Un grupo de niñas en una escuela primaria de Kabul, el pasado mes de septiembre. DPA VÍA EUROPA PRESS (EUROPA PRESS)

El sueño de muchas adolescentes afganas de retomar su educación se ha frustrado de nuevo este miércoles, solo unas horas después de que las alumnas de más de 12 años pudieran volver a las clases de sus institutos, que desde el pasado agosto permanecían cerrados con la toma del poder por parte de los talibanes. Tras anunciar la reapertura de los colegios de secundaria y las universidades para las alumnas, el régimen fundamentalista afgano decidió de forma repentina su cierre. Decepcionadas, muchas jóvenes abandonaron las clases entre lágrimas.

“¿Qué hemos hecho mal? ¿Por qué las mujeres y las niñas tenemos que afrontar esta situación?”, se preguntaba la joven afgana Wajiha Amimi, que confesó a la Agencia France Presse (AFP) haber pasado “toda la noche haciendo y rehaciendo su mochila” escolar, emocionada ante la idea de retornar a su instituto. Una profesora de otra escuela femenina de Kabul, el colegio Omara Khan, confirmó que sus alumnas se pusieron a llorar cuando se les conminó a volver a casa después de haberse hecho a la idea de que podrían retomar su educación. En otro instituto de la capital afgana, la escuela Zarghona, las chicas, abatidas, cerraron sus libros y recogieron sus mochilas, también entre lágrimas, según el relato de la misma agencia de prensa.

Algunas estudiantes de un instituto de Kabul protestaron brevemente en la calle tras ser obligadas a abandonar su escuela, según testigos y activistas feministas citadas por AFP. “Se fueron cuando los talibanes llegaron y les dijeron que se marcharan a casa. Fue una manifestación pacífica” aseguró un comerciante.

El Gobierno afgano no dio ninguna explicación clara de su cambio repentino de postura. Previamente al anuncio de que las alumnas debían volver a casa, las autoridades habían organizado una ceremonia en la capital para celebrar el inicio del nuevo año escolar para estas adolescentes. El Ministerio de Educación anunció la semana pasada que las escuelas secundarias para todos los estudiantes, incluidas las niñas, abrirían el miércoles en todo el país después de meses de restricciones a la educación de las menores en edad escolar. El martes por la noche, un portavoz del Ministerio de Educación incluso publicó un vídeo felicitando a todos los estudiantes por su regreso a las clases.

Sin embargo, este miércoles, los colegios recibieron una nota del Ministerio de Educación en el que se ordenaba el cierre de las escuelas para niñas hasta que se elabore un plan de acuerdo con la ley islámica y la cultura afgana, según Bakhtar News, una agencia de noticias del Gobierno afgano. “Informamos a todas las escuelas secundarias de niñas y a las que tienen estudiantes femeninas por encima de sexto curso [12 años] que no tendrán clases hasta próxima orden”, rezaba la nota. En septiembre, algo más de un mes después del derrocamiento del anterior Gobierno afgano y de la toma del poder por parte de los talibanes, los niños de todas las edades y las niñas menores de esa edad empezaron el curso escolar con relativa normalidad.

La única explicación adicional a este anuncio repentino la ofreció el portavoz talibán Aziz Ahmad Rayan, que usó el mismo argumento utilizado hasta ahora para justificar el cierre de los institutos de secundaria y las universidades femeninas, es decir, la necesidad de garantizar que la escolarización de las niñas respete las normas de la religión islámica según la interpretación rigorista de los talibanes, especialmente la separación de sexos. Los activistas por los derechos de las mujeres y de las niñas afganas han argüido estos meses que se trata de un mero pretexto, toda vez que los estudiantes afganos ya estaban segregados por sexos en la mayor parte de los centros educativos incluso antes de la toma del poder por parte de los talibanes.

“En Afganistán, especialmente en las aldeas, la mentalidad no está preparada”, aseveró Aziz Ahmad Rayan, que aludió luego a “las restricciones culturales” y precisó que los principales portavoces del Emirato Islámico —como se autodenomina el régimen de los talibanes— ofrecerán “mejores explicaciones”. Una fuente de los talibanes entrevistada por France Presse en Kandahar, en el sur del país, cuna del movimiento fundamentalista, recalcó que las autoridades del país tenían la “responsabilidad de proporcionar educación e instalaciones educativas” apropiadas a los estudiantes.

El Ministerio de Educación afgano ha reconocido también que su administración afronta una escasez de profesores, después de que muchos docentes huyeran del país cuando la guerrilla fundamentalista derrocó al presidente Ashraf Ghani, respaldado por Occidente. “Necesitamos miles de profesores y para resolver este problema estamos intentando contratar nuevos docentes de forma temporal”, dijo el portavoz de los talibanes a la cadena Al Jazeera.

La Representante Especial de la ONU para Afganistán, Deborah Lyons, ha condenado la decisión de cerrar las escuelas secundarias para niñas y ha aseverado que esta medida “debilita la confianza en el compromiso de los talibanes”. Esta resolución de los fundamentalistas “socava aún más las esperanzas de las familias de un futuro mejor para sus hijas”, ha recalcado en un tuit.

Cuando los talibanes tomaron del poder, la comunidad internacional temió que las niñas se vieran excluidas totalmente de la educación, como ya sucedió durante su anterior período en el poder, entre 1996 y 2001. Desde agosto, si bien han permitido la escolarización de las menores en la educación primaria, los talibanes han pospuesto la reapertura de los institutos de secundaria y las universidades para mujeres. La comunidad internacional ha hecho del derecho a la educación para todos los niños afganos, sin distinción de sexo, una de las demandas clave en las negociaciones sobre la ayuda y el reconocimiento del régimen islamista.