La gobernadora demócrata Gretchen Whitmer en un discurso en Lansing, el 16 de septiembre.AP

Un total de 13 personas han sido detenidas en Michigan, acusadas de intentar atacar el Capitolio estatal, instigar una guerra civil y tratar de secuestrar a la gobernadora del Estado, a menos de un mes de las elecciones presidenciales. El sorprendente complot, abortado en dos operaciones paralelas, implicó meses de preparación y estaba guiado por creencias libertarias y la convicción de que urge limitar el poder de los Gobiernos.

Seis de los detenidos, en una operación del FBI, están acusados de planear el secuestro de la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, en reacción al “poder incontrolado” que consideran que ejerce. Los sospechosos, cinco residentes en Michigan y uno en Delaware, realizaron entrenamientos con armas de fuego y explosivos, y llevaban meses vigilando los movimientos de Whitmer. Se les acusa de conspiración para cometer secuestro, delito que puede acarrear cadena perpetua.

En otra operación, esta a cargo de la policía estatal, otras siete personas han sido arrestadas bajo la legislación antiterrorista de Michigan por proporcionar apoyo material para actividades terroristas, ser miembros de una banda y utilizar armas teniendo antecedentes penales. Se les acusa también de publicitar los domicilios de agentes de policía, y amenazar con desatar una “guerra civil” que lleve al “colapso de la sociedad”. Los detenidos estaban afiliados, según la fiscalía, a un grupo extremista llamado Wolverine Watchmen

Los detenidos por los agentes federales querían llevar a cabo el secuestro, siempre según el FBI, antes de las elecciones. Y planeaban comprar explosivos esta misma semana. Los detenidos celebraron reuniones, algunas en un sótano secreto de una tienda al que se accedía por una trampilla oculta bajo una alfombra, para debatir la creación de una sociedad “que acatara solo la Carta de Derechos de Estados Unidos de 1791” y en la que pudieran ser “autosuficientes”. En una de esas reuniones se habló de la necesidad de contar con más medios personales, según el FBI, y uno de los miembros del grupo contactó con un grupo local en el que los federales tenían ya un informante.

El FBI pudo conocer los movimientos y motivaciones del grupo gracias a la intercepción de mensajes encriptados y la infiltración de agentes encubiertos en el grupo. Los planes del grupo eran violentos y ambiciosos. Se habló, por ejemplo, de la necesidad de contar con “200 hombres” para atacar el Capitolio de Lansing, que alberga el poder ejecutivo de Michigan, y tomar rehenes, entre ellos a Whitmer, a quien juzgarían por “traición”. También barajaron, según el FBI, “irrumpir a tiros” en la residencia vacacional de la gobernadora o tratar de secuestrarla a las afueras de la casa.

“Cuando puse la mano sobre la Biblia y juré mi cargo hace 22 meses, sabía que el trabajo iba a ser duro”, ha dicho Whitmer, en una comparecencia tras conocerse la noticia de las detenciones. “Pero, para ser sincera, nunca podía haber imaginado algo así”.

Whitmer, de 49 años, se ha convertido en una figura emergente en el Partido Demócrata, hasta el punto de que fue la elegida para dar la réplica al presidente en el discurso del Estado de la Unión. Su notoriedad se debe, en parte, a su gestión de la pandemia del coronavirus, que la ha llevado a enfrentarse reiteradamente con Donald Trump. El presidente ha sido muy crítico con las medidas restrictivas impuestas por el Gobierno de Whitmer para contener la propagación del virus. “¡Liberad Michigan!”, tuiteó Trump en abril.

Sus medidas estrictas para contener la pandemia, de la que se han constatado 145.000 casos en el Estado, ha puesto a Whitmer en el punto de mira de extremistas de derechas. Miles de personas protestaron en primavera contra las medidas y, en mayo, un grupo de manifestantes armados irrumpió en el capitolio de Michigan para exigir el levantamiento de las medidas de confinamiento por el coronavirus.