Lo que parecía un día normal en la redacción del diario Excélsior, terminó en tragedia. La noche del 30 de mayo de 1984, el periodista y columnista Manuel Buendía Tellezgirón (Michoacán, 1926), fue asesinado de cinco tiros en la espalda, en el cruce de las transitadas avenidas Insurgentes y Reforma, muy cerca de la célebre esquina de la información, en el centro de Ciudad de México.

37 años más tarde, Red Privada: ¿Quién mató a Manuel Buendía?, un documental estrenado en Netflix este 14 de julio, busca desentrañar las hipótesis tras el asesinato del reconocido periodista mexicano. Narrado por el actor Daniel Giménez Cacho y dirigido por Manuel Alcalá. El director relata que dio con la historia del periodista al documentarse para la película Museo (2018), de la que fue guionista y productor, cuando se encontró continuamente en los periódicos con el nombre de José Antonio Zorrilla, entonces jefe de la Policía federal y presunto responsable intelectual del asesinato del comunicador.

El también periodista Miguel Ángel Granados Chapa relata en su libro Buendía: El primer asesinato de la narcopolítica en México, que el perpetrador de su muerte desfilo en sus funerales para pasar por alto como sospechoso. “Zorrilla parecía haber cometido el crimen perfecto. Presidía el funeral de su víctima y se le había confiado la investigación del asesinato, perpetrado apenas horas antes por agentes a sus órdenes”.

Ante la ineficacia policial en la investigación del asesinato de Buendía, la fundación que dirige su viuda ha hecho público un informe en el que expone los temas que el columnista del Excélsior llevaba entre manos en el momento de su muerte: tráfico de drogas, actividades de la CIA, la venta de armas a Centroamérica y las actuaciones del grupo ultraderechista Los Tecos.

El periodista michoacano era un duro crítico del Gobierno en el poder. En 1983, ante la crisis económica desatada en la administración de Miguel de la Madrid, Buendía escribió una columna que molestó a altos mandos del Estado mexicano. “Independientemente de la sordera proverbial del gobierno y del encantamiento que la ‘administración de la abundancia’ había creado en muchas mentes, también es síntoma de decadencia en una sociedad organizada que apenas había comenzado a vivir”, mencionó en una de sus columnas reproducida por la revista Nexos.

Por esa pluma mordaz, a Buendía no le faltaban enemigos: desde los miembros del narcotráfico, autoridades estadounidenses o miembros de sindicatos mexicanos. Lo cierto es que a casi cuatro décadas de su muerte, las razones de su asesinato siguen siendo un misterio. “Es por sus palabras, pasión y valentía, que realizamos Red Privada, el documental en el que además de rememorarlo y honrarlo, exploramos la relación entre el periodismo y la política de esa época”, menciona Alcalá en una carta de los creadores dirigida a los medios de comunicación.

“Red Privada” hace alusión a la columna que publicaba Buendía desde 1958, cuando era editor en La Prensa y que siguió publicando hasta el momento de su muerte. Sus textos fueron reproducidos por más de una veintena de diarios locales en el país. En este documental se suman las voces de varios periodistas contemporáneos, como Carmen Aristegui y la también escritora Elena Poniatowska. “¿En dónde radica el valor de Buendía? En su buena información, su buena prosa, su capacidad de denuncia, su falta de miedo y su archivo. Buendía recuerda, coteja, comprueba”, escribió Poniatowska en el prólogo al libro La CIA en México (Océano, 1983).

Las agresiones contra periodistas son una narrativa constante en la historia contemporánea de México. De acuerdo con un informe de la organización Artículo 19, cada 13 horas se produce una agresión contra un trabajador de los medios de comunicación en el país y que el 49,5% de los ataques contra la prensa provienen de funcionarios públicos.