Todo parece indicar que las acciones ilegales en la Universidad Juárez del Estado de Durango, nunca se acaban y que las historias de corrupción registradas en la Máxima Casa de Estudios en los años recientes, no resultaron ejemplo suficiente para los que ahora detentan el poder en la UJED.

Quién no recuerda la “Capital del fraude” en que se convirtió la UJED con el caso de la Villa Universitaria, desde los tiempos del rector Jorge Ramírez Días y hasta con Rubén Calderón Luján. En que los universitarios adquirieron lotes de 300 metros cuadrados a razón de 800 pesos, y que durante poco más de 20 años pagaron una y otra vez los lotes adquiridos, sin que fueran entregados a sus propietarios.

Durante el mismo periodo a los universitarios-propietarios les descontaron de su sueldo un día de salario para gastos administrativos, mismos que “administró” Jesús Héctor Carreón, cómo presidente de la asociación civil denominada “Villa Universitaria”.

Este personaje no sólo hizo uso personal de los recursos que la UJED le entregó para administrar la Villa, sino que además usufructo la renta de la superficie a grupos deportivos y revendió cuantas veces pudo los terrenos comprados con el sueldo de los trabajadores de la universidad, nunca pago las tierras a los ejidatarios, y todo ello bajo el amparo de los rectores del periodo. A la fecha el caso sigue impune.

Otro hito de corrupción lo fue la violación a la autonomía universitaria, durante los gobiernos de Ismael Hernández Deras y Jorge Herrera Caldera, que sólo fue posible con la complicidad de universitarios enfermos de poder.

De ello también hay resultados negativos, bajo el amparo de ese etapa funesta se dio pie a la “Estafa Maestra” permitida por otro rector: Oscar Erasmo Navar.

Por ello UJED está sujeta a investigación, por participar en la triangulación de recursos financieros que presuntamente tuvieron como destino las campañas del PRI. Mediante el convenio DGRMIS147/15 firmado en el 2015 con la Sagarpa para “ejecutar servicios de supervisión de distintos componentes del Programa de Productividad y Competitividad Agroalimentaria de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación”. De acuerdo con la investigación habría recibido más de 30 millones de pesos que adjudicó a 24 personas ajenas a la UJED.

Estos son sólo algunos de los actos de corrupción más sonados de la UJED
Ahora las nuevas historias universitarias son calificadas como peccata minuta, sin embargo, es necesario que se hagan públicas, por qué no hay pequeños o grandes actos de corrupción, simple y sencillamente es corrupción, actos ilegales o violación a las normas universitarias, y eso ya se cocina en la UJED y desde rectoría.

Todo indica que el rector Rubén Solís Ríos, quiere seguir la historia negra de sus antecesores a quienes combatió desde las filas de la lucha por la Autonomía de la UJED.

Y es que desde su asunción como rector -entre otras acciones- ha violado las normas universitarias, al imponer como jefa la División de Posgrado e Investigación, de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, a su hermana la Maestra Alma Rosa Solís Ríos, quien en contra del Reglamento, despacha sin nombramiento y firma documentos oficiales, situación que podría traer consecuencias legales en los planos administrativo y penal.

El rector sabe que viola la ley y no le importa
Y es que él sabe que el Reglamento de la División de Posgrado, precisa los requisitos y el mecanismo mediante el cual se nombra a los jefes de posgrado.

La propuesta –dice la norma- es una atribución del director de la facultad, que en este caso es el Dr. Rafael Mier Cisneros, y hasta donde se sabe Alma Rosa Solís no fue propuesta por él.

Los requisitos para ocupar el cargo son: poseer grado de doctor en derecho o en última instancia de maestro en derecho. Tener una antigüedad académica en la División como profesor o investigador, cuando menos de tres años.

El mecanismo para el nombramiento indica que el director hace la propuesta al rector, la persona debe tener el grado de Doctor y en caso de que no existan aspirantes con Doctorado, se podrá proponer a alguien con grado de Maestría.

Hasta ahora el reglamento ha sido violado completamente, pues quien ejerce como jefa de la División sin nombramiento, no observó la regla universitaria para ocupar el lugar que de manera irregular ejerce.

Pues no se cumplió con ninguno de los requisitos, ni fue propuesta por el director de la FADER ni tiene el grado de Doctor ni tiene la antigüedad académica en la División. Es Maestra en Derecho, pero para llegar primero tenían derecho los “Doctores” y sólo en caso de no haber aspirantes con el grado, tendría oportunidad.

De acuerdo con el Reglamento en mención, el rector Rubén Solís Ríos, no tiene facultades para nombrar a quien él quiera y menos si se configura el nepotismo. Él debe esperar la propuesta de la dirección de la FADER y en caso de que no la acepte, debe justificar con base en la ley su rechazo.

El ejercicio como jefa de la División de Posgrado, por parte de la Maestra Alma Rosa Solís Ríos, es una conducta que trae consecuencias legales, y ella como estudiosa del derecho, sabe mejor que nadie que el Código Penal del Estado, consigna en su artículo 326, que comete el delito de ejercicio indebido del servicio público, quien sin haber rendido protesta constitucional ejerza funciones de un cargo, o lo haga sin satisfacer los requisitos legales.

Pero no sólo ella, también el rector incurre en responsabilidad administrativa, porque de acuerdo con el reglamento está utilizando su cargo para obtener un beneficio personal en favor de un tercero, en este caso su hermana.

Tal vez este caso comparado con la “Estafa Maestra” o el fraude de la Villa Universitaria, sea algo pequeño, pero si se peca con lo pequeño, qué más da pecar en grande.

Y sus promesas rector, dónde quedaron…