Adriana Fernández cruzó la meta en primer lugar como lo había prometido. Foto: Archivo Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.- Adriana Fernández revive la emoción que vivió hace 20 años, cuando logró una de las más grandes hazañas del deporte mexicano. La corredora se sincera: “Me sentí como la Reina de Nueva York”.

Fernández ganó el 7 de noviembre de 1999 el Maratón más importante del mundo. Fue la primera mexicana en hacerlo y la última latina en alcanzar la gloria.

Como triunfadora, tuvo dos limusinas a su disposición, una invitación a Wall Street, entrevista con David Letterman y recibió las llaves de la ciudad.

Al cruzar la meta, ¿qué fue lo primero que pensó?

Primero le di las gracias a Dios de que ya había cruzado la meta y ganado. Un agradecimiento a mi familia, a mi entrenador, que habían estado siempre conmigo. Siento en ese momento una gran satisfacción de poner el nombre de México en alto, de que todo el trabajo y la disciplina valieron la pena por logar un sueño. Mucha gente lo disfrutó el que una mujer haya ganado el Maratón más importante del mundo, fue una alegría inmensa, aparte de que hasta el momento ninguna otra atleta latina lo ha hecho. Es un orgullo que te sigan recordando”

Un año antes terminó en segundo lugar y prometió que ganaría en la próxima edición

Estaba muy bien preparada y tenía mucha confianza en lo que ya había logrado antes.

Al principio la atleta italiana Franca Fiacconi se fue en los primeros kilómetros, pero yo me sentía bastante cómoda; la alcancé y la rebasé hasta que llegué a la meta sola.

Fue el único maratón que no sufrí nada. Hay maratones que sientes el momento crítico o te duele algo, pero no, yo me sentí muy bien todo el trayecto.

¿A pesar de que fue un día de frío y de mucho viento?

Sí, pero no lo sentí tanto porque ya lo había experimentado en los entrenamientos en el Nevado de Toluva con climas similares y ya estaba acostumbrada. Todo salió perfecto ese día. Cuando ya iba en la punta no sabía dónde venía el segundo lugar y dije, tengo que apretar hasta el último porque generalmente a mí no me gusta voltear para ver quién viene atrás de mí. Yo iba empujando y empujando hasta el final.

Y finalmente la gran triunfadora

Sí, totalmente, porque es muy diferente el primer lugar que el segundo lugar. En ese momento era la Reina de Nueva York porque al otro día me llevaron a Wall Street a dar el timbrazo de salida de las operaciones. También me recibió el alcalde, que en aquella época era Rudolph Giuliani y me entregó las llaves de la ciudad. Fui a muchos programas de televisión, estuve con David Letterman.

Tenía dos limusinas a mi disposición, en una estaba mi familia y en otra iba yo. Totalmente diferente al segundo lugar, dicen que el segundo lugar es el primer perdedor.

¿Nueva York es su mejor recuerdo?

Sí, de hecho cada año veo el Maratón de Nueva York y pienso en qué rápido ha pasado el tiempo, pero todo ha sido muy bonito.

¿Cómo se inició en el atletismo?

Mi papá, Daniel Fernández Romero, fue boxeador y él fue el culpable porque nos inculcó mucho el deporte de niños. Primero hicimos natación, pero a mí la natación la verdad no me gustaba mucho. Después nos llevó a correr, pero tampoco me gustaba al principio, pero ya después sí. De mis hermanos era la más gordita, estaba pasadita de peso y cuando empecé a correr me empecé a sentir mejor, me veía mejor y mi vida cambió, la carrera me cambió la vida. Un amigo que pertenecía al equipo de Rodolfo Gómez fue quien me llevó al club a los 19 años.

Y ahora es atleta histórica

Tengo el récord nacional en los 3 mil, 5 mil y 10 metros; también el de Medio Maratón. Lo que son las cosas, no tengo el de Maratón porque ese lo tiene Madaí Pérez.

