Mario Marín, tan protegido
Sánchez Cordero y su voto
Llega Ancira (Agronitrogenados)
Durante más de 15 años, Mario Plutarco Marín Torres pudo mantenerse a salvo de acciones judiciales en su contra por haber participado como cómplice en actos de tortura y de confabulación de poder contra la periodista Lydia María Cacho Ribeiro, que había publicado en Grijalbo, con el ya legendario Ariel Rosales como editor, Los demonios del Edén (2004), un libro en el que se relatan casos de abuso sexual infantil en Quintana Roo.
Del sureste mexicano fue sustraída la autora del texto para llevarla a Puebla y darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona. Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad y quien comete un delito se llama delincuente. Y que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad, según palabras del propio Marín en grabación que en La Jornada publicó la periodista Blanche Petrich el 14 de febrero de 2006 (https://bit.ly/2NZo5tn).
Marín fue un ejemplo depurado del priísmo más dinosáurico. Ocupó los cargos más relevantes en Puebla (fue secretario de gobernación con Manuel Bartlett como mandatario), presidente municipal de la capital y gobernador de 2005 a 2011; luego de él, su partido perdió ante el panista Rafael Moreno Valle y no ha vuelto al poder estatal. Ya fuera de la gubernatura y con acusaciones en su contra por este caso, siempre se dijo que las autoridades locales y federales sabían de su ubicación real.
El 29 de noviembre de 2007 se produjo un ejemplo extremo de la protección oficial a quien fue bautizado como góber precioso, pues así le dijo Kamel Nacif Borge, empresario textilero mencionado en el texto de Cacho sobre pederastia, al igual que Jean Succar Kuri y los políticos Emilio Gamboa Patrón y Miguel Ángel Yunes Linares.
Así titulaba La Jornada la nota del reportero Jesús Aranda: Sepulta la Corte agravios contra Lydia Cacho; Marín, exonerado. Sí está probado el quebrantamiento de derechos, sostuvo el ministro ponente Silva Meza. Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos se sumaron a la posición mayoritaria.
Aranda precisó: La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó ayer (por seis votos contra cuatro) que no hubo violación grave a las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho Ribeiro y exoneró al gobernador de Puebla, Mario Plutarco Marín Torres, de las acusaciones en su contra. Los ministros que votaron en favor del dictamen en el que se sostenía que sí hubo violaciones graves a las garantías individuales de Cacho Ribeiro fueron el ponente Juan N. Silva Meza, Genaro Góngora Pimentel, José de Jesús Gudiño Pelayo y José Ramón Cossío. Se pronunciaron en contra el presidente de la Corte, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Sergio Valls, Sergio Salvador Aguirre Anguiano y Mariano Azuela, así como las dos mujeres que forman parte de ese órgano: Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos.
La ahora secretaria de Gobernación argumentó en esa ocasión que Lydia Cacho fue objeto de tortura sicológica durante el trayecto de Cancún a Puebla, pero eso no implicaba violación grave de sus garantías individuales porque podía defenderse con los mecanismos jurídicos existentes, e hizo un llamado para que las autoridades de Quintana Roo que investigan las redes de pederastia asuman un compromiso social y político para que investiguen esos hechos reprobables, hasta las últimas consecuencias (https://bit.ly/3tmnPoC).
Ayer, ya con el obradorismo, o en específico con la Fiscalía General de la República en búsqueda de detener a Marín Torres, lo que se cumplió en Acapulco, este atisbo de justicia coincidió con la llegada a México de Alonso Ancira, ex accionista principal de Altos Hornos de México, aprehendido en España por fraude relacionado con Agronitrogenados y Emilio Lozoya. Anoche mismo, un juez habría de definir la situación legal de Ancira.
Y, mientras el grupo llamado México Libre, de los Calderón-Zavala, conseguía ayer candidaturas de Acción Nacional a diputaciones federales, con Margarita como principal figura (más Gil Zuarth y Ramírez Acuña, entre otros), ¡hasta mañana!
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