La marea verde a favor del aborto legal, protagonista del 34 Encuentro Nacional de Mujeres TÉLAM

El domingo por la noche, a la misma hora que los seis candidatos a presidente de Argentina, todos hombres, debatían frente a las cámaras de televisión, cerca de 200.000 personas participaban en la marcha del 34 Encuentro Nacional de Mujeres para plantear demandas al nuevo jefe de Estado. “Aborto legal, en el hospital” y “no queremos más femicidio, ni trata ni explotación” fueron dos de los cantos más escuchados en la multitudinaria manifestación que recorrió el centro de La Plata. Esta ciudad, situada 60 kilómetros al sur de Buenos Aires, permaneció ocupada durante tres días por decenas de miles de mujeres, trans y travestis procedentes de todo el país.

“La movilización en las calles tiene que ser permanente para que el aborto legal sea ley el año que viene y no vuelvan a decirnos que no es el momento, que mejor esperar porque viene el Papa o que hay que incluir a la Iglesia en el pacto social. Hay mujeres que están muriendo por abortos clandestinos y no podemos esperar más”, comentaba horas antes Carolina López, trabajadora de la salud, en el taller de Estrategias para lograr la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, uno de los más concurridos.

La mayoría de participantes del Encuentro da por hecho que el peronista Alberto Fernández, vencedor de las elecciones primarias del pasado 11 de agosto, será el próximo presidente de Argentina, y siguen con atención sus declaraciones sobre este tema central de las reivindicaciones del feminismo argentino. Fernández, que se declaró a favor de la legalización durante el debate legislativo de 2018, cambió su discurso durante la campaña, al asegurar que el primer paso debe ser la despenalización, ya que a día de hoy el Código Penal contempla penas de hasta cuatro años de cárcel para las mujeres que interrumpen su embarazo de forma voluntaria excepto en casos de violación o riesgo para la salud.

“En Argentina los abortos ocurren y seguir castigando lo único que hace es criminalizar la conducta y hacer que todo se vuelva clandestino”, aseguró Fernández durante el debate presidencial, donde pidió terminar “con la hipocresía” que permite que las mujeres con recursos económicos aborten en condiciones seguras y las pobres, no. “Hay que tender a la legalización”, agregó el candidato peronista. “Fernández tiene como aliados territoriales a antiderechos como [el gobernador de la provincia de Tucumán] Juan Manzur, que obligó a una niña de once años a ser madre”, advertía Marta con volantes del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en la mano a la salida de la Facultad de Derecho, donde se realizaron varios de los talleres. Esta docente de 37 años hacía referencia al caso de Lucía, violada por su abuelastro y embarazada que tuvo que esperar cuatro semanas a que las autoridades tucumanas, unas de las provincias más conservadoras de Argentina, autorizasen el aborto que había solicitado amparada por la ley.

“Mi pose sexual favorita es yo arriba y abajo el patriarcado”, decía la pancarta sostenida por un grupo de adolescentes en la marcha, que se extendió durante cuatro horas. Todas ellas, como muchas participantes, lucen pañuelos verdes a favor del aborto legal, seguro y gratuito en el cabello, el cuello, la muñeca o en las mochilas y tienen la cara pintada con brillantina del mismo color. Algunas llevan también los pañuelos naranjas que identifican a quienes apoyan la separación de Iglesia y Estado. “La energía de las pibas es contagiosa, son ellas las que se pusieron esta lucha al hombro y más temprano que tarde van a vencer”, comentaba Lucía, una jubilada que ha participado en una decena de los 34 encuentros celebrados desde 1986.

Al pasar frente a la sede de gobierno bonaerense las manifestantes cantaron consignas contra el recorte de fondos destinados a erradicar la violencia machista. Desde el auge del movimiento Ni Una Menos en 2015, los asesinatos de mujeres y trans cuentan con un enorme repudio social, pero no han disminuido. En 2018, hubo 278 víctimas por violencia de género, según la Corte Suprema.

La marcha oficial evitó en su itinerario la imponente catedral de La Plata, que permaneció todo el fin de semana cerrada, vallada y custodiada por casi un centenar de policías. Pero sí se registaron allí otras manifestaciones, como el tetazo organizado la tarde del domingo. “Dicen que somos zurdas y asesinas, los fachos que apoyaron a genocidas. Dicen que quieren salvar a las dos vidas, los que cubren a curas por pedofilia”, cantaban las participantes frente al principal templo católico de la ciudad. Más tarde, marcharon hasta ese mismo lugar agrupaciones de izquierda que se movilizaron por separado de la columna central. A última hora, un grupo de encapuchados arrojó piedras y botellas incendiarias por detrás de la valla de protección, pero fue dispersado por la Policía con gases lacrimógenos.

El 34 encuentro, el más masivo de su historia, comenzó el sábado en medio de una lluvia torrencial que obligó a suspender el acto de apertura y concluyó este lunes con un cambio de nombre para visibilizar la participación de pueblos indígenas y disidencias sexuales. La edición de 2020 se celebrará en San Luis bajo el nombre de Encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, transexuales, travestis, bisexuales y no binaries. Desde allá, la marea feminista evaluará los primeros meses de gestión del nuevo presidente y ejercerá presión para que su agenda política incluya políticas a favor de la igualdad.

UN ENCUENTRO CELEBRADO DESDE 1986
“El feminismo argentino no nació de un repollo”, repiten a menudo las activistas más veteranas, aquellas que participaron del primer encuentro, 34 años atrás, cuando eran sólo un millar de mujeres. Entre las conquistas logradas en estas décadas está la ley de cupos aprobada en 1991, que obligaba a la inclusión de al menos 30% de mujeres en las listas de las elecciones legislativas, la ley de matrimonio igualitario de 2010 y la ley de paridad que a partir de este año igualará el número de hombres y mujeres en las dos cámaras. Sin embargo, Argentina sigue lejos de la igualdad. Las mujeres ganan un 27% menos que los hombres, tienen más dificultades para ascender a puestos jerárquicos y son responsables mayoritarias de las tareas no remuneradas de limpieza y de cuidados en el hogar, entre otras desigualdades denunciadas por las participantes del Encuentro.