El triunfo de Roger Federer genera un estruendo tremendo que rebota violentamente en todas las paredes del O2. El de Basilea, a sus 38 años, reserva todavía un buen saco de artillería y después de arrancar el falso el torneo se enmienda y consigue salvaguardar, de momento, la guarida en la que ha logrado más trofeos (6) que nadie. Derriba a ritmo de vértigo a Novak Djokovic, que cae a plomo sobre la eliminación (6-4 y 6-2 en 1h 13m), y de rebote asesta un segundo golpe al balcánico, aún más brutal, puesto que la derrota le aparta de la pugna con Rafael Nadal por el número uno y encumbra al español, que cerrará por quinta vez el año en lo más alto.