La congregación de los Legionarios de Cristo y sus miembros han montado en la última década un estructura offshore que movió millones de pesos en México. Bajo una rebuscada estructura escondían empresas bajo otras empresas como si se tratase de muñecas rusas, con el fin de ocultar que el beneficiario de todos esos negocios era una de las órdenes religiosas más poderosas del mundo. Los Papeles de Pandora, la última filtración a la que ha tenido acceso el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) y en la que ha participado EL PAÍS, revelan cómo las entidades que usaban invirtieron al menos 383 millones de pesos (18,5 millones de dólares) en una exótica cartera en México que incluía desde exploración petrolera hasta suplementos alimenticios, fondos de inversión especializados en inteligencia artificial o producción de películas.

La red de fideicomisos y subsidiarias montada por sacerdotes y empresarios cercanos a la congregación alcanzó a mover unos 295 millones de dólares por cuatro continentes. Dos empresas radicadas en Reino Unido eran las encargadas de llevar adelante las operaciones comerciales. El dinero que utilizaban venía de préstamos sin intereses que le realizaban AlfaOmega Trust y Salus Trust, dos fideicomisos abiertos en Nueva Zelanda por el histórico arquitecto de las finanzas legionarias, Luis Garza Medina, y dos de sus hermanos. El beneficiario final de toda la estructura, quien se llevaba las ganancias, era un tercer fideicomiso creado por la orden religiosa, de acuerdo con los más de mil correos, actas y contratos que formaron parte de esta investigación. Los Legionarios de Cristo rechazan tener dominio sobre los fideicomisos que realizaban las inversiones, solo admiten tener control sobre el que recibía todos los beneficios (RMCT), y aseguran que sería incorrecto acreditar a ellos los movimientos financieros.

El dinero fluía a través de cuentas en bancos suizos hacia inversiones principalmente en México y Estados Unidos. Una de las subsidiarias que utilizaban, AOG Investments, reportó ante el registro británico haber invertido hasta el año 2019 unos 20,2 millones de dólares en empresas mexicanas. En la lista aparecen desde la Unión de Créditos Industriales de Nuevo León —una suerte de banco del sector industrial en el Estado norteño—, hasta empresas que brindan hipotecas o proyectos de desarrollo de hogares para adultos mayores en todo el país. Ni la congregación ni los administradores de los fideicomisos han querido aclarar si los movimientos fueron reportados ante las autoridades fiscales mexicanas.

Los reportes financieros desglosan el dinero que pusieron en cada proyecto. La inversión más grande que realizaron hasta ese año fue a la compañía mexicana Jaguar Holding. Esta empresa, una energética dedicada a explorar pozos petroleros, fue creada en febrero de 2012, unos meses después de la formación de los fideicomisos en Nueva Zelanda. Todos los nombres registrados en esa entidad son familiares de Garza Medina. Su hermano, el empresario Dionisio Garza Medina, que durante años recaudó donaciones para la congregación, aparece como presidente de Jaguar Holding, según el acta constitutiva. La compañía promociona en su sitio web que cuenta actualmente con 60 pozos petroleros, más de 200 trabajadores y tiene presencia en todos los Estados del Golfo de México. “Tenemos el potencial para convertirnos en la compañía privada de exploración, desarrollo y producción terrestre más grande y diversificada de México”, anuncian.

Luis Garza Medina, miembro de los Legionarios de Cristo, y su hermano Dionisio Garza Medina.

El 4 de noviembre de 2016, el administrador de estos fideicomisos ligados a los legionarios emitió una resolución en la que detallaba una inversión de 60.000 dólares en un proyecto llamado Jaguar Energía. “Involucra la exploración de pozos petroleros en Trinidad y Tobago”, explicaba el documento. No fue la única inversión que realizaron en esa compañía mexicana. Las resoluciones se repitieron cada tres o cuatro meses a lo largo de varios años y variaban muchísimo en los montos. En total, los fideicomisos pusieron más de 6,8 millones de dólares en esa empresa perteneciente a los Garza Medina.

