Aspecto de la marcha contra López Obrador en su recorrido por Paseo de la Reforma, en la que muchos asistentes pidieron la renuncia del Presidente.Foto Luis Castillo

Anemia numérica y política
Marcha gay, numerosa y fuerte
Inicia Guardia Nacional militar

La deshilachada oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador acabó este domingo regalándole la mejor validación posible: en términos numéricos, ideológicos, programáticos y políticos se mostró tan precaria y desorganizada (con visos de involuntaria comicidad en algunos momentos de pleitos internos en el tapanco mareador en la Ciudad de México, o con manifestantes pugnando por echar de la marcha a Vicente Fox en León) que acabó por confirmar la supremacía actual (que, obviamente, no puede ser eterna) del andresismo-morenismo y la persistente incapacidad de estructurarse y alcanzar banderas políticas que prendan por parte de los opositores que, sin embargo, se mueven…

Lo sucedido ayer estaba más que previsto, pero la desesperación de los estrategas de la oposición a AMLO los llevó a casi repetir el escenario de fracasos anteriores. Hubo más gente que en la manifestación antiamlista previa, pero en una proporción que ni siquiera de manera representativa corresponde a la baja en encuestas de opinión pública que las firmas del ramo comienzan a adjudicar al político tabasqueño.

No tienen líderes: Felipe Calderón Hinojosa no se atrevió a ir al Monumento a la Revolución ni se incorporó en algún tramo rumbo al Ángel de la Independencia. Sabe que su activismo es repelido por manifestantes que no están de acuerdo con su desconchinflada pretensión de armar un partido familiar, denominable México Libre (¡salud!, podría ser uno de los rubros de mejoría que prometiera la nueva organización felimargarista).

Lindando con lo grotesco, Chente Fox fue conminado, megáfono en mano, a que abandonara una marcha en León, Guanajuato, que no quería ser utilizada ni mal entendida a causa de la presencia de políticos, pero el rechazado ex presidente se aferró a participar, entre entercadas menciones de ni madres. Y en la Ciudad de México uno de los personajes que lideraron fue el conductor de noticieros Pedro Ferriz de Con, quien aspiró a ser candidato presidencial sin partido.

Y, salvo la coincidencia coral en algunas consignas, y el rechazo a López Obrador en distintas formas y modos, no hubo ni hay ninguna propuesta política viable, un plan real de construcción de una organización opositora en serio. Desahogo, en todo caso, es lo que hubo. Contrastante en número, actitud y fuerza respecto a la marcha del día anterior, fue el sábado del orgullo gay que mostró a una comunidad dispuesta a defender sus derechos y a ensanchar caminos de visibilidad y participación en los asuntos públicos. Y es de suponerse que apabullada será esa marcha de opositores al andresismo cuando se realice, hoy, la concentración masiva en el Zócalo capitalino.

Pero, como se apuntaba líneas atrás: y, sin embargo, se mueve. No debe centrarse el análisis en la marcha dominical en sí (que en Monterrey tuvo como eje al Congreso Nacional Ciudadano, dirigido por el extraño personaje llamado Gilberto Lozano, mientras en Morelia, por ejemplo, participaba la hermana de Felipe Calderón, llamada Cocoa). Más allá del resultado de estas movilizaciones en las que son visibles los intereses de grupos políticos específicos (lo que las hace poco atractivas para ciudadanos que repelen ese tipo de ambiciones grupales o partidistas), hay un segmento social que va ensanchando sus preocupaciones respecto al rumbo del país y la manera de administrarlo.

Al mismo tiempo que sus opositores mostraban anemia, López Obrador encabezaba en el Campo Marte la ceremonia de arranque del proceso de militarización del país a título deGuardia Nacional. A diferencia del civil Alfonso Durazo, secretario que augura logros históricos, el general que dirige dicha Guardia, Luis Rodríguez Bucio, advirtió que hay que administrar las expectativas a corto plazo. Lo cierto es que el despliegue por la paz de soldados, marinos y policías federales ha iniciado. Ya se irán viendo los resultados, entre riesgos y esperanzas.

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