México necesita reformas adicionales para mejorar la competitividad y el clima de inversión, así como mantener limitado el endeudamiento del sector público y aumentar los ingresos fiscales no petroleros, concluyó este miércoles el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su evaluación económica sobre el país.
“A pesar de la actual ausencia de desequilibrios externos, las reformas estructurales adicionales para mejorar la competitividad y el clima de inversión serán esenciales para impulsar el crecimiento y las exportaciones, al tiempo que mantienen la sostenibilidad externa a medio y largo plazo”, expone el organismo sobre México en su reporte del sector externo.
El equipo del FMI estima que las subastas de petróleo completadas desde el inicio de las reformas energéticas respalden una Inversión Extranjera Directa (IED) más alta, “mientras que es poco probable que las entradas de la cartera vuelvan a las altas tasas de crecimiento anteriores”.
El organismo considera que el compromiso hecho por la administración federal de mantener el requisito de endeudamiento del sector público en o por debajo del 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) ayudará a salvaguardar la sostenibilidad fiscal y externa, pero advierte que son necesarios los esfuerzos para aumentar los ingresos fiscales no petroleros y proporcionar espacio para la inversión pública que tanto se necesita.
El tipo de cambio flotante debe continuar sirviendo como el principal amortiguador, con las intervenciones en el mercado cambiario utilizadas para prevenir desordenes del mercado, además de que la línea de crédito flexible del FMI proporcione un amortiguador adicional contra los riesgos colaterales globales.
Déficit de la Cuenta Corriente, en línea
El FMI proyecta que el déficit de la Cuenta Corriente de México permanezca bastante estable en los niveles actuales, “ya que un balance de petróleo más sólido en general compensa el aumento de los déficits de ingresos primarios”, expone en su evaluación.
El déficit de cuenta corriente se amplió en 2018 a 1.8 por ciento del PIB desde 1.7 por ciento en 2017, luego de haberse reducido gradualmente de 2.6 por ciento del PIB, en 2015, impulsado por una mejor balanza comercial no petrolera.
En 2018, la posición del sector externo estuvo ampliamente en línea con el nivel implícito de los fundamentos de mediano plazo y las políticas deseables, concluyó la evaluación del FMI sobre México al reconocer que el déficit de la Cuenta Corriente se incrementó ligeramente, en medio de la incertidumbre sobre las futuras relaciones comerciales con Estados Unidos y la significativa volatilidad del tipo de cambio.
El organismo destaca que el largo vencimiento promedio de la deuda soberana y la alta proporción de financiamiento en moneda local reducen la exposición de las finanzas gubernamentales a los riesgos de depreciación, además de que México tiene un sector bancario bien capitalizado, con liquidez y resistente a grandes choques y los niveles de deuda corporativa no financiera son bajos.
No obstante, advierte sobre la fuerte presencia de inversionistas extranjeros que deja a México expuesto a un mayor riesgo de reversiones de flujos de capital y aumentos en las primas de riesgo.
“Las autoridades se han abstenido de adoptar medidas de gestión del flujo de capital. Los riesgos de flujo de capital también son mitigados por políticas macroeconómicas prudentes”, apunta el organismo.