice, sino que lo presenta la venta por su importancia histórica”. En 2020, la casa de subastas ya había intentado comercializar el objeto sin éxito. Ese mismo año el Ministerio de Cultura español declaró el bien “inexportable”.

Tras la publicación del catálogo que incluye el llamado códice Cardona, el Gobierno mexicano denunció la subasta. “De acuerdo con las pesquisas y análisis de diversos estudiosos nacionales y extranjeros, los especialistas del INAH concluyen que es un documento apócrifo, sin la antigüedad y mucho menos la autenticidad con que se ofrece a la venta”, dijo en Twitter Beatriz Gutiérrez Müller, presidenta del Consejo Asesor de Memoria Histórica y Cultural. El Instituto Nacional de Antropología e Historia no ha dado a este periódico más información sobre la pieza y los análisis realizados, pero ha comunicado en redes sociales que el documento “tergiversa la historiografía”. La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, se sumó a la crítica: “La oferta de bienes, documentos históricos, piezas arqueológicas y paleontológicas falsas, es una práctica que fomenta el tráfico ilegal que vulnera y pone en riesgo al patrimonio”.

El Gobierno mexicano ha impulsado desde hace años, y especialmente durante este sexenio, la recuperación del patrimonio en el exterior. Los reclamos para recuperar piezas como el penacho de Moctezuma de Austria; los códices Cospi, Fiorentino o Magliabecchiano de Italia, o el códice de Dresde de Alemania están en el centro de la disputa entre México y otros países. Además, las pugnas con las casas de subasta son constantes. Este martes, por ejemplo, se denunció una subasta de 20 piezas en la casa francesa MIllon. La concientización ha sido la estrategia que mejor ha funcionado para la recuperación de objetos patrimoniales, según explicaron fuentes de la Secretaría de Exteriores a este periódico en febrero. En los primeros tres años de Gobierno se recuperaron más de 5.000 piezas prehispánicas que se encontraban dispersas por el mundo.