¿Qué le dice a las nuevas generaciones?

Que todos los sacrificios valieron la pena. Para mí el deporte es una carrera profesional porque requiere de mucha entrega.

Disfruto mucho motivar a las nuevas generaciones, mostrarles que no hay nada imposible porque si yo lo pude hacer, también ellos lo pueden hacer. Les digo: ‘Tengo dos piernas, dos brazos, dos pulmones y un corazón, lo mismo que ustedes, no tengo nada diferente, sólo el hambre y la entrega’. A lo mejor ahí está la diferencia, no creo que sea imposible, tienen que motivarse y mentalizarse.

¿Se le puede ganar a los atletas africanos?

Claro que se puede, con disciplina y creyendo en uno mismo, porque no son invencibles, no son de otro mundo, no son marcianos, ni nada por el estilo.

Ahora también la invitan como embajadora de carreras.

Sí, en unos días voy a ir a Tequila, Jalisco, para dar charlas a los corredores. Es algo que sigo disfrutando. Dicen que si no te gusta el trabajo dedícate a hacer lo que más te guste y con el atletismo me siento realizada.

Seguramente en Tequila, habrá un tequila para el festejo por los 20 años de su triunfo

Bueno, un tequila nada más.

UN FESTEJO PARA TODOS LOS LATINOS EN NY

Rodolfo Gómez cumplió con el vaticinio que dejó a los periodistas antes de partir a la gran cita: “Es más probable que Adriana Fernández gane el Maratón de Nueva York a que se lleve el Premio Nacional de Deportes”.

Gómez, con la experiencia de que ya había triunfado en Nueva York con otros corredores como Andrés Espinosa y Germán Silva, estaba seguro que su pupila ganaría en la Gran Manzana.

Enfrentamos un clima muy feo en la competencia, pero ella ya estaba acostumbrada por los entrenamientos que tuvimos en el Nevado de Toluca. Estuvo muy cerca de hacer la mejor marca del Maratón, que había en esos momentos, si las condiciones hubieran sido otras lo hubiera conseguido. Terminó detrás de sólo 26 corredores élite de la rama varonil, ella fue el lugar 27 general, con muy buen tiempo a pesar de las condiciones.

Yo había dicho antes de viajar que era más probable que ganara ese año el Maratón de Nueva York que el Premio Nacional de Deportes y así fue. Porque en el Maratón sólo dependía de ella y con lo del Premio era a votación. No lo ganó, injustamente, ese año a pesar de que lo merecía, porque era la única atleta mexicana rankeada entre las cinco mejores del mundo en tres pruebas: 5 mil, 10 mil metros y Maratón. Además había ganado medalla de oro en los Juegos Panamerianos de ese año”.

Pero el mejor recuerdo es lo que siguió al triunfo de Adriana Fernández en el Maratón de Nueva York.

Fue muy diferente a las ocasiones que habían ganado los otros atletas mexicanos, quizá porque ahora se trataba de una mujer.

Fue una celebración en toda Latinoamérica. Ahí en Nueva York las colonias de latinos se volcaron, no sólo los mexicanos, todos los latinos estaban de fiesta”.

UN AUTO Y 50 MIL DÓLARES FUERON
LOS PREMIOS

Las crónicas del Maratón de Nueva York, realizado el 7 de noviembre de 1999, destacan la promesa de ganar que había hecho Adriana Fernández un año antes al quedar en segundo lugar.

Superó sin problemas a la italiana Franca Fiacconi, ganadora en 1998, a partir del kilómetro 25 para terminar el recorrido con un tiempo de 2:25:06. Se destaca que las condiciones de clima no fueron las ideales con vientos de 32-48 kms por hora y una temperatura de 8 grados centígrados.

El ganador en la rama varonil fue el keniano Joseph Chebet con 2:09:14. Ambos triunfadores recibieron 50 mil dólares y auto como premios.