Claudia Sheinbaum rindió su Primer Informe de Gobierno al frente de la Ciudad de México. Está insatisfecha en el tema de inseguridad, donde tiene un pendiente con los ciudadanos, dijo. Pero también dio sus datos: de diciembre a agosto, los homicidios dolosos disminuyeron en 34 por ciento, las lesiones dolosas por arma de fuego en 45 por ciento, el robo de vehículo en 27 por ciento. En agosto de 2018, comparó, el promedio diario de homicidios fue de 3.55 y en 2019, de 3.16. Hasta ahí sus datos que no coinciden con la información del gobierno federal.
Los datos de incidencia criminal del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad –que recibe la información de delitos de las procuradurías, como sería la de la Ciudad de México–, clasificados por la consultora GLAC, son muy diferentes. En el periodo diciembre de 2017 a agosto de 2018, hubo mil 128 homicidios dolosos, mientras que en los nueve meses de su gestión, de diciembre de 2018 a agosto de 2019, la cifra fue de mil 222. Es decir, no disminuyeron 34 por ciento como afirmó, sino bajaron únicamente seis crímenes en el mismo periodo. Pero si se mide de enero a diciembre, como es el estándar para hacer las comparaciones, ese delito subió 18 por ciento, según el Observatorio Nacional Ciudadano.
Sheinbaum afirmó que las lesiones dolosas por arma de fuego tuvieron una caída radical de 45 por ciento, porcentaje que no figura en las cifras oficiales. Según el Secretariado, el homicidio doloso con arma de fuego se incrementó 14.42 por ciento, 849 durante su periodo de gobierno, contra 742 en el mismo lapso de la administración anterior. El robo de vehículo, que señaló había bajado 27 por ciento, tampoco es real. Bajó 0.84 por ciento, de ocho mil 532 a ocho mil 460. El éxito que proclamó es falso, aunque bien podría haber dicho que en esos delitos que escogió mencionar, hubo una contención. No sirve mucho para la propaganda, pero sí para su honestidad política. Nada para celebrar, al final de cuentas, pero al menos no se le disparó la violencia como en muchas otras partes del país.
Hay otros delitos que no mencionó, como el robo a casa habitación con violencia, que se disparó 56.55 por ciento, de 336 a 526, o el del robo a negocio con violencia, que subió 29.83 por ciento, de tres mil 201 a cuatro mil 156. Los robos a vehículos con violencia bajaron de dos mil 911 a dos mil 797, pero sin violencia subieron de cinco mil 621 a cinco mil 663. El robo a transportistas con violencia se disparó de 57 a 89, pero sin violencia se redujo de 10 a 5. Los robos a transeúntes, con y sin violencia, se redujeron 27.16 por ciento (12 mil 964) y 40.58 por ciento (dos mil 91), respectivamente.
El secuestro bajó de 258 a 153, como también las lesiones dolosas, de cinco mil 408 a cuatro mil 838. Pero la extorsión escaló dramáticamente, de mil 460 a dos mil 173, y las violaciones se mantuvieron prácticamente igual, de 967 a 970. El total de delitos de todo tipo tuvo una mejoría mínima de 0.03 por ciento, al pasar de 184 mil 892 a 173 mil 736. “Tener mejores cifras no significa tener mejores resultados”, dijo David Blanc Munguía, investigador de Causa en Común, que se ubica en una corriente de opinión de expertos que han demostrado la imprecisión de las cifras presentadas por Sheinbaum.
La declaración de Sheinbaum de que la seguridad sigue siendo un tema pendiente es correcta. Mentir a los ciudadanos informando cifras que no existen, no lo es y, además, es innecesario. Pese a la muy mala percepción que existe sobre su gobierno en materia de seguridad, se podría argumentar que en las condiciones actuales que vive el país, con el desastre de la estrategia a nivel nacional, a nueve meses de gestión, sus resultados son positivos. No se puede aún afirmar que se revirtió la tendencia criminal, pero tiene a su favor que contuvo algunos delitos y en otros están subiendo a menor tasa que en la administración anterior. Eso está bien, pero está lejos de poder cantar la victoria que pomposamente entonó ante el Congreso capitalino. Sobre todo, cuando su gobierno ha recibido todo el apoyo federal para cuidarla y evitar que la ciudad se le incendie y la afecte políticamente. Varias áreas del gobierno federal han sido puestas a su servicio como con ningún otro gobierno estatal en el país.
La Ciudad de México, desde hace muchos años, tiene la mejor Policía por cuanto a número y equipamiento. Además conviven la Policía Federal, que aún no ha sido liquidada, las Fuerzas Armadas y servicios de policía privados. El presidente Andrés Manuel López Obrador, contra lo que Sheinbaum quería en un principio, ordenó el desplazamiento de unidades de la Guardia Nacional a patrullar la capital, y la Central Nacional de Inteligencia –el viejo Cisen–, ha efectuado tareas de inteligencia en la capital para que pueda dar golpes de alto impacto ante la ciudadanía.
Pese al tutelaje del gobierno federal, como describió el diputado Guillermo Lerdo de Tejada en su posicionamiento ante Sheinbaum durante el informe, sus datos fríos tienen que ser analizados en contextos mayores para ubicarlos en su justa dimensión. Una de las variables a considerar la dio el diputado del PAN, Christian Von Roehrich, quien la confrontó en el Congreso local con el número de denuncias durante el primer semestre del año (127 mil 322) por haber sido víctimas de un delito, contra la disminución de 50 por ciento de las personas que fueron puestas a disposición del Ministerio Público. “Tenemos más delitos y menos detenidos”, dijo el diputado. “En pocas palabras, mayor impunidad”. Sí, como lo admitió Sheinbaum, nos queda a deber.