Una ambulancia llega a la mina en que ocurrió un derrumbe en el municipio de Múzquiz, en Coahuila (México).MIGUEL SIERRA / EFELos cadáveres de los siete trabajadores atrapados en una mina de Coahuila, en el norte de México, han sido recuperados, según ha informado el presidente, Andrés Manuel López Obrador, este viernes. El cuerpo del último minero fue recuperado por las autoridades este jueves por la noche. La mina de Múzquiz colapsó el pasado viernes y sepultó bajo toneladas de carbón y lodo a los trabajadores. Las organizaciones de derechos humanos habían denunciado las condiciones precarias de este predio hacía ocho meses ante el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Barlett, y han criticado duramente estos días el caso omiso que les hizo el organismo.

El cuerpo del último minero fue recuperado cerca de las 23.00, según ha informado López Obrador en la conferencia matutina. Casi 700 agentes han estado trabajando en labores de rescate en la última semana. “Estaban las elecciones y no se abandono esta solicitud de emergencia”, ha destacado el mandatario. “Lo que nos importaba más era el rescate. Ya viene otra etapa, en la que se tiene que llevar acabo la investigación: por qué el derrumbe, si la mina estaba en condiciones, si había seguridad… pero eso es la etapa que viene”, ha añadido.

La mina que se derrumbó este viernes es una mina de arrastre, subterránea, por donde unos carros cargan y descargan carbón desde su interior. La mina había sido inspeccionada por la Secretaría del Trabajo y amonestada en octubre con medidas que no han especificado las autoridades, pero que no presentaban un riesgo inminente. La institución les levantó la restricción en marzo de este año y se encontraban en regla para su operación, según la información oficial. López Obrador, sin embargo, lo ha calificado este viernes como un “lamentable accidente”. “Se rompió una represa, quedaron atrapados desde hace ocho días”, dijo.

La muerte de los mineros de Múzquiz es una alerta más de la situación precaria de las minas carboneras en el país. La organización Familia Pasta de Conchos, una asociación fundada tras una de las mayores tragedias mineras de la historia, en la que una explosión acabó con la vida de 65 trabajadores, lleva la cuenta de los muertos del carbón: alrededor de 3.000 mineros, de ellos 100 después de la masacre de Pasta de Conchos.