El presidente nigeriano Muhammadú Buhari, a la izquierda, saluda al imam Mahmud Dicko, líder de las protestas en Malí, este jueves en un salón del hotel Sheraton de Bamako.MICHELE CATTANI / AFP

La misión de mediación de alto nivel de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) que se trasladó este jueves a Bamako para tratar de resolver la profunda crisis institucional en la que se encuentra Malí desde el pasado abril ha concluido sin alcanzar ningún acuerdo. El principal líder de las protestas que piden la dimisión del presidente Ibrahim Boubacar Keita (IBK), el imán Mahmud Dicko, se mostró rotundo tras el encuentro: “Nada se ha movido por ahora. Somos un pueblo de pie, no sumiso o resignado. Prefiero morir como un mártir que como un traidor. Los jóvenes que han perdido la vida no lo han hecho en vano”, aseguró a la prensa local.

Está previsto que se celebre una cumbre extraordinaria y por videoconferencia de los jefes de Estado de la Cedeao el próximo lunes para abordar esta crisis, cuyo detonante fue la publicación por el Tribunal Constitucional de los resultados de las elecciones legislativas en los que atribuía escaños a la mayoría presidencial que habían sido obtenidos en principio por la oposición. El presidente de turno del organismo regional, el nigerino Mahamadou Issofou, admitió la falta de acuerdo pero se mostró más optimista que Dicko: “Tengo la esperanza de que encontraremos una solución”.

La delegación, integrada por el citado Issofou y otros cuatro presidentes, Muhammadú Buhari de Nigeria, Alassane Ouattara de Costa de Marfil, Macky Sall de Senegal y Nana Akufo-Addo de Ghana, se reunió con todas las partes tras mantener un encuentro previo de trabajo en el hotel Sheraton de Bamako. La primera cita fue con el presidente IBK en el Palacio de Koulouba y, ya por la tarde, las discusiones se trasladaron al hotel con miembros de la mayoría presidencial y los representantes del Movimiento 5 de Junio-Agrupación de Fuerzas Patrióticas (5J-RFP), cuya cabeza más visible es el citado imán Mahmud Dicko.

El plan de la Cedeao, que cuenta con el apoyo de la Unión Africana (UA) y de la comunidad internacional, es claro: nombramiento de un nuevo Tribunal Constitucional, creación de un Gobierno de unidad nacional y repetición de las elecciones en aquellas circunscripciones que son objeto de discusión, lo que alumbraría un nuevo Parlamento. Sin embargo, el organismo regional no quiere oír ni hablar de la dimisión de IBK, que es la principal demanda de los manifestantes desde hace tres meses, ya que le consideran el presidente legítimamente electo. Sí que cabría la posibilidad de que rodara la cabeza del primer ministro, Boubou Cissé, recién nombrado por IBK, como una manera de contentar a la calle.

Aunque la delegación de jefes de Estado ya ha abandonado Bamako, está previsto que durante este fin de semana prosigan los contactos entre unos y otros para tratar de alcanzar un acuerdo previo a la cumbre de la Cedeao del lunes. Fuentes próximas a la negociación aseguran que el movimiento de contestación 5J-RFP se comienza a fracturar entre quienes son más partidarios de un acuerdo y aquellos, como su líder Mahmud Dicko, que están dispuestos a continuar con las protestas, que costaron la vida a al menos 11 jóvenes entre el 10 y 11 de julio pasados después de que la Policía y el Ejército dispararan contra los manifestantes. Este movimiento ciudadano ha fijado la fecha del próximo 31 de julio como fin de la tregua para alcanzar un acuerdo.

La crisis que atraviesa Malí afecta a todos los poderes del Estado y es de gran calado. Desde que en 2012 los yihadistas del norte se alzaran en armas contra el Gobierno y ocuparan dos terceras partes del país, las cosas han ido a peor. El presidente IBK, elegido en 2013 y luego en 2018, ha sido incapaz de impedir la deriva intercomunitaria de una violencia yihadista en claro aumento pese a la enorme presencia militar extranjera, tanto francesa como de Naciones Unidas, y sus distintos ejecutivos se han visto salpicados por escándalos de corrupción y nepotismo, el último de ellos la publicación de unas imágenes de su propio hijo Karim Keita participando en una fiesta en un yate privado mientras decenas de miles de malienses se enfrentan al desafío de comer cada día.