Un portavoz de Dionisio Garza Medina ha dicho que el empresario “no puede opinar sobre decisiones familiares privadas”, pero que AlfaOmega fue creado para “apoyar a sacerdotes y consagrados católicos jubilados y necesitados, así como también apoyar proyectos sociales, caritativos y espirituales basados en las enseñanzas católicas”. Sin embargo, admite el vocero, la relación de Dionisio Garza Medina con los Legionarios de Cristo, el beneficiario de su fideicomiso, se limita a que su hermano es sacerdote en la congregación.

El dinero de la arquitectura offshore se movía siempre en los mismos círculos, y muchas de las inversiones iban a parar a los bolsillos de miembros de la congregación o del Regnum Christi, el movimiento laico de la Legión. Ejemplo de esto es una recomendación de inversión en diciembre de 2018. El asesor financiero aconsejó poner dos millones de pesos en 123Mobilité, una compañía de servicios médicos especializada en rehabilitación física. Según el registro público comercial, el 40% de las acciones de esa compañía pertenece a otra empresa propiedad de una hermana de Luis Garza Medina y su marido, activos colaboradores del movimiento legionario. Para 2019, la subsidiaria había inyectado al menos 6,5 millones de pesos en 123Mobilité.

Por esa misma época, la arquitectura financiera legionaria inyectó 1,2 millones de pesos en Rubik Venture, un fondo de inversión mexicano dedicado principalmente a la tecnología, a la inteligencia artificial y al internet de las cosas. Hasta 2019 el monto que se había invertido en esa empresa era de 2,8 millones de pesos, de acuerdo al registro comercial británico. Los suplementos alimenticios también cautivaron la atención y el dinero de la estructura offshore. Al menos 3,3 millones de pesos fueron inyectados en los últimos años en Nutrición Para Tu Vida Plena, una empresa de Monterrey que vende multivitamínicos y proteínas saborizadas.

Otra gran apuesta de las offshore creadas por los Garza Medina fue Villa Plata, una residencia para adultos mayores en Guadalajara. Allí pusieron al menos 650.000 pesos y detrás de las empresas que hicieron la operación estaban nuevamente los familiares de Garza Medina. A pesar de que los mismos personajes aparecen una y otra vez, un portavoz del sacerdote asegura que ni Luis Garza Medina ni su familia tienen acceso al capital de las offshore. Tampoco tienen gerencia sobre dónde y en qué sumas invierten el dinero que va a parar a sus propias empresas, aseguran.

Los nombres también se repiten en las estructuras de las muñecas rusas. Algunas de las inversiones, por ejemplo, se realizaban a través de un fondo con base en Monterrey, cuyo director había fundado varias sociedades que utilizaban para mover el dinero. El empresario Marcelo Benítez Albo, promocionan en un sitio web, ha estado a cargo de las finanzas de una organización que “maneja más de 150 escuelas y 20 universidades en 23 países”, en referencia a la red educativa de la Legión de Cristo. Además, “es fundador y miembro del consejo asesor de Fidelis International Institute”, detallan acerca del instituto de ética empresarial que utilizan para reclutar benefactores a la Legión. Benítez Albo, que asegura no ser miembro de los Legionarios, es uno de los operadores de la millonaria estructura offshore. Consultado sobre este tema, el empresario evadió aclarar su relación con la congregación, pero ha admitido la creación en 2005 de Fidelis, bajo la idea de aplicar a las inversiones un “filtrado ético basado en los principios judeo-católicos”.

Pese a la variedad que alcanzó la cartera de inversiones de la Legión de Cristo, el área educativa y cultural siempre mantuvo un lugar privilegiado. En diciembre de 2018, por ejemplo, invirtieron un millón de pesos en Tilma Films, una empresa hispano-mexicana que se dedica a realizar películas. Un documento que detalla las inversiones explica que el dinero a esa productora de cine iba por la película Tepeyac, un film de animación sobre el encuentro entre la Virgen de Guadalupe y Juan Diego, un indígena mexicano canonizado en 2002. Como esa, muchas otras apuestas financieras en México estaban relacionadas con proyectos educativos, la fuente inagotable de recursos en la historia de la Legión.

En la elaboración de esta investigación colaboraron Spencer Woodman (ICIJ), Andrea Cárdenas (Quinto Elemento Lab), Mathieu Tourliere (Proceso), Leo Sisti (L’Espresso).