Otro paso más en la crisis política en Georgia. El primer ministro del país del Cáucaso, Giorgi Gajaria, ha anunciado este jueves su dimisión en rechazo a una orden judicial que dictó el miércoles el arresto del líder del principal partido opositor, Nika Melia, presidente de Movimiento Nacional Unido, acusado de organizar “violencia masiva” durante las protestas antigubernamentales de hace dos años. Gajaria, en el cargo desde 2019, ha declarado que la detención del opositor podría derivar en una mayor inestabilidad y amenazar el bienestar de la ciudadanía de Georgia, un pequeño país con 3,7 millones de habitantes que, desde el pasado octubre, se ha visto sacudido por la agitación política después de que los partidos opositores se negaran a reconocer los resultados en las elecciones parlamentarias y rechazan ocupar sus escaños.
En un discurso televisado, Gajaria señaló que había tenido desacuerdos con su propio equipo sobre la decisión de despojar a Melia de la inmunidad política y por la orden de arresto bajo la acusación de no pagar una fianza por los cargos de incitar protestas contra el Ejecutivo. Podría enfrentarse ahora hasta a nueve años de cárcel. “He anunciado mi renuncia con la esperanza de reducir la polarización y aliviar la situación”, ha dicho. “Creo que la confrontación y la rivalidad dentro del país ponen en peligro el futuro del desarrollo democrático y económico de Georgia”, escribió más tarde el ex mandatario en Twitter.
Tras la dimisión del primer ministro, el Ministerio del Interior georgiano ha anunciado en un comunicado que pospone “temporalmente” la detención de Melia. El opositor y sus aliados de otros partidos han denunciado la orden de arresto como “ilegal” y “motivada políticamente”. Los medios locales han informado de que el líder de Movimiento Nacional Unido se encerró en la sede del partido de la capital, Tbilisi, con un grupo de aliados para que la policía no pudiera detenerle. Hasta allí, para apoyarle, se acercaron los líderes del resto de partidos de oposición de la antigua república soviética.
Melia ha declarado que respeta la decisión de Gajaria, pero que la renuncia no apaga las tensiones políticas. El líder opositor y sus aliados han reclamado la convocatoria de nuevas elecciones como única solución para desencallar la situación. Mientras, Irakli Kobakhidze, presidente de Sueño Georgiano, el partido del Gobierno fundado por el oligarca Bidzina Ivanishvili y del que es miembro Gajaria, ha propuesto al ministro de Defensa, Irakli Garibashvili, para el cargo de primer ministro, según la agencia estatal rusa Tass. Garibashvili ya ocupó el puesto de jefe de Gobierno entre 2013 y 2015.
El nuevo capítulo profundiza las tensiones en Georgia, un país que la UE y la OTAN consideran un aliado importante en el Mar Negro, unas tensiones que no cesan desde las elecciones parlamentarias de octubre, que ganó Sueño Georgiano. La alianza de oposición liderada por el Movimiento Nacional Unido, la formación del expresidente Mijaíl Saakashvili, en el exilio desde 2013, cuando el Gobierno le acusó de abuso de poder, y que quedó segundo con un 27% de los votos denuncia fraude. Los observadores independientes también detectaron irregularidades.
La UE y EE UU han mostrado su preocupación por la situación en Georgia. El portavoz comunitario de Exteriores, Peter Stano, ha pedido a los partidos “contención” y diálogo para hallar una salida a las tensiones. La polarización del país, ha dicho, “solo sirve a aquellos que quieren socavar la estabilidad y minar su reputación internacional”.
También las relaciones con Rusia subyacen en esta crisis política de Georgia. La oposición acusa a Sueño Georgiano y al oligarca Ivanishvili, que fue primer ministro un año, entre 2012 y 2013, e hizo su fortuna en Rusia, de tratar a toda costa de normalizar las relaciones con Moscú, pese a la guerra contra el país euroasiático de 2008, que apoyó a los separatistas de Abjasia y Osetia del Sur.