Fotos: Especiales

CIUDAD DE MÉXICO. Trabajadores del Museo Nacional de Arte (Munal), dirigido por Carmen Gaitán Rojo, revelaron ayer a Excélsior que, durante las maniobras de construcción implementadas para colocar una velaria retráctil (lona) en la azotea del recinto, fueron salpicados con mezcla de cemento al menos cinco óleos resguardados en la bodega del recinto museográfico.

De acuerdo con los testimonios recabados, las piezas afectadas van de los siglos XVII al XIX, las cuales resultaron dañadas con diversos niveles de salpicaduras, luego de que varios chorros de mezcla se infiltraran, de forma inexplicable, hasta la bodega del recinto sin que hasta el momento las autoridades hayan explicado las causas del percance y las medidas a realizarse.

Entre las piezas dañadas, detallaron, está La anunciación y La presentación del niño al Templo, del pintor novohispano Baltasar de Echave y Orio; Dalila llama a los filisteos para entregarles a Sansón, de José Salomé Piña; Santos representados en un altar barroco, óleo anónimo del periodo novohispano; y Retrato ecuestre de Simón Bolívar, de Sóstenes Ortega Lozano.

Dalila llama a los filisteos para entregar a Sansón, (1851) de José Salomé Piña, presenta salpicaduras de cemento en la parte inferior de la pintura

El hecho sucedió ayer poco antes del mediodía cuando los encargados de la bodega notaron que chorros de cemento fresco que provenían de la azotea entraban a la bodega, pese a ser considerado el espacio más aislado y seguro del museo. En cuestión de segundos, la mezcla invadió algunas zonas del espacio y sin pensarlo mucho, los auxiliares colocaron trozos de plástico en las salidas del aire acondicionado y extrajeron algunas obras de su sitio para apartarlas de las zonas donde caía la mezcla.

En segundos la obra se detuvo, pero algunas piezas ya habían sido afectadas. La petición fue que se detuvieran los trabajos de manera permanente hasta que un grupo de expertos realice un diagnóstico, pero la respuesta de Ana Leticia Carpizo, subdirectora técnica del Munal, fue que la obra no puede ser detenida mucho tiempo, ya que la constructora sigue un cronograma y podría causar alguna sanción al museo.

Ante la negativa, los trabajadores recordaron que desde el pasado 1 de julio solicitaron a Gaitán y a Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), no sólo atender las filtraciones de agua reportadas por este diario desde septiembre pasado, sino también aportar información técnica sobre la lona retráctil.

Solicitamos a usted información necesaria acerca del proyecto de colocación de una velaria que se pretende instalar, ya que significa un peso adicional para el edificio, y consideramos (que) existen otras prioridades como la revisión de grietas y posible caída de piezas de balaustrada y adorno, como también de las instalaciones eléctricas”, se lee en el documento, sin que hasta el momento los trabajadores hayan obtenido respuesta.

Recordar que el pasado 22 de septiembre, la propia Gaitán envió una tarjeta informativa a Excélsior en la que admitió que requiere 8 millones de pesos para atender los problemas de filtraciones de humedad en el Munal y el deficiente funcionamiento de los equipos de aire acondicionado. “Como parte del programa integral de prevención y conservación se realizarán los trabajos de impermeabilización por un monto de 6 mdp, cuya licitación está por lanzarse, para atender no sólo la Sala 5, sino todo el museo, y se destinarán 2 mdp más para equipos de aire acondicionado”, expresó, sin que haya informado el seguimiento.

Por último, Gaitán aseguró que la colocación de dicha lona es un proyecto promovido por el patronato del museo y avalado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Seduvi y el propio INBAL, la cual será utilizada para “actividades culturales paralelas a las exposiciones”.

La tarde de ayer, Dolores Martínez Orralde, subdirectora general de Patrimonio Artístico Mueble del INBAL, acudió a la bodega del Munal para evaluar la situación. En el sitio encontró una veintena de óleos de gran formato apoyados sobre trozos de unicel a un costado de los racks metálicos donde se resguardaban las piezas, pero hasta el cierre de esta edición el INBAL no emitió información al respecto.