Un oficial de seguridad Huthi, tras el ataque de la coalición árabe que dirige Arabia Saudí en Saná, este jueves. MOHAMED AL-SAYAGHI REUTERS
Arabia Saudí ha acusado este jueves a Irán de ordenar el ataque contra sus instalaciones petroleras que los rebeldes Huthi de Yemen efectuaron el pasado martes. Así lo ha manifestado el viceministro de Defensa, el príncipe Khalid Bin Salmán, que es hijo del rey y hermano menor del poderoso príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán. Aunque Riad y sus aliados siempre han visto la mano de Teherán detrás de ese grupo yemení, la alegación adquiere tintes de amenaza en el actual clima de tensión que vive la zona. Además, la aviación saudí ha bombardeado posiciones Huthi, incluida Saná, la capital yemení, como represalia.
“El ataque de las milicias Huthi respaldadas por Irán contra dos estaciones de bombeo de Aramco prueba que estas milicias son un mero instrumento que el régimen iraní utiliza para llevar a cabo su agenda expansionista en la región (…)”, ha tuiteado el príncipe Khalid. En otro tuit habla de “las acciones terroristas, ordenadas por el régimen de Teherán”.
No es la primera vez que los Huthi, que se responsabilizaron del bombardeo con drones a las instalaciones de bombeo, atacan infraestructuras petroleras saudíes con esos aviones no tripulados o misiles, pero sí la primera que Aramco reconoce daños. Aunque Riad dijo que no se interrumpió ni la producción ni las exportaciones, el momento elegido resulta especialmente osado. Se produce justo cuando EE. UU. está reforzando las sanciones a Irán para que no pueda exportar su crudo y apenas dos días después de un extraño sabotaje, aún por aclarar, a cuatro petroleros frente a las costas de Emiratos Árabes Unidos (EAU). El ministro de Estado emiratí de Exteriores, Anwar Gargash, ha asegurado que el resultado de la investigación estará listo “en cuestión de días”.
En ese clima, el tuit del príncipe Khalid ha dado luz verde para que otros portavoces del régimen carguen contra la República Islámica, el gran rival geoestratégico del reino. “Los Huthi son una parte integral de la Guardia Revolucionaria de Irán y siguen sus órdenes, como han demostrado al atacar las instalaciones del reino”, se sumaba el ministro de Estado de Asuntos Exteriores, Adel al Jubeir. El editorial del diario Arab News iba más lejos y pedía, a cinco columnas en primera, que “Irán no quede sin castigo”; para ello sugería “bombardeos quirúrgicos” como los que EE. UU. realizó en Siria después de que el régimen usara gas sarín. Aunque otros comentaristas alertaban del peligro, como Khalid al Sulaiman con un artículo titulado “No a la guerra”, en el diario Okaz.
EMIRATOS ÁRABES CULPA A TEHERÁN DE LA TENSIÓN
Emiratos Árabes Unidos, aliado de Arabia Saudí, atribuye la crisis que vive la región al “comportamiento de Irán”. Así lo hizo saber su ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Anwar Gargash, durante una cita con la prensa el miércoles tras el iftar, la comida con la que se rompe el ayuno de Ramadán al caer la noche. No obstante, Gargash evitó acusar a nadie del sabotaje a cuatro navíos comerciales en sus aguas territoriales el pasado domingo y remitió “al resultado de la investigación en curso”, que dijo “estará lista en cuestión de días”.
El responsable emiratí defendió que el acuerdo nuclear dio alas a Irán, mientras que las sanciones que le ha impuesto EE. UU. “están funcionando”. En su opinión, no habrá solución a la crisis hasta que Teherán “acepte hablar con la comunidad internacional de su programa de misiles balísticos y sus actividades en la región”. Gargash insistió en el compromiso de su país, que describió “como la única casa del barrio que no ha sido asaltada”, con “la paz y la estabilidad regionales”.
De momento, las represalias se han centrado en los rebeldes yemeníes. Según la cadena de televisión Al Masirah, bajo control Huthi, la aviación saudí llevó a cabo 19 bombardeos en la provincia de Saná, 11 de ellos en la capital. Al menos seis civiles, incluidos cuatro niños, resultaron muertos y otros 71 heridos, incluidas dos ciudadanas rusas que trabajaban en el sector hospitalario, según fuentes del Ministerio de Sanidad citadas por la web de la emisora.
Arabia Saudí lanzó en marzo de 2015 una campaña militar para restaurar al presidente yemení Abdrabo Mansur Hadi, al que los Huthi arrebataron el poder unos meses antes. Riad temió encontrarse con una versión de Hezbolá (el grupo libanés formado por la Guardia Revolucionaria iraní) en su patio trasero. Desde entonces, y con el apoyo de EAU, han entrenado, armado y respaldado con su aviación a la parte del Ejército yemení que se mantuvo leal a Hadi y otros grupos anti-Huthi. Dos años más tarde, rodeados en el cuadrante noroeste de Yemen, los rebeldes empezaron a disparar misiles contra el reino y la guerra se había convertido en un nuevo frente de la lucha por la hegemonía regional que libran Irán y Arabia Saudí.
El conflicto ha puesto Yemen al borde de la hambruna y desatado una crisis humanitaria sin parangón. Nadie sabe cuántos yemeníes han muerto, pero las ONG aseguran que la falta de alimentos y medicinas está causando más víctimas que la guerra. De los 28 millones de habitantes, al menos 3,3 se han visto desplazados por los enfrentamientos y 24 millones necesitan asistencia para sobrevivir, según la ONU.