Imagen aérea del pueblo de Lianbo, en el norte de la provincia china de Shanxi, este domingo, por la crecida del río Amarillo. ZHAN YAN (AP)

Las lluvias torrenciales que desde la semana pasada azotan con dureza la provincia de Shanxi, en el norte de China, afectan ya a cerca de dos millones de residentes y han obligado a evacuar a más de 120.000 personas, mientras que al menos cinco personas han muerto a causa de los desprendimientos. Pero las consecuencias de este desastre meteorológico no se quedan ahí. Las fuertes precipitaciones también han conducido al cierre temporal de más de 80 minas de carbón, lo que no hace más que añadir presión al país, que desde finales de septiembre hace frente a la escasez energética.

Hasta 87 minas de carbón, 372 minas de otros minerales y 14 fábricas de agentes químicos peligrosos han suspendido sus operaciones. Shanxi, de unos 36 millones de habitantes, es una de las principales zonas productoras de carbón de China, junto a su vecina Shaanxi (donde también se están registrando fuertes lluvias) y Mongolia Interior. Las autoridades regionales no han ofrecido datos sobre cuánto representa la capacidad de producción de dichas minas. La catástrofe meteorológica aumenta la incertidumbre sobre la posible escasez de combustible en el país, a un mes de que se pongan en marcha las calefacciones del norte de la nación.

La situación no hace más que añadir presión al gigante asiático, que se encuentra lidiando con una crisis energética que ha provocado que hasta 21 provincias de la parte continental adopten algún tipo de medida de racionamiento de la electricidad a sus industrias y que ha sumido una parte del territorio en una ola de apagones sin precedentes. Según informa Bloomberg, a finales de septiembre, el gobierno ordenó a más de 200 minas en Shanxi y Mongolia Interior aumentar su capacidad de producción y priorizar el suministro a las centrales eléctricas del noreste de China, incluso permitiéndoles superar las cuotas anuales impuestas para cumplir con sus objetivos medioambientales.

A pesar de que las centrales eléctricas de carbón garantizan el 70% del servicio eléctrico del gigante asiático, Pekín lleva años disminuyendo las inversiones en este sector para cumplir con su promesa de alcanzar el pico de emisiones para 2030. Aunque varias provincias se dieron de inmediato a la tarea de cumplir con los estrictos objetivos de consumo de energía en virtud de la política trazada por el gobierno central, aquellas que incumplieron las normativas en el primer semestre de 2021 se han visto en la obligación de racionar el uso de energía. El coste al alza del carbón, así como los controles gubernamentales sobre los precios que pueden establecer los productores, han traído como resultado una mayor restricción del suministro energético.

Los futuros del carbón térmico de China se dispararon un 8% no más comenzar las transacciones bursátiles este lunes, hasta alcanzar su tope diario. Analistas locales ya revelaban el pasado viernes que más del 70% de las centrales eléctricas de carbón del país han registrado pérdidas debido a los elevados precios a los que se está cotizando este combustible fósil.

La árida Shanxi lleva registrando desde principios de mes precipitaciones cinco veces más abundantes que de costumbre. Los pluviómetros de Taiyuan, la capital provincial, mostraron la semana pasada un promedio de 185,6 milímetros de agua, un aumento exponencial en comparación con los 25 milímetros de media que se registraron en los meses de octubre entre los años 1981 y 2010.

El departamento de gestión de emergencias de Shanxi comunicó el domingo que alrededor de 1,76 millones de residentes de 76 condados, ciudades y distritos se han visto afectados y que más de 120.100 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas. El rotativo South China Morning Post informa que, entre los evacuados, se encuentran unos 15.000 habitantes de ocho pueblos cercanos al río Wuma, después de que varias presas colapsaran por el aumento de la presión del agua.

El periódico añade que las fuertes lluvias también han destruido los cimientos de un puente sobre el río Changyuan, por el que pasaban las vías de varios trenes clave para el transporte de combustible a otras provincias. Parte de los raíles han quedado inutilizados, lo que supone una traba más a la hora de transportar toneladas de carbón a otras provincias. Los medios locales reportan que se han derrumbado más de 17.000 edificios y que unas 190.000 hectáreas de cultivo han sido dañadas. Las autoridades provinciales han anunciado que destinarán un paquete de ayuda de unos 20 millones de yuanes (más de dos millones y medio de euros) a las labores de emergencia y rescate.

Desastres naturales
Las inundaciones y desprendimientos han ocasionado innumerables daños materiales, con algunos de los tesoros culturales de la nación engrosando la lista de edificaciones o lugares con daños. Funcionarios de emergencias anunciaron el viernes el cierre temporal de 166 lugares turísticos. Las fuertes lluvias han destruido parte de la muralla de la ciudad antigua de Pingyao, patrimonio de la humanidad de la UNESCO desde 1997, y han causado estragos en algunas áreas el templo de Jinci, el complejo de templos más antiguo del país, con más de 1.400 años de historia, ubicado en Taiyuan.

Mientras, en la vecina Shaanxi, en el oeste de Shanxi, más de 18.000 personas también han sido evacuadas después de que estallase una presa en el río Luo, uno de los principales afluentes del río Amarillo, el segundo más largo de China. De acuerdo con los datos del Ministerio de Recursos Hídricos, el río Amarillo, que parte de su recorrido pasa por las provincias de Shaanxi y Shanxi, se encuentra en su tercera crecida del año. Según informa la cadena estatal CGTN, su caudal es el más abundante en cuatro décadas.

De acuerdo con South China Morning Post, el domingo el Ministerio de Gestión de Emergencias publicó un informe sobre los desastres naturales en los tres primeros trimestres del año. En el documento se concluye que el país ha experimentado en lo que va de 2021 más lluvias torrenciales que de costumbre. Entre enero y septiembre, el total de fallecidos o desaparecidos a causa de catástrofes naturales fue de 792, un descenso del 14% en comparación con el promedio del último quinquenio. Sin embargo, en el caso específico de los decesos a causa de lluvias o inundaciones, la cifra ha experimentado un aumento del 70% este calendario. A mediados y finales de julio, precipitaciones extremas azotaron la provincia central china de Henan, con un saldo de 302 decesos y 50 desaparecidos. Entre los muertos, se cuentan 15 personas ahogadas en el metro de Zhengzhou, la capital provincial.