La colombiana Mariana Pajón celebra su actuación, este viernes.JOSÉ MÉNDEZ / EFE

La reina mundial del BMX es colombiana, pero ya no es indestronable. Mariana Pajón, quien después de ganar su primera medalla olímpica hace ya nueve años se tatuó los cinco anillos en su muñeca derecha, ganó la medalla de plata este viernes en el Ariake Urban Park de Tokio y cedió su corona a la británica Bethany Shriever. Así se consolidó como una histórica de las justas, pero se quedó a un paso de sumar su tercer oro consecutivo. Su compatriota Carlos Alberto Ramírez también repitió medalla de bronce al acabar tercero en la categoría masculina.

Pajón (Medellín, 29 años) llegó a Tokio como bicampeona olímpica, después de colgarse la medalla dorada tanto en Londres como en Río de Janeiro. No desentonó en una pista larga y muy técnica para la que se preparó con esmero y disciplina, aunque llegó segunda detrás de la joven Shriever, de 22 años, quien se ha confesado como su admiradora, y por delante de la holandesa Merel Smulders, que se quedó con el bronce. La presea de este viernes, aunque sea de plata, tiene un sabor especial para la bicicrosista sudamericana de 1,58 metros de altura apodada la ‘hormiga atómica’ por su velocidad y potencia.

“Esta es una plata que vale oro. Estar solamente acá en unos Juegos Olímpicos, coja pero estar acá, después de todo lo que tuve que pasar, vale oro”, declaró emocionada, al borde de las lágrimas, la única colombiana que ha sumado tres medallas. La propia Pajón, que atravesó largos periodos de lesiones en los últimos años, ha señalado que le convino el aplazamiento de las justas para llegar en mejores condiciones.

Acostumbrada a caer y levantarse, la múltiple campeona mundial ha sufrido todo tipo de golpes en los 20 años que lleva compitiendo al más alto nivel. Se ha fracturado desde la clavícula hasta el tobillo, pero en Tokio ha demostrado su madurez. Pajón, o simplemente Mariana, como muchos se refieren a ella en Colombia, es una de las deportistas más queridas, y ganadoras, de su país. Logró su primer título a los nueve años en una competencia en Argentina en la que era la única mujer, y desde entonces no ha parado de acumular hazañas sobre la bicicleta.

Después de haberse rotó los ligamentos de la rodilla en el 2018, una lesión inusual en el BMX, Pajón se recuperó, inspirada en el futbolista Falcao García, según ha contado, a tiempo para acercarse a su mejor nivel. Logró el oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, y el pasado mayo ganó la Copa del Mundo de BMX, lo que le permitió recuperar el primer lugar del escalafón de la Unión Ciclista Internacional del que se había visto desplazada.

En una jornada accidentada que vio a varios competidores caer aparatosamente en las mangas clasificatorias, tanto en hombres como mujeres, Colombia también disputó la final masculina con Carlos Alberto Ramírez (Medellín, 27 años), medallista de bronce en Río de Janeiro, quien logró asegurar ese tercer lugar por segundos juegos consecutivos. Ganó el holandés Niek Kimmann seguido por el británico Kye Whyte.

Junto a la saltadora de triple Caterine Ibargüen (Apartadó, 37 años), quien también llegó a Tokio como campeona vigente y este viernes se clasificó a las finales, las dos antioqueñas son las grandes estrellas de la representación colombiana. A ellas se suma un joven atleta, el velocista Anthony Zambrano (Maicao, 23 años), con buenas posibilidades en los 400 metros planos después de su plata en el mundial de Doha 2019 y el oro en los Panamericanos de ese año. Luego de haber alcanzado tres oros en Brasil, y un total de ocho medallas, el anhelo del Comité Olímpico Colombiano (COC) de acercarse a una decena de preseas en Japón parece lejano. Colombia solo había sumado hasta el momento otra plata, la del pesista Luis Javier Mosquera en la categoría de 67 kilogramos. Y grandes esperanzas de preseas como la pesista Mercedes Pérez o la pareja de tenistas Robert Farah y Juan Sebastián Cabal, especialistas en dobles, ya se despidieron de las justas. De momento, Colombia festeja, como ya se ha hecho costumbre, la conquista de su ‘hormiga atómica’.