En la vida de Rafa Nadal hay 800 niños. Son los que conforman su otra familia: la que cuida a través de la fundación que lleva su nombre, y con la que ha establecido un vínculo que le lleva a estar siempre informado del estado de estos pequeños, ya esté a punto de jugar una final de Roland Garros o de Wimbledon. Al frente de ella están su madre, Ana María Perera, y su novia, María Francisca Perelló. En ellas el tenista ha depositado lo que para él es tan valioso o más que un triunfo del Gran Slam.
Todo comenzó en Chennai (India), donde el tenista acudió a jugar un torneo en 2005. “En los trayectos del hotel a las pistas observé las grandes diferencias que existen con nuestro día a día. De regreso a casa lo comenté con mi madre y pensamos qué podríamos hacer para ayudar. Siempre me han llamado para participar en eventos benéficos, pero queríamos hacer algo más. Estuvimos un tiempo pensando en ello y decidimos crear la fundación y trabajar con un proyecto que pudiéramos asumir y así decidir dónde iba destinada la ayuda”, contó Nadal a EL PAÍS al hablar de su fundación en 2013. El deportista aseguraba sentirse obligado en cierta manera. “Yo, que soy un privilegiado, tengo que devolver parte de lo que he recibido”. Ha sido ahora su novia María Francisca, Mery, quien ha roto su habitual discreción para hablar de su trabajo, como directora de la organización. Lo ha hecho en Onda Cero, en una entrevista con Julia Otero.
“Cuando se creó se tenía claro que el deporte iba a ser un aspecto fundamental, pero no en el sentido de alta competición, sino en su vertiente más educativa y de transmisión de valores positivos. Creemos que el deporte tiene un poder transformador muy fuerte, como se ha demostrado, pero también la educación, y combinando estos dos aspectos se crean unas herramientas muy importantes para ofrecer a los jóvenes”, ha contado la prometida de Nadal. “Trabajamos en tres ámbitos: integración social, atención a jóvenes con discapacidad intelectual y talento. En los jóvenes con capacidades para el deporte llega un momento en que tienen que elegir entre centrarse en este o estudiar una carrera universitaria. Les damos la posibilidad de irse a Estados Unidos, donde la cultura permite combinar ambos aspectos para que no tengan que abandonar ningún área”, ha explicado Perelló.
La fundación Rafa Nadal atiende a unos 800 niños cada año (200 de ellos en proyectos que se desarrollan en Palma). Palma es el centro de su solidaridad en todos los ámbitos: ya la mostró el tenista con motivo de las inundaciones de Mallorca. “Para los mallorquines fue una tragedia. Y fue Rafa, pero también fue muchísima gente y si algo bueno salió de este trágico día fue la solidaridad que se generó a través de esta situación”, ha comentado Mery.
Al ser preguntada por la discreción que impera en su vida y en la de Nadal respondió: “Hemos optado por la discreción porque preferimos trabajar y tener resultados antes de explicar lo que estamos haciendo. En estos años hemos acumulado mucha experiencia, hemos conseguido muchos resultados y creemos que es un momento de aprovechar esa imagen para dar a conocer los proyectos que se desarrollan”.
Nadal no puede estar en el día a día de la fundación, pero siempre que tiene ocasión, colabora. “Siempre que puede está en la toma de decisiones y está con los niños, sobre todo aquí, en Palma. Somos un equipo, no trabajamos individualmente, pero por el hecho de ser una persona próxima, el cariño e interés que ponemos es diferente”.
Mery se tomó con humor la pregunta sobre la campaña para otorgar un título nobiliario a Nadal. “Hay cosas muy curiosas y es mejor tomárselo con el mejor sentido. Nosotros en la decisión no participamos, pero es algo positivo”.