La oficina de Microsoft de Pekín, en agosto de 2020.NG HAN GUAN / AP

Estados Unidos, la Unión Europea y los países aliados de la OTAN han acusado este lunes al régimen chino como responsable de una serie de una campaña global de ataques informáticos -entre ellos, el pirateo de los sistemas de correo electrónico de Microsoft, hecho público hace unos meses- y de actuar en conchabanza con grupos de cibercriminales dedicados a la extorsión de empresas y organismos públicos. Se trata de la primera declaración de la OTAN que señala a Pekín como responsable de agresiones informática. La denuncia conjunta, aunque no plantea ninguna sanción ni represalia hacia Pekín, marca el giro hacia un tono más duro por parte de los aliados de Washington.

La Administración de Joe Biden aprovechó el pasado junio, durante su primera gira europea como presidente, más determinación de las democracias liberales hacia las “las actividades dañinas” del régimen. En la cumbre de la OTAN en Bruselas, unos de las paradas del viaje, los países miembro señalaron a China como uno de los grandes desafíos de seguridad global. En su comunicado de este lunes, la alianza un hizo un llamamiento “a todos los Estados, incluida China, para que respeten sus compromisos y obligaciones internacionales y actúen con responsabilidad en el sistema internacional, incluido el ciberespacio”.

Estados Unidos señala que el Ministerio de Seguridad Pública de China ha estado colaborando con piratas informáticos dedicados a la extorsión de empresas e instituciones mediante los llamados ataques ransomware, en la jerga tecnológica, que consisten en penetrar en los sistemas de los organismos para encriptar la información y pedir un rescate por ella, como en un secuestro. La ciberseguridad es una preocupación creciente en Estados Unidos, que ha sufrido recientemente el asalto a una infraestructura tan estratégica como el gran oleoducto de Colonial, una arteria energética que tuvo que cesar su actividad durante unos días por el ataque de un grupo criminal civil. En ese caso, Washington señaló al Kremlin por no poner coto a este tipo de delincuentes, alegando que operan desde Rusia.

“Estados Unidos y países de todo el mundo están haciendo responsable a la República Popular de China por su patrón de comportamiento irresponsable, disruptivo y desestabilizador en el ciberespacio”, dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, un modo de actuar que, añadió, “supone una gran amenaza para nuestra seguridad nacional y económica”. La Casa Blanca señaló también quee ese “patrón de comportamiento irresponsable” de Pekín resulta “incoherente” con su objetivo de ser visto “como un líder responsable en el mundo”.

El Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, dijo en un comunicado en nombre de los Veintisiete que la UE continúa urgiendo a China a que “no permita que su territorio se utilice para actividades cibernéticas maliciosas”.

En paralelo a la denuncia política coordinada, el Departamento de Justicia de Estados anunció la imputación de cuatro funcionarios chinos por una campaña global de pirateo dirigida a decenas de emrpesas, uuniversidades y agencia gubernamentales por hechos cometidos entre los años 2011 y 2018 centrados en la obtención de información que podía beneficiar los intereses de empresas chinas.

Microsoft informó a principios de marzo de que tanto grandes empresas como agencias gubernamentales que utilizan el servicio de correo de la empresa habían visto comprometida su seguridad en una operación que ya entonces consideraban vinculada al régimen de Xi Jinping. En concreto, afirmó que los piratas del grupo Hafnium, que opera desde China, estaban explotando brechas de seguridad en los servicios de mensajería Exchange para robar datos de los usuarios comerciales. Se calcula que hubo un mínimo de 30.000 organizaciones víctimas y algunos cálculos elevan la cifra de afectados hasta los 250.000.

Esta iniciativa abre otro frente entre China y Estados Unidos, potencias enfrentadas en los terrenos comercial y tecnológico, así como en la carrera armamentística y hasta en la espacial, que viven el peor momento de sus relaciones en décadas. Desde que llegó a la Casa Blanca, además, Joe Biden ha redoblado sus denuncias ante la escalada autoritaria de Pekín y la violación de derechos humanos. El presidente intenta que el resto de aliados también eleven la presión, pese a la importancia del gigante asiático como socio comercial. Esta semana la Casa Blanca también apuntó a China y a Rusia como origen de la desinformación relativa a las vacunas contra el coronavirus.

“Un grupo inédito de aliados y socios, incluyendo la Unión Europea, Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y la OTAN, se unirán a Estados Unidos para exponer las actividades cibernéticas maliciosas del Ministerio de la Seguridad chino”, había avanzado una fuente de la Administración estadounidense en una llamada telefónica a la prensa poco antes del anuncio formal.