Mario Draghi, este viernes en Roma.ALESSANDRO DI MEO / POOL / EFE

Mario Draghi ya tiene equipo para gobernar Italia. Este viernes ha presentado su lista de ministros al presidente de la República, Sergio Mattarella. Una mezcla de perfiles técnicos y políticos (8 y 15, respectivamente) que busca contentar a los partidos que han apoyado el nacimiento del nuevo Ejecutivo. Ministerios como Economía o Justicia estarán ocupados por altos funcionarios de su confianza. Italia se prepara ya para salir de la crisis política en la que lleva inmersa más de dos meses y afrontar la gestión de los 209.000 millones del plan de recuperación europeo de la covid. Este sábado los nuevos ministros jurarán el cargo.

La crisis política italiana llega a su fin. Mario Draghi encabezará así el tercer Ejecutivo de la legislatura después de los dos que presidió su predecesor, Giuseppe Conte. Será, de nuevo, un presidente del Consejo de Ministros sin la legitimidad de las urnas (antes ya lo fueron Mario Monti, Enrico Letta, Matteo Renzi, Paolo Gentiloni y el propio Conte). Su nombramiento, sin embargo, pondrá fin a dos largos meses de incertidumbre política e institucional que han asomado de nuevo a Italia al abismo, y permitirá afrontar el plan de recuperación.

El miedo a un Gobierno técnico sobrevolaba estos días las sedes de los partidos. El último que vio nacer Italia fue el que encabezó Mario Monti y terminó de la peor manera. El Ejecutivo de Draghi, sin embargo, tendrá un perfil híbrido entre especialistas técnicos y políticos. El futuro primer ministro quería formar un equipo de alto nivel con nombres ajenos a la órbita política. Pero también buscaba contentar a los partidos que le han dado su apoyo unánime (excepto la formación de ultraderecha Hermanos de Italia). Un equilibrismo asimétrico que se observa nítidamente a lo largo de la lista.

Hay algunas repeticiones en el cargo, como la alta funcionaria Luciana Lamorgese en el Ministerio del Interior; el socialdemócrata y peso pesado del Partido Democrático (PD) Dario Franceschini, en Cultura; el grillino Luigi Di Maio en Exteriores, o Roberto Speranza al frente del Ministerio de Sanidad. Pero también habrá figuras de mucho peso que traerán aire nuevo, como Marta Cartabia, expresidenta del Tribunal Constitucional, en la cartera de Justicia. En total, serán 15 hombres y ocho mujeres.

Una de las figuras con mayor relevancia, quizá el nombre más esperado, era el del técnico Daniele Franco, que ocupará el Ministerio de Economía y Finanzas. Director general del Banco de Italia, experto en finanzas públicas y hombre de absoluta confianza del futuro primer ministro, será el encargado de distribuir juego en el reparto de los 209.000 millones en fondos europeos que llegarán a Italia (entre capital a fondo perdido y préstamos) para superar la crisis de la pandemia.

Se crearán nuevos Ministerios. Como el que ocupará Vittorio Colao, consejero delegado de Vodafone en el mundo entre 2008 y 2018. El empresario será el encargado de la cartera de Innovación y Transición Digital. El mismo hombre a quien Conte encargó un plan de reconstrucción de Italia tras la pandemia, pero cuyo documento terminó en algún cajón del palacio Chigi.

La cuota de partidos era crucial para la estabilidad en lo que queda de legislatura. El Partido Democrático ha logrado colocar a tres de sus hombres (ninguna mujer, por cierto). Además de Franceschini, ocuparán carteras el vicesecretario del partido, Andrea Orlando (Trabajo), y Lorenzo Guerini (Defensa). El mismo número de puestos tendrá el Movimiento 5 Estrellas (M5S), que teóricamente partía con ventaja, ya que ganó las últimas elecciones. Una de las vías para contentar a los grillinos, de hecho, ha sido la creación de un superministerio de Transición Ecológica, tal y como pidió su fundador, Beppe Grillo. Al frente no estará nadie de la formación antisistema, pero sí un perfil propuesto por ellos: el técnico Roberto Cingolani, físico y experto en informática.

La derecha, representada por la Liga y Forza Italia en el Ejecutivo, también ha logrado su cuota de poder. El partido de Silvio Berlusconi logra colocar a Renato Brunetta al frente del Ministerio de Administraciones Públicas (ya ocupó ese cargo); a Mara Carfagna, en el de Sur y Cohesión Social, y a Mariastella Gelmini (Asuntos Generales y Autonomía), que ya fue ministra con Il Cavaliere. A la Liga se le entregará el Ministerio de Desarrollo Económico, que dirigirá el líder del ala más centrista del partido, Giancarlo Giorgetti. Pero, además, se creará el Ministerio para la Discapacidad que pedía Matteo Salvini.

El secretismo con el que el exbanquero ha llevado adelante las negociaciones estos días es insólito en Italia. Es la primera vez en años que no ha habido filtraciones, rumores o presiones. Ni siquiera los partidos sabían hasta diez minutos antes si Draghi acudiría ayer al palacio del Quirinal a ver a Mattarella, ni si alguno de sus compañeros de filas formaría parte del nuevo artefacto político. El ritual dice que el jefe del Estado es quien les nombra y tiene la potestad de vetarlos, tal y como ya hizo hace dos años y medio con el político antieuro Paolo Savona, que la Liga pretendía poner al frente de Economía. Sin embargo, el nuevo Ejecutivo nace fruto de una complicidad total entre Mattarella y Draghi.

La norma constitucional señala que los ministros y el propio Draghi deberán jurar el cargo en las próximas horas en el palacio del Quirinal. A partir del lunes, se procederá a la investidura y a la votación en el Parlamento. Un proceso que debería representar solo un trámite, pero la división que impera hoy en el Movimiento 5 Estrellas puede dejar alguna imagen de transfuguismo, aunque sin impacto en el resultado final.

EL PODER DE RENZI PASA A SER RESIDUAL
La paradoja de la lista de Mario Draghi apunta hacia Matteo Renzi, líder de Italia Viva y autor intelectual de la crisis que ha hecho nacer el nuevo Ejecutivo. El partido del florentino solo tendrá una cartera sin atribuciones en el Consejo de Ministros. Se trata del Ministerio de la Paridad de Oportunidades y Familia, y lo ocupará Elena Bonetti. Draghi ni siquiera ha respetado la voluntad de Renzi, que prefería que fuera Teresa Bellanova (antigua titular de Agricultura) quien pudiese repetir en algún cargo.

Italia Viva ve así rebajado notablemente su poder. Nadie tiene duda de que el perfil del nuevo Ejecutivo, comenzando por el de su primer ministro, supera el del anterior. Pero el florentino ve anulada de esta forma su tradicional esquema de poder. Con la participación de tantos partidos en el Ejecutivo —que neutralizan su antes imprescindible cuota de parlamentarios— y un solo ministerio de escasa relevancia, Renzi deberá cruzar los dedos si quiere volver a tener una oportunidad para protagonizar un movimiento político relevante. La última encuesta de la empresa Ipsos señalaba que los ciudadanos consideran que el florentino es el último de quien debería fiarse Draghi. Y es posible que haya tomado buena nota de ello.