Trump inspecciona una sección del muro, a finales de junio en Arizona.EVAN VUCCI / AP

La Casa Blanca ha esperado menos de 24 horas desde la reunión entre Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump en Washington para retomar el tema migratorio. El Gobierno estadounidense ha dado a conocer que las detenciones de migrantes en la frontera entre ambos países aumentaron un 40% durante junio en comparación con mayo, según datos presentados este jueves por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por su sigla en inglés). El incremento de los flujos migratorios se ha producido en plena pandemia, con decenas de miles de personas que buscan abrirse paso hacia el país más afectado por la covid-19. “La tendencia general es que casi siempre cuando se detiene a más migrantes es porque están aumentando también los cruces”, afirma Silvia Giorguli, académica del Colegio de México.

La patrulla fronteriza detuvo el mes pasado a 32.512 personas que buscaban ingresar a EE UU sin documentos, comparado con los más de 23.000 arrestados en mayo. Las cifras, sin embargo, siguen siendo mucho más bajas que en junio de 2019, cuando se aprehendió a más de 104.000 migrantes. Con el repunte de la migración en plena época de rebrotes en la franja sur del territorio estadounidense, ha regresado el discurso del muro de Trump, quien evitó el tema durante la visita de su homólogo mexicano este miércoles. “Es imperativo que continuemos la construcción del sistema del muro fronterizo”, ha declarado Mark Morgan, director interino de la CBP.

La promesa de la Administración de Trump de no tocar el tema migratorio, una de sus principales banderas en la campaña presidencial para las elecciones de noviembre próximo, en la agenda bilateral, al menos públicamente, ha durado un día. En la víspera de la visita de López Obrador, el candidato republicano publicó varias fotografías frente a las vallas de metal que ha colocado durante su mandato, apenas una fracción de la longitud que prometió en las elecciones de hace cuatro años.

En su discurso posterior al encuentro con el presidente mexicano hubo apenas mención de la migración, mientras que López Obrador agradeció que Trump y el pueblo estadounidense fueran “cada vez más respetuosos con nuestros paisanos mexicanos”. “López Obrador se ha convertido en nada más que en el colaborador de Trump y ha ejecutado voluntariamente el plan de Trump al otro lado de la frontera”, criticó el congresista latino Raúl Grijalva, en declaraciones citadas por el portal Animal Político, recordando a los dos grandes ausentes en el viaje del presidente mexicano: las organizaciones promigrantes y los liderazgos del Partido Demócrata.

Pese a la distancia entre las cifras de 2019 y 2020, hay un dato significativo. Desde la aparición del coronavirus, EE UU estableció un sistema de “deportaciones exprés”, en el que los migrantes eran capturados y devueltos sin enfrentar un proceso legal, con la justificación de no exponerse a estar hacinados en los centros de detención. En el proceso se involucró a agentes del Centro para la Prevención y Control de Enfermedades, una oficina clave en la estrategia estadounidense contra la epidemia y que no había tenido participación previa en el sistema migratorio. El boletín de la CBP da cuenta de que prácticamente un 89% de las detenciones se dieron por la vía rápida a territorio mexicano, sin que los detenidos pudieran solicitar asilo o refugio.

“No está del todo claro si estas restricciones se dan solo a propósito de la pandemia o si durarán mucho más tiempo”, advierte Andrew Selee, director del Migration Policy Institute. Otras medidas incluyen la moratoria en la entrega de ciertas categorías de visas reservadas para trabajadores extranjeros, sobre todo para migrantes calificados, y un cambio de normas anunciado apenas esta semana que obligaría a los estudiantes extranjeros a abandonar el país si sus clases son en línea, con el riesgo de ser deportados.

Lo observado por organizaciones civiles en las fronteras de México con EE UU y Guatemala es que la pandemia ha reducido drásticamente el número de inmigrantes, en particular por los toques de queda y el cierre de fronteras que han impulsado los Gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador. Las organizaciones que acompañan a los migrantes en su travesía hacia el norte matizan, sin embargo, que los flujos migratorios son indomables y que no hay virus ni candado legal que los pare. Los obstáculos en el terreno y la limitada capacidad de las instituciones que tramitan los procesos de asilo y refugio han hecho que cambie también el perfil de los migrantes: ocho de cada 10 personas detenidas en la frontera sur estadounidense eran hombres que viajaban solos.

“Está claro que los movimientos de migrantes en la región van a seguir, pero hay varias fuerzas que están en tensión”, señala Giorguli. El impacto de la crisis económica y la pandemia dificultan las condiciones de acogida para los migrantes, lo que quizás acelere los procesos de migración de retorno al mismo tiempo que más personas buscan salir de las condiciones aún más precarias en sus países de origen, señala la especialista. El incremento de las detenciones aparecen como un indicio de que los factores de expulsión de las comunidades de origen han vuelto a cobrar fuerza.

Con la resaca de la visita de trabajo en la Casa Blanca, a propósito de la entrada en vigor del nuevo tratado comercial entre ambos países y Canadá, que también se selló con la promesa mexicana de contener la migración de forma más estricta, está por verse si Trump retomará su retórica antimigración en su próximo mitin electoral, este sábado en New Hampshire. Del lado mexicano, el temor generalizado es que un exabrupto electoral del político republicano frente a su base de votantes empañe una visita que ha resultado exitosa para la comitiva de México, incluso, para algunos de sus detractores.