El líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon ha pedido a los franceses la mayoría parlamentaria para convertirse en primer ministro. JOEL SAGET (AFP)

El izquierdista Jean-Luc Mélenchon pidió este martes a los franceses que utilicen las legislativas del próximo junio como una “tercera vuelta” electoral para darle la mayoría a su formación y poder así ser primer ministro de quien gane la presidencia en la segunda ronda de las presidenciales este domingo, ya sea el centrista Emmanuel Macron o la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen, de quienes ejercería de ese modo como un contrapeso. El jefe de Francia Insumisa, que se negó nuevamente a pedir explícitamente el voto para el actual presidente, como han hecho otros partidos derrotados en la primera ronda, llamó también a las demás formaciones de izquierda a unirse en torno a su programa para formar una oposición fuerte en la Asamblea Nacional, en unas negociaciones que ya han comenzado, aunque con fuertes titubeos.

“Pido a los franceses que me elijan primer ministro y les pido para ello que den la mayoría a los diputados insumisos y de la Unión Popular”, dijo Mélenchon en referencia al nombre bajo el que se presentó a las elecciones presidenciales en la primera ronda, en la que quedó tercero con 7,7 millones de votos, muy por delante del resto de los partidos de izquierda pero por detrás de Macron y de Le Pen y, por tanto, descalificado para la ronda definitiva de este domingo.

En su primera entrevista desde la primera vuelta, en la cadena BFM TV, Mélenchon reiteró su llamamiento a no votar por Le Pen, pero evitó una vez más pedir explícitamente el voto para Macron el domingo. “No quiero que Le Pen gobierne el país y no quiero tampoco que Macron mantenga el poder, y tengo que resolver esa contradicción. Y solo puedo resolverla de una manera, diciendo que hay una tercera vuelta”, explicó Mélenchon. ¿Pero se imagina como primer ministro respondiendo ante una presidenta Le Pen?, le preguntó el entrevistador. “Vox populi, vox dei. Lo que decidan [los franceses], lo haré”, replicó el dirigente, y recordó que la Constitución estipula que, aunque el presidente “negocia y firma los tratados” y es el jefe de los ejércitos, es el primer ministro “el que conduce y dirige la política de la nación”.

Para ello, sin embargo, Mélenchon necesitaría una mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional (577 escaños) de la que, a día de hoy, está muy lejos. Aunque ya en 2017 logró ser la fuerza de izquierda más votada, en las legislativas, para las que se negó a negociar con otras formaciones, acabó teniendo solo 17 diputados, frente a los 28 de los socialistas, pese a que sus resultados en las presidenciales fueron peores.

A pesar de diversos intentos, los partidos de izquierda nunca lograron acordar una candidatura única para las presidenciales y llegaron a la primera vuelta más divididos que nunca y lanzándose duros reproches. Una situación que dificulta ahora el acercamiento de posiciones. La enorme distancia que separa a los mélenchonistas con su 21,9% de votos de las demás fuerzas de izquierda —Anne Hidalgo apenas logró el 1,7% de los votos para el Partido Socialista, los verdes de Yannick Jadot se situaron enun 4,6% y los comunistas de Fabien Roussel en un 2,28%— pone a estas en una situación de desventaja a la hora de negociar, lo cual no ha impedido que se revuelvan ante la exigencia de Mélenchon de que acepten su liderazgo y su programa, con el que ecologistas y socialistas mantienen fuertes discrepancias, sobre todo en materia de política exterior.

El jueves, Francia Insumisa envió sendas cartas a ecologistas y comunistas (no así a los socialistas) proponiéndoles abrir discusiones para formar una coalición de cara a las legislativas del 12 y 19 de junio. Eso sí, bajo sus condiciones: el “programa común compartido” deberá construirse “a partir del que haya logrado más votos en las presidenciales”, es decir, el mélenchonista. Las fuerzas de izquierda se presentarían bajo el nombre de “Unión Popular” y se repartirían las circunscripciones de manera prorrateada conforme a los resultados de la primera vuelta de las legislativas. Y tanto verdes como comunistas deben cesar los ataques a los insumisos, agregaron los emisores de una misiva que, además, dejó explícitamente fuera del juego a los socialistas, que este martes celebraron un congreso nacional para analizar la situación tras el descalabro electoral de la primera vuelta.

“Sería irrespetuoso escribirles porque han dicho claramente que no quieren estar con nosotros”, justificó la exclusión socialista el portavoz de Mélenchon, Alexis Corbière, pese a que el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, aseguró este fin de semana en Libération que su mano “está tendida” a Francia Insumisa. “Es hora de superar los rencores que existen”, afirmó.

Pero los recelos no se dan solo entre socialistas y mélenchonistas. La invitación a negociar no ha sido recibida tampoco como una carta blanca por los ecologistas.

Francia Insumisa puede lograr un grupo parlamentario “de oposición de izquierda para resistir pero sin verdaderos medios de acción”, o sea sin fuerza para cambiar las cosas, “o puede intentar tener de verdad un peso, convirtiéndose en el motor de una coalición mayoritaria capaz, formando juntos una mayoría en la Asamblea. Separados, nadie lo logrará”, respondió el secretario general de los ecologistas, Julien Bayou, a la invitación insumisa.