El presidente ruso, Vladimir Putin, en su discurso sobre el estado de la nación, este miércoles, ante el Parlamento en pleno en Moscú. M. SHIPENKOV EFE

Vladímir Putin quiere recuperar la confianza de los rusos. Consciente de que su popularidad está en caída libre por la situación económica y las reformas sociales impopulares, el presidente de Rusia ha desplegado este miércoles nuevas amenazas militares contra Estados Unidos y ha anunciado un paquete de medidas económicas orientadas a mejorar la vida de las familias. Tratando de poner los pies en el suelo y de ocuparse de los problemas reales, Putin ha prometido iniciativas para fomentar el crecimiento económico de una Rusia anclada en la recesión y para aumentar la natalidad. “Rusia pasa por un momento demográfico difícil”, ha clamado en su intervención anual ante la Asamblea Federal. Alejado del discurso centrado solo en la retórica belicista de los últimos años, el líder ruso ha tratado de abrazar medidas sociales. Aunque como broche final ha lanzado una amenaza clara a la Unión Europea y a Estados Unidos: si tras el abandono del tratado de desarme nuclear clave Washington coloca sus misiles en Europa, Rusia apuntará sus cohetes no solo a la UE, también a EEUU.

Por sexto año consecutivo, los ingresos reales de los rusos se ha reducido. Y ellos les ha hablado Putin este miércoles. De los 87 minutos de discurso, ha dedicado apenas 10 a su tradicional discurso militarista. Eso sí, ha sido un tiempo escaso pero preciso y cargado de amenazas. El líder ruso ha anunciado que las últimas armas nucleares anunciadas –nuevos misiles hipersónicos y un submarino nuclear– estarán listas muy pronto. Y ha acusado a Estados Unidos de mentir y utilizar excusas para abandonar el tratado de desarme nuclear de misiles de alcance intermedio, conocido como INF. Ha afirmado que Washington lleva años incumpliendo este pacto bilateral clave que data de la Guerra Fría. La Casa Blanca afirma que es Moscú quien ha violado el tratado en numerosas ocasiones estos años.

Y frente al discurso que había mantenido en los últimos tiempos de que Rusia solo emplearía medidas equivalentes contra EEUU, Putin ha amenazado con utilizar también medidas “asimétricas” si Washington coloca sus cohetes en la Unión Europea. Si es así, “Rusia se verá obligada a fabricar y emplazar tipos de armamento que pueden ser utilizados no sólo contra los territorios de donde provenga la amenaza directa, sino también contra los territorios donde se encuentren los centros de toma de decisiones para el empleo de los sistemas de misiles que nos amenacen”, ha recalcado en la alocución sobre el estado de la nación, con la que marca las líneas a seguir durante el año. Es decir, si EE UU coloca sus misiles en la UE, Rusia los desplegará para alcanzar con los suyos no solo a Europa sino también a Estados Unidos.

Esa amenaza ha sido el broche final de su discurso. Muy distinto al del año pasado, en el que Putin anunció la creación de “armas invencibles” y desplegó enormes pantallas con animaciones en las que mostró esos nuevos misiles alcanzando directamente Mar-a-Lago, en Florida, donde suele veranear el presidente estadounidense, Donald Trump. Este miércoles, Putin ha afirmado que desea que la UE “de pasos para normalizar” sus relaciónes, también que Rusia aún está dispuesta a negociar sobre el control de armas. Pero a la vez ha instado a Washington a tener en cuenta el “alcance y la velocidad” de las armas rusas; las que ya tienen y las que están desarrollando.

“Gracias a muchos años de trabajo en común y a los resultados obtenidos, ahora podemos dirigir y concentrar nuestros enormes recursos financieros en los objetivos de desarrollo de Rusia”, ha afirmado el presidente ruso. Putin ha perdido el efecto de entusiasmo creado por la anexión de la península ucrania de Crimea hace cinco años. Las sanciones y la crisis está teniendo un efecto notable en el bolsillo de la ciudadanía rusa. Así que Putin, con la popularidad en mínimos históricos (un 66% frente al 82% de hace un años, según datos del centro Levada), se ha querido centrar en promesas que los rusos puedan palmar: más fondos para sanidad, educación y programas sociales. Ha criticado la burocracia, las listas de espera en la sanidad y los lentos procesos judiciales. El líder ruso hablado incluso de reciclaje y medio ambiente.

En una sala plagada de banderas rusas y ante las dos cámaras del Parlamento, líderes religiosos y personalidades de todos los ámbitos de la vida rusa, el presidente de Rusia ha desplegado una pantalla azul en la que ha ido desgajando sus principales promesas. De manera esquemática, como si estuviera dando una clase. El lider ruso se ha orientado en anunciar beneficios fiscales para las familias con hijos, duplicar los recursos para apoyar las personas con discapacidad y menos impuestos para las familias. También ha prometido subir las pensiones para que lleguen al “mínimo vital”, la cantidad mínima con la que se puede susbsistir (unos 150 euros en Moscú, por ejemplo); una medida orientada a paliar un poco el enfado provocado por el aumento de la edad de jubilación.

Su finalidad es aumentar el PIB hasta el 3% en 2021, ha dicho despertando los aplausos de los asistentes. Sin embargo, es un objetivo oceánico si se tiene en cuenta que en 2017 (el último año con datos claros) fue de 1,5%. “Tenemos un buen colchón de seguridad financiero”, ha dicho. Y ha añadido: “Por primera vez en la historia nuestras reservas cubren nuestra deuda externa”.

Por encima de todo, el presidente Putin ha dejado un mensaje muy claro: quiere más rusos para Rusia. El país afronta un invierno demográfico que si no se ataja puede poner en riesgo el crecimiento del país. La situación ha mejorado en los últimos años, como ha reconocido el líder ruso, y ya no mueren más ciudadanos de los que nacen en Rusia. Pero aún así la natalidad sigue cayendo: en 2017 hubo un 10% menos de alumbramientos que el año anterior, según el Instituto Federal de Estadísticas. Y a esa pérdida de población y la provocada por las salidas —hay dos millones en el exterior y unos 60.000 rusos salen del país cada año para trabajar en otros en otros países, el 40% con educación superior, según varios estudios— se suma el renqueante crecimiento de la esperanza de vida: 68 años para los hombres 77 para las mujeres.

Así que, las medidas orientadas a aumentar la natalidad se han convertido en los anuncios estrellas de su discurso, en el que ha prometido: más ayudas a las familias numerosas, más plazas en las guardarías, menos burocracia para acceder a las ayudas sociales o ayudas con cargo al presupuesto público para que las familias con hijos puedan pagar la hipoteca. También un nuevo plan para que quien pierda su empleo (menos de un 5% en Rusia) pueda paralizar el pago de su hipoteca hasta que logre otro empleo. “A más hijos, menos impuestos”, ha anunciado en una intervención que ha sido retransmitida en todas las cadenas estales y difundido en todos los cuarteles del Ejército y centros oficiales.