Esta es una asesoría pública –no pedida– para los responsables de la comunicación social en el Ejecutivo Federal y para colegas periodistas interesados en hallar salidas a las disrupciones actuales del sistema mexicano de comunicación política.
Me enfoco en una alternativa contra el desempleo, probablemente el problema más ingente entre nosotros los periodistas, por su impacto e injusticia social.
Primero el contexto. La teoría del caos encontró aplicación plena en apenas medio año en las relaciones prensa gobierno. Hace crisis por varios lados y algunas las agudiza el poderoso líder del Ejecutivo Federal.
El presidente, al parecer sí sabe cuáles son los “atractores”, en comunicación política para crear un nuevo régimen, el más visible es su objetivo de quebrar el corrupto sistema de conveniencias mutuas entre el poder político y el poder económico. Pero yerra en las soluciones.
El manoseo de datos incompletos e imprecisos sobre corrupción que salen desde la Presidencia contra personas, sin referir a los corporativos y grandes empresas, discrimina, criminaliza socialmente y pone más riesgos la integridad física de los señalados, también atiza el desconcierto de otros actores, nuevos desequilibrios políticos, abre otros frentes de confrontación y acumula adversarios en el hipersensible campo de la comunicación.
Lo caótico es que no hay indicios de que tengan alternativas distintas a la reasignación del gasto público en publicidad, ni comienzan la construcción de otras propuestas ni de consensos con nuevos aliados para la comunicación política gubernamental.
La ruptura de equilibrios sin nuevos polos de orden, es el caos. Lo saben los pocos académicos y políticos experimentados dentro del gabinete federal. El desconcierto crece por desconocimiento de los operadores de las varias crisis empalmadas en el sistema de comunicación social, de su complejidad y de la presencia de otros actores que podrían ser aliados.
En ese marco es dable considerar el impulso a la Prensa no Lucrativa como una de las alternativas necesarias al caos.
Nuestro desempleo, problema social
Sin exageración se cuentan por miles a las y los periodistas experimentados, en todo el país que deambulan entre el desempleo abierto y el subempleo. Muy probablemente también sean más de 4 mil los intentos por tener un espacio digital tipo periodístico para conseguir el ingreso mínimo para subsistir y la mayoría sin éxito.
Al crearse cientos de mini empresas se formó un actor nuevo que no ha podido instalarse en el mercado de la información de interés público, porque es poco aceptado, muy frágil y vulnerable debido a aún no conforma un modelo de negocio alternativo para competir con los grandes corporativos de la comunicación y algunas empresas consolidadas.
En todos los intentos recientes de posesionar sus marcas como medios, hay impresos, sitios web, canales en internet, muros en Facebook, alimentados por una persona, a veces 2 y en ocasiones llegan a 20.
Este fenómeno relativamente nuevo tiene varios defectos: no siempre se generan contenidos propios de interés social por falta de recursos monetarios o de capacidad profesional. Son demasiados los que permanecen “pegando” contenidos de otros y con frecuencia plagiando descaradamente y lo peor es que las redes sociales se plagaron de espontáneos ignorantes de la ética mínima del periodismo.
Literalmente hay filas en las oficinas de comunicación social de municipios y estados de quienes buscan que les compren algún espacio de publicidad; los menos exploran en el sector privado: industrias, comercios y otras empresas para lograr clientes pero fracasan reiteradamente porque no garantizan una cobertura mínima (alcance de públicos) ni diferenciación de su medio frente a otros.
Un movimiento de respuesta
En este medio ambiente generado por las crisis empalmadas del modelo de comunicación de prensa mexicano, en distintos puntos concéntricos de buscan fórmulas para aliarse y encontrar alternativas: enlaces de decenas de medios para publicar investigaciones, cofradías para buscar entre varios ser considerados para publicidad, empadronarse en las listas oficiales pero se topan con requisitos muchas veces incumplibles, unirse para intentar competir con los industrializados pero haciendo periodismo de investigación.
