Militantes del partido de extrema derecha CasaPound hacen el saludo nazi este lunes, en la conmemoración del 41º aniversario del asesinato de tres jóvenes ultraderechistas italianos. MICHELE SPATARI GETTY

Primero fueron las amenazas mafiosas, con años de intimidaciones y periodistas con escolta. Ahora crecen las tensiones con el Gobierno y con la extrema derecha, que empiezan a cristalizar en agresiones. El ejercicio del periodismo se complica en Italia. El lunes por la noche, dos miembros del semanario L’Espresso fueron agredidos mientras cubrían un acto conmemorativo de la extrema derecha. No es la primera vez que sucede y, sobre todo, cunde la sensación de que el Gobierno, en plena cruzada con la prensa italiana, no está excesivamente preocupado por ello.

El redactor Federico Marconi y el fotógrafo Paolo Marchetti cubrían la conmemoración del asesinato de dos miembros del partido de extrema derecha Movimiento Social Italiano en 1978, conocido como la masacre de Acca Larentia. Mientras trabajaban, en el cementerio romano del Verano, los dos reporteros fueron agredidos con “puñetazos y patadas” por varios neonazis, entre ellos el jefe romano de los ultraderechistas de Fuerza Nueva, Giuliano Castellino, asegura L’Espresso. A Marconi, además, le cogieron el teléfono móvil y al reportero gráfico, la máquina de fotografiar.

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Los dos periodistas explicaron posteriormente que estaban trabajando