Mauricio Claver-Carone, asesor de Donald Trump para las Américas.JUAN KARITA / AP

La postulación del estadounidense Mauricio Claver-Carone como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha hecho saltar las alarmas entre varios líderes políticos latinoamericanos. Aunque el asesor de Donald Trump para las Américas cuenta, según Washington, con el apoyo de 15 países, se afianza un frente de oposición en contra de ese nombramiento. Sobre todo porque desde la fundación del organismo, hace más de sesenta años, no hay precedentes de que un cargo vinculado a la Casa Blanca tome el control de la entidad financiera. Cinco expresidentes de la región manifestaron en una declaración conjunta su rotundo desacuerdo con esa opción cuando faltan tres meses para que se produzca el relevo al frente del Banco. En su opinión, se trata de un movimiento político que supone, de facto, una imposición y una “nueva agresión” al sistema multilateral interamericano.

El colombiano Juan Manuel Santos, el brasileño Fernando Henrique Cardoso, el chileno Ricardo Lagos, el uruguayo Julio María Sanguinetti y el mexicano Ernesto Zedillo expresan su “profunda preocupación” ante esa nominación. “Ella implica una ruptura de la norma no escrita, pero respetada desde su origen, por la cual el BID, por razones, entre otras, de eficiencia financiera, tendría su sede en Washington, pero a cambio siempre estaría conducido por un latinoamericano”, señalan los exmandatarios. Ese equilibrio es clave no solo por el reparto de papeles entre Estados Unidos y América Latina, sino porque los fondos gestionados por la entidad y sus actividades repercuten entre México y Argentina y no en territorio estadounidense. “Este fue el espíritu del compromiso del propio presidente Eisenhower en su discurso en las Naciones Unidas en agosto de 1958 cuando dijo: ‘para que esta institución tenga éxito, la función de liderarla debe pertenecer a los países latinoamericanos”, recuerdan los promotores de la declaración.

“Esta no es solo una cuestión de alteración protocolar”, añaden. “Es un quiebre, con obvias derivaciones políticas, en el quehacer de uno de los instrumentos más eficaces para la convivencia hemisférica. El BID llevó adelante su tarea desde 1960 con diligencia y alta comprensión de las condiciones de la región y las diversidades en su desarrollo”. Desde hace 15 años el banco está a las órdenes del exministro y diplomático colombiano Luis Alberto Moreno. Le precedieron el excanciller de Uruguay Enrique Iglesias (1998-2005) y el político mexicano Antonio Ortiz Mena (1970-1988). El primero en asumir como presidente las riendas del organismo fue el exministro chileno Felipe Herrera, entre 1960 y 1970. Al mismo tiempo y en virtud de esa costumbre, un cargo estadounidense siempre ha ocupado la vicepresidencia.

“El nombramiento propuesto de un ciudadano norteamericano en el BID no anunciaría buenos tiempos para el futuro de la entidad, lo que nos lleva a expresar nuestra consternación por esta nueva agresión del Gobierno de los Estados Unidos al sistema multilateral basado en reglas convenidas por los países miembros”, escriben los expresidentes. Estos líderes llaman “a los otros socios del BID a oponerse a la acción emprendida por el Gobierno de los Estados Unidos, recordando que se han planteado alternativas de la región en una decisión que reclama hacerse con ponderación y realismo”. Entre esos nombres, suenan otros aspirantes para reemplazar a Moreno, como Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica, o el argentino Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos de Alberto Fernández.

En medio de una emergencia sanitaria sin precedentes y con la perspectiva de un sombrío horizonte económico, América Latina afronta una etapa decisiva. La pandemia del coronavirus ha expuesto las costuras de una región que aún afronta convulsiones políticas en algunos casos muy graves, como la de Venezuela. El BID fue precisamente uno de los organismos más implicados en la reciente conferencia de donantes para tratar de paliar los efectos de la migración de quienes se fueron de ese país en busca de oportunidades: alrededor de cinco millones de personas, según Naciones Unidas.

Con estas premisas, los cinco exmandatarios defienden que “no es hora de complicar aún más el difícil episodio que América Latina y el Caribe enfrentan debido a la pandemia y sus gravísimas consecuencias económicas y sociales”. “Con esta propuesta, se levanta otro muro en la forma de entender la relación de Estados Unidos con el resto del continente. Aún es tiempo de hacer ver, con argumentos y determinación, la alta inconveniencia de aceptar la imposición pretendida por el Gobierno de los Estados Unidos”, concluyen.

La candidatura de Claver-Carone, de 44 años, fue anunciada esta semana por el Departamento del Tesoro, que la considera necesaria debido a “la coyuntura crítica en la que se encuentra el Banco, ya que la región enfrenta muchos desafíos para el crecimiento económico y el desarrollo sostenible, particularmente a la luz de la pandemia global”, según expresó el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en su argumentación. Mnuchin consideró que la elección de Claver-Carone “demuestra el fuerte compromiso del presidente Trump con el liderazgo de Estados Unidos en importantes instituciones regionales y con el avance de la prosperidad y la seguridad en el hemisferio occidental”.

“Estados Unidos también es parte de la región”
A Claver-Carone, principal asesor para las Américas del presidente de Estados Unidos y director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional, no le preocupa nada romper con la antes mencionada tradición de más de medio siglo. En una entrevista concedida a la agencia Efe, el cubanoamericano declaró que “Estados Unidos también es parte de la región”. Washington aporta el 30% del presupuesto de la institución.

Nacido en Miami y criado en Madrid, este abogado se muestra “muy confiado” de que conseguirá ascender al cargo ya que elegir a una figura “conocida” como él ayudará a la región a superar la crisis económica. Letrado con trayectoria en temas económicos, desde que entró en la Casa Blanca el asesor del presidente encabezó la iniciativa del Gobierno de Trump América Crece, que busca atraer inversiones del sector privado para impulsar el desarrollo en América Latina y el Caribe.

Muy duro con la apertura que inició Barack Obama hacia Cuba, Claver-Carone es conocido por su activismo anticastrista. Recordado en Washington por su antiguo blog Capitol Hill Cubans, el abogado criticaba en él de forma feroz el aperturismo, actitud que le sirvió para conectar con el ala dura de la Casa Blanca. Su firme oposición a la Venezuela de Nicolás Maduro llamó todavía más la atención del presidente Trump para traerle al Ala Oeste de la Casa Blanca como asesor. Esta posición contraria al régimen chavista ha supuesto, por ejemplo, que la primera voz que ha reconocido su candidatura fuera la del presidente de la Asamblea Nacional, el opositor Juan Guaidó, frente al silencio de Miraflores.

Además de su actividad en el sector privado, Claver-Carone ha sido representante de EE UU ante el Fondo Monetario Internacional; asesor Principal del Subsecretario de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y abogado asesor para la Oficina del Contralor de la Moneda del Departamento del Tesoro. Se da tan por hecho el nombramiento de Claver-Carone que el presidente del Banco Mundial (BM), el norteamericano David Malpass, quien dijo haber trabajado estrechamente con él en el Departamento del Tesoro, se ha sumado a la ola entusiasta a favor del cubanoamericano. “Conozco su profunda dedicación a América Latina y el Caribe, su liderazgo y su compromiso con los vulnerables y con el crecimiento económico”, declaró Malpass.

El senador Marco Rubio, también cubanoamericano, se refirió al papel de Claver-Carone como futuro presidente del BID: “No tengo dudas de que Mauricio continuará fielmente su trabajo para avanzar en la prosperidad económica, la estabilidad y el orden democrático en nuestro hemisferio”.