México se convirtió en 2020 en el tercer país más visitado del mundo. Esta escalada, de la séptima a la tercera posición en el ranking de la Organización Mundial del Turismo (OMT), es consecuencia directa de la crisis global del coronavirus. Se trata de un puesto coyuntural, avisó el secretario de Turismo mexicano, Miguel Torruco, provocado por la caída drástica de turistas en gigantes como Estados Unidos y España. Sin embargo, demuestra que el país, que ha perdido el 44,3% de los visitantes del año pasado, ha aguantado el bache mejor que otros. En total, 25,1 millones de turistas llegaron a México en 2020, frente a los 45 millones de 2019, según la OMT. Entre ellos abundan los jóvenes que vienen a pasar las vacaciones, pero también a reencontrarse con sus parejas o a trabajar. Pese a la impresión generalizada de que hay menos restricciones que en otros países, los extranjeros dicen sentirse seguros ante el coronavirus.
Álex Raduan llegó el 14 de diciembre a Ciudad de México desde París. Este fotógrafo ya vivía en la capital francesa lejos de su familia y por las restricciones de la covid en Europa no podía reunirse para pasar la Navidad. Tras sopesar varias opciones por Latinoamérica, se decidió por México. Aquí se ha encontrado un país con dos escenarios ante la pandemia: Ciudad de México y las zonas costeras. “Vi muy severas las medidas en la ciudad, incluso en algunos aspectos más violentas que las de París. La gente con doble mascarilla y careta, la toma obligatoria de temperatura y gel al entrar en los establecimientos… Eso no pasa allí”, cuenta por teléfono desde Mazunte, en Oaxaca. Sin embargo, reconoce que donde está ahora las restricciones son muy relajadas. El calor y el aire libre hacen bajar la guardia. “Llegas a la playa y mascarillas hay pocas”.
En los últimos meses, mientras la curva de contagios crecía imparable en todo el país, se han acumulado las imágenes de playas repletas. En Tulum, en el Estado de Quintana Roo, se celebró un festival de arte y música durante cinco días con más de 200 personas. Y solo la polémica por un posible rebrote de covid en la zona obligó a cancelar el siguiente macroevento en la ciudad, que tenía una duración de 16 días. Según el director de turismo municipal de Cancún, Frank López Reyes, en estos primeros días de 2021 se ha roto el récord de turistas de los últimos meses en la capital y la ocupación hotelera roza el 60%. Hasta la cantante Dua Lipa ha sido vista en las playas caribeñas estas vacaciones.
Mientras, en otra de las arterias turísticas del país, Acapulco, el Gobierno decidió cerrar las playas durante dos semanas para evitar aglomeraciones y frenar los contagios. Este domingo México superaba ya el millón y medio de casos de covid-19 y los 133.000 fallecidos, después de cinco días seguidos esta semana con más de 1.000 muertos diarios.
Antes de aterrizar, Raduan no sabía cuáles eran las medidas que había tomado el Gobierno de Andrés Manuel López frente a la covid, pero sí tenía claro que, mientras otros países podían cerrar sus fronteras si la situación empeoraba, él iba a poder ingresar a México, que no ha impedido en ningún momento de la pandemia el tránsito aéreo. Llegó con una PCR negativa para evitar problemas, aunque a diferencia de otros países, como Colombia, Brasil o Argentina, no es obligatoria para entrar. El fotógrafo defiende que es posible hacer un turismo responsable en el país. Evitar los sitios con mucha gente, tratar de no mezclarse y quedarse en espacios abiertos donde se pueda mantener la distancia de seguridad. La estadounidense Lauren Schloss añade: viajar solo con tu grupo burbuja y en alojamientos privados, como Airbnb, en vez de hoteles.
Esta profesora de Carolina del Sur es una de los 4,3 millones de estadounidenses que ingresaron por avión a México durante el 2020. La joven, de 30 años, llegó en octubre para trabajar en una escuela Montessori de la Condesa, en Ciudad de México. Por la pandemia todavía no ha conocido a sus compañeros ni a sus alumnos en persona. Aunque dar clases en línea complica su trabajo, reconoce que se siente mucho más relajada aquí que en Mount Pleasant, donde vivía con sus padres. “Ellos tienen más riesgo, entonces me estaba cuidando mucho más, además al principio de la pandemia, la situación fue más fuerte, estaba muy encerrada y casi toda mi conexión era en línea”, cuenta sobre su cuarentena en Estados Unidos. Aquí se siente más cómoda con la situación: “El mundo está más acostumbrado al virus y puedo ir al parque, comer en alguna terraza o ir a casa de mis amigos más cercanos”.
Scholls, que también es voluntaria de la ONG Ayuda Mutua —que se ha encargado durante la pandemia de repartir despensas—, también agradece que la gestión de la pandemia en México no está polarizada como en EE UU, donde el presidente Donald Trump ha tratado constantemente de quitar peso a la enfermedad. “Hay una diferencia entre los republicanos que no creen en el virus y los demócratas que piden quedarse en casa”, dice. ”Además, pienso que culturalmente en EE UU hay más miedo y se juzga más socialmente. Aquí se usan cubrebocas y se escuchan las medidas, pero no hay tanta tensión. Me siento mejor en México”, concluye.
Parejas separadas durante meses
Otro de los motivos para aventurarse en un país extranjero en mitad de una pandemia son los reencuentros. Miles de parejas en México se quedaron separadas cuando estalló la crisis. Una de ellas fue la de Nina Smidht, una holandesa de 36 años, que había conocido a su novio mexicano en unas vacaciones antes de que todo saltara por los aires. Tras meses sin verse, consiguió finalmente entrar en México a finales de septiembre. Aquí, debido a los familiares de riesgo de él, ha mantenido un grupo de contacto de apenas seis personas. “Me siento más segura aquí que en Holanda. Aquí hay más espacio para caminar y evitar las aglomeraciones, todo el mundo lleva cubrebocas”, cuenta ahora por teléfono en Cuernavaca, desde donde teletrabaja para una ONG para niños y adolescentes sin recursos, un proyecto que le gustaría también empezar en México.
“Creo que México hizo un mejor gestión de la pandemia, porque en Holanda, durante el verano había una libertad total, que luego tuvo consecuencias, y aquí no”, apunta. “Creo que en Países Bajos somos más arrogantes con la enfermedad, porque estamos más consentidos por la ayuda que presta el Gobierno. Aquí mucha gente tiene que seguir saliendo a trabajar, no se puede quedar en casa”, dice.
La misma impresión tiene Raquel Medrano, que llegó en septiembre desde Madrid, también para reencontrarse con su pareja, Miguel, que lleva un año viviendo en México: “Aquí no es factible hacer restricciones tan fuertes como las de España, porque muchos viven al día y el Gobierno no ayuda”. “Pero siento que la gente está más concienciada, no es obligatorio llevar mascarilla por la calle y todo el mundo en la ciudad lo lleva, en España fue necesario imponer multas”. Esta economista, de 27 años, confía en encontrar en este tiempo un trabajo que le permita quedarse en el país. “Creo que aquí puede haber más oportunidades que en España. Espero que la pandemia ya no sea una traba”.