Avenida en el centro de Buenos Aires.JUAN IGNACIO CODA/BANCO MUNDIAL.

¿Cuáles son los pasos para poner en marcha un automóvil? Ajustar el cinturón de seguridad, introducir la llave de contacto en el arranque y colocar la palanca de cambios en su punto justo son necesarios para hacer andar a cualquier vehículo.

Sin embargo, para llegar a destino, hay muchos otros factores que resultan invisibles para los automovilistas, ciclistas y peatones pero que son esenciales para poder transitar de manera segura. Infraestructura adecuada, mantenimiento constante y límites de velocidad son solo algunas de las partes ocultas que sirven para proteger a todos los que salen a la calle.

Un nuevo reporte del GRSF (Fondo Mundial para la Seguridad Vial, por sus siglas en inglés) con apoyo del Banco Mundial y la agencia de cooperación británica, analiza los desafíos y oportunidades de esta red de protección en los países de ingreso bajo y medio. Construir y consolidar los sistemas de seguridad vial no es tarea sencilla y se enfrentan a un gran reto: la tendencia en alza de muertes y lesiones por accidentes de tráfico.

Los últimos datos disponibles para América Latina indican que 107.000 personas perdieron la vida a causa de accidentes de tránsito solo en 2016. Esta cifra parece menor cuando el mismo documento afirma que más de 1.3 millones de personas mueren al año durante este tipo de incidentes. El mayor problema es que América Latina y el Caribe es una de las regiones con mayor tasa de mortalidad por accidentes viales, detrás de África y Oriente Medio. Además de su posición en el podio, es la región que menos avances registra hacia el descenso de este indicador. Estas cifras van acompañadas de un rápido incremento en el número de vehículos motorizados, que aumentó un 60% entre 2005 y 2015 en toda la región.

Ciclistas y jóvenes, los más expuestos
A la vez que la cultura del ciclismo urbano transforma las ciudades y pueblos, los ciclistas son uno de los grupos más expuestos a sufrir accidentes en la región: casi 20 de cada 100 muertos por accidentes utilizaban su bicicleta, triplicando los valores de referencia mundial. Una infraestructura vial diseñada para los vehículos motorizados es solo una de las causas que explican este dato.

Los jóvenes también son especialmente vulnerables y los traumatismos por accidentes de tráfico son la principal causa de muerte entre los niños y jóvenes de 5 a 29 años, según datos de la Organización Mundial de la Salud. De acuerdo a la Fundación FIA, cerca de 20.000 niños pierden la vida en las carreteras de la región cada año, o lo que es lo mismo 46 muertes infantiles por día.

El exceso de velocidad es un importante factor de riesgo que aumenta las posibilidades de lesiones en accidentes de tráfico, Según los expertos del GRSF, una reducción del 5% de la velocidad media puede generar una caída del 20% en el número de accidentes de tráfico mortales. Sin embargo, el 20% de los países de América Latina y el Caribe no cuentan con leyes de velocidades máximas a nivel nacional.

Además de la pérdida de vidas humanas, la falta de seguridad vial tiene un alto impacto económico para la región.

Según los expertos de GRSF, Latinoamérica afrontó solo en 2016 un costo total de 312.000 millones de dólares debido a las muertes y traumatismos provocados por accidentes de tránsito. Además, el 77% de las víctimas estaban dentro de la población económicamente activa, impactando la disponibilidad de capital humano latinoamericano.

Pilares del sistema
Acabar con esta pandemia requiere de soluciones innovadoras que permitan quebrar la tendencia. Para eso se necesitan acciones integrales, coordinadas y basadas en evidencia. Un primer paso necesario es hacer un análisis crítico del punto de partida para poder así tener datos precisos de la realidad.

Según el mismo reporte de GRSF, el 90% de las acciones que se han tomado en temas de seguridad vial en países de ingresos bajos y medios se limitan a estrategias de legislación y educación, ignorando otros factores relevantes. Esto limita los esfuerzos de política pública, y reduce las posibilidades de éxito.

Terminar con los accidentes requiere de un enfoque integral, que tenga en su centro la protección de las vidas humanas. Así, una infraestructura adecuada, la gestión apropiada de los caminos, el desarrollo de vehículos más seguros y la atención de urgencia son solo algunos de los puntos a tener en cuenta para un enfoque de sistema seguro, concluye el informe.