El ministro del Interior francés, Gerald Darmanin, durante un acto en una comisaria el 26 de julio en Saint-Dizier.FRANCOIS NASCIMBENI / AFP

Un cura católico ha sido asesinado este lunes en el oeste de Francia, según ha anunciado el ministro del Interior, Gérald Darmanin. El presunto autor del crimen, que por el momento no parece tener un origen terrorista, es un refugiado ruandés que estaba a espera de juicio por haber prendido fuego hace justo un año a la catedral de Nantes y que se ha entregado a las autoridades. A menos de un año de las elecciones presidenciales, el origen foráneo del sospechoso ha sido rápidamente utilizado por la líder de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, y otros políticos conservadores para criticar la “fracasada” política migratoria del Gobierno de Emmanuel Macron.

Según las primeras informaciones difundidas por la prensa francesa, un hombre se presentó a media mañana ante la gendarmería de Mortagne-sur-Sèvre, al sur de Nantes, y “dijo haber matado a un religioso”. Cuando los agentes se desplazaron hasta el lugar de los hechos, se encontraron con el cuerpo de un sacerdote de los hermanos misioneros de Montfortains. Según ha confirmado la diócesis de Vendée, la víctima es Olivier Maire, superior provincial de los misioneros de Montfortains, de 60 años.

El sospechoso del crimen, cuyas circunstancias aún no han sido reveladas, aunque por ahora no se prioriza un móvil terrorista, es un hombre de nacionalidad ruandesa que llevaba un año bajo control judicial a la espera de ser juzgado por el incendio provocado de la catedral de Nantes en julio del año pasado. Según trascendió en aquel entonces, el hombre, de hoy unos 40 años, llevaba en Francia desde 2012 y trabajaba como monaguillo de la catedral. Estaba bajo orden de expulsión desde marzo de 2020, pero su imputación en el incendio detuvo el procedimiento, ya que estaba pendiente de juicio. Desde su puesta en libertad bajo vigilancia judicial, llevaba al menos “varios meses” acogido por el cura ahora asesinado.

El estatus del presunto asesino ha sido rápidamente utilizado por la líder ultraderechista Marine Le Pen, a quien las encuestas sitúan en la segunda vuelta de las presidenciales, para criticar la política de quien a día de hoy se sitúa como su principal rival para ocupar el Elíseo, su actual inquilino, Emmanuel Macron.

“En Francia se puede ser clandestino, incendiar la catedral de Nantes, no ser expulsado jamás y reincidir asesinando a un cura. Lo que pasa en nuestro país es de una gravedad sin precedentes”, ha criticado la líder del RN en un tuit. El ministro del Interior, que se desplazará en la tarde hasta la localidad del “dramático asesinato”, no ha tardado en clamar contra la “indignidad” del mensaje de Le Pen, a quien ha acusado de “crear polémica sin conocer los hechos”. Según ha indicado en otro tuit, con el que indirectamente confirmaba la autoría del crimen, es que “este extranjero no era expulsable pese a su orden de expulsión, puesto que no se había levantado su control judicial”.

Un argumento que no ha impedido que otro posible presidenciable, el conservador Laurent Wauquiez, de Los Republicanos, también haya aprovechado el suceso para criticar la política oficial. “Este hombre no debería haber podido entrar jamás en Francia y menos aún permanecer tras el incendio de la catedral de Nantes”, ha escrito en la misma red social. “Tenemos a la vista las consecuencias de nuestra cobardía y ceguera”, ha agregado.