Boris Johnson y Emmanuel Macron en un encuentro en junio de 2020 en Londres.POOL / REUTERS

El primer ministro británico, Boris Johnson, ha asegurado este viernes al presidente francés, Emmanuel Macron, que a pesar de la crisis de los submarinos quiere “restablecer la cooperación” entre los dos países en un amplio abanico de temas, incluidos intereses geoestratégicos. La conversación se ha celebrado “a petición” del jefe de Gobierno británico, ha subrayado el Elíseo al anunciar la charla, que se ha desarrollado dos días después de otra entrevista telefónica entre Macron y el presidente estadounidense, Joe Biden.

París acusa a Londres, junto con Washington y Canberra, de haber jugado sucio y traicionado su confianza —y, de paso, la europea— al arrebatarle en secreto a Francia un multimillonario contrato para construir submarinos para Australia. El acuerdo entre los tres países, conocido como Aukus por sus siglas en inglés, ha generado una fuerte crisis diplomática a varias bandas que las capitales implicadas están tratando de solucionar desde hace una semana.

“Johnson ha manifestado su intención de restablecer una cooperación entre Francia y Reino Unido, conforme a nuestros valores y a nuestros intereses comunes (medioambiente, Indopacífico, lucha contra el terrorismo, etc.)”, ha revelado el Elíseo este viernes. De acuerdo con la versión oficial francesa, Macron “le ha respondido que estaba a la espera de sus propuestas”.

La réplica notablemente seca del mandatario francés es una muestra más del gran enfado que ha provocado en Francia la crisis de los submarinos, en la que París ve un intento sobre todo de Washington, pero también de Londres, de dejarlo a un lado en una zona de importancia geoestratégica clave como es la región del Indopacífico. No ha ayudado tampoco el tono previo de Johnson, quien esta misma semana, durante su visita a Washington, bromeó sobre el enfado de París y llamó a Francia a calmarse. “Donnez-moi un break (denme un respiro)”, dijo ante las cámaras en una jocosa mezcla de inglés y francés que en París hizo muy poca gracia.

Francia no ha ahorrado en gestos para mostrar su enfado con Londres, aunque considere que el papel de este es menor en la “puñalada por la espalda” que según París le dieron Estados Unidos y Australia.