El presidente ruso, Vladímir Putin, durante una reunión en Moscú, el pasado viernes.MIKHAIL KLIMENTYEV (AFP)

Vladímir Putin recula. El presidente ruso ha decidido posponer la consulta ciudadana sobre la reforma de la Constitución, que incluye una enmienda que le permitiría perpetuarse en el poder potencialmente hasta 2036. Las incesantes presiones y el ejemplo de otros países ha llevado a Putin a tomar una medida que no deseaba y que ha apurado hasta el final. La consulta estaba prevista para el 22 de abril. “Debemos entender que Rusia simplemente, debido a su ubicación geográfica, no puede cerrarse de la amenaza. Hay Estados que ya están seriamente afectados por la epidemia cerca de nuestras fronteras. Es objetivamente imposible bloquear completamente su penetración en nuestro país”, ha dicho el líder ruso en un mensaje televisado a la nación, en el que ha anunciado la paralización de la votación ciudadana y las medidas de prevención —por ahora en su mayoría recomendaciones— para todo el país a partir de la semana que viene, que será de vacaciones.

Con 650 casos de coronavirus detectados oficialmente y ningún fallecido, Rusia, con 145 millones de habitantes está entre los menos afectados por el coronavirus, que ha matado a más de 19.000 personas en todo el mundo, más de 6.800 en Italia y 3.434 en España. Pero la cifra es baja y, pese a que en los últimos días se han incrementado los casos, ha despertado el escepticismo entre los expertos y alerta en la oposición, que creen que los datos reales son mucho mayores.

“Es imperativo prevenir la amenaza de la rápida propagación de la enfermedad”, ha dicho Putin este miércoles, solo un día después de visitar un hospital de Moscú dedicado a tratar a pacientes de la Covid-19 y reunirse con el operativo especial formado para luchar contra el virus. El líder ruso ha anunciado también planes de apoyo a empresas y familias.

Mientras los números aumentan, Rusia dispone para todo el país medidas de protección contra el coronavirus. Siempre intentando evitar la palabra “cuarentena”, Putin ha ordenado que la semana que viene no sea laborable y ha pedido a sus ciudadanos que no salgan de casa y no vayan al trabajo. Sin embargo, puede que las regiones empiecen a introducir medidas más estrictas por decreto. Como ha hecho Moscú, una ciudad de casi 13 millones de habitantes, donde ya se recomienda desde hace días el teletrabajo y están cerradas las escuelas, las universidades, los gimnasios y los museos. Este miércoles, ha reforzado las medidas clausurando también las bibliotecas y todos los centros de ocio. Además, ha prohibido las reuniones de más de 50 personas.

Y desde mañana se amplia el confinamiento obligatorio en la capital rusa a todos los mayores de 65 años. Hasta el momento, esta medida afectaba solo y durante dos semanas a los llegados desde el extranjero (hasta que las fronteras se cerraron dejando paso solo a residentes no temporales y diplomáticos). Quien incumpla se enfrenta a duras sanciones e incluso a penas de cárcel.

Medidas que el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, también uno de los responsables del operativo en el ámbito nacional, había recomendado que se extiendan a todo el país. Además, el primer ministro, Mijaíl Mishustin, ha instado a los gobernadores de las regiones que implanten medidas para combatir la pandemia. Si no lo hacen o no son suficientes pueden ser sancionados, ha dicho. “Lo que está sucediendo hoy en muchos países occidentales, tanto en Europa como en el extranjero, puede convertirse en nuestro futuro inmediato”, ha advertido Putin. Y ha enfatizado: “Créanme, lo más seguro ahora es estar en casa”.

El presidente está tratando de posponer medidas severas al máximo, al estilo de la cuarentena italiana o española. La crisis sanitaria coincide no solo con el terremoto político que ha provocado su maniobra para poder permanecer en el poder sino también con un empeoramiento de la situación económica —que ya no era muy boyante— derivado de la lucha por los precios del petróleo entre los miembros de la OPEP. El rublo está por los suelos y la inseguridad económica está haciendo mella en la ciudadanía.

Además, el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, ha anunciado que empezará a revisar la capacidad y la preparación del Ejército para colaborar en la lucha contra la pandemia. Empezará con distintas operaciones desde hoy y hasta el viernes. “Se analizarán las capacidades de transporte del Ministerio de Defensa, tanto de recursos aéreos y ferroviarios, y de fuerzas y equipos a áreas remotas, para ayudar a los pacientes y realizar operaciones médicas y de cuarentena”, ha dicho Shoigu, citado por la agencia Interfax.

El Kremlin y sus aliados siguen insistiendo en dibujar el coronavirus como una amenaza exterior. Este miércoles, el secretario del Consejo de Seguridad ruso ha asegurado que Rusia ayudará a los países más afectados por la Covid-19. “El virus nos llegó desde el extranjero y nuestra tarea común hoy es unir esfuerzos en la lucha contra la pandemia, tanto dentro del país como en el mundo en general”, ha insistido. Moscú ya ha enviado a Italia un convoy con 14 aviones militares y un centenar de expertos médicos para trabajar en Bérgamo, una de las regiones más afectadas. Un gesto que puede suponer un guiño para que en un futuro se levanten las sanciones contra Rusia, pero que también sirve para que estos profesionales médicos se entrenen y conozcan más sobre el abordaje de la pandemia.