Todo lo anterior explica en parte un fenómeno que se inició el 18 de mayo. A una incitación informal en Facebook en cinco días se nuclearon voluntariamente más de cien periodistas desempleados, subempleados, periodistas propietarios de impresos modestos y muchos medios digitales. Así se inició un movimiento plural que se denominó Prensa no lucrativa. Buscan periodistas profesionales que quieran ser o estar en empresas pequeñas sin fines de lucro y funcionar como códigos de ética para democratizar la información.
El propósito central de este incipiente movimiento es lograr un marco jurídico que reconozca la existencia de medios pequeños como sujetos mercantiles, sin tantos requisitos como se ponen a las empresas lucrativas y también con la personalidad jurídica de “actividad de interés público sin fines lucrativos”.
Una meta inmediata será lograr que esas dos figuras, la social y la mercantil (medios no lucrativo de interés público) se inserten en las discusiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión para la Ley General de Comunicación Social.
Ese incipiente movimiento de Prensa no lucrativa podría crecer y, con la fuerza suficiente, alcanzar esas metas para convertirse en una alternativa de autoempleo para tanto cesante y empresas nuevas con poco futuro, también como un nuevo actor en el mercado de la publicidad que reste la preponderancia de los corporativos y para democratización de la información. Veremos.
Caso de éxito.
Son muy pocos los casos de empresas pequeñas que a pesar de las dificultades y exceso de requisitos actuales han logrado un modelo exitoso y que puede ser ejemplo para otras muchas que vengan.
Un caso. En Pachuca Hidalgo se puede observar una pequeña empresa con dos ramas que logra alcanzar a más 4 mil personas al día a las que otros no llegan, con información que ni los medios nacionales ni locales consiguen, información bien tratada y presentada profesionalmente.
Sus directores y propietarios son ex corresponsales de El Financiero y La Jornada, Alberto Witvrun y Carlos Camacho y a su esfuerzo le llaman sistema informativo Vía Libre.
El primero dirige la producción diaria de una manteleta informativa impresa de nombre Sobremesa, que se distribuye muy temprano en restaurantes, cafeterías, expendios de pastes y sitios parecidos; también es responsable del diario meridiano Vía Libre, impreso a color, con 8 páginas en tamaño carta y que se distribuye gratuitamente en zonas de educación media y superior, tiendas de conveniencia y puntos de concentración de personas.
Por su parte Carlos Camacho dirige el semanario Vía Libre, con portada y medio pliego a color, 32 páginas, con una línea editorial de información general pero con investigaciones, entrevistas y columnas de temas y personajes políticos de la entidad. El diario y el semanario tienen sitios web con el mismo nombre y son también harto visitados. Entre ambos tienen como empleados fijos a no más de 20 personas y tienen también un programa de radio con ese nombre en una estación muy popular.
“Cuando iniciamos, dice Alberto Witvrun, nuestras decisiones más importantes fueron manejar más el criterio periodístico de cercanía, esto es la información hiperlocal, pero también la estatal con el ángulo directo y explicado para los públicos que otros no buscan. Muy pocas veces manejamos información nacional o internacional. Eso lo hacen los demás.
“En materia de ingresos hemos buscado equilibrio, alternando espacios para comercios, productos, servicios y, por supuesto del sector público sin depender de una sola dependencia porque son alcaldías, congreso local, partidos y organizaciones. Para lo que sigue de 2019, que se complicó para todos, nosotros estamos actualizando los requisitos para acreditarnos como proveedores de la federación del estado, los derechos de autor, el registro en Hacienda, etcétera. Y también buscamos como innovar contenidos. A pesar de todo, sí se puede”, explica Witvrun.
Periodismo profesional, una manteleta, un meridiano gratuito, un semanario, dos sitios web y escuela en la práctica para decenas de jóvenes reporteros y editores. Es un caso de éxito.
“Nosotros podemos ayudar al movimiento de Prensa no lucrativa explicando cómo armamos nuestro modelo” ofrece el periodista hidalguense. ([email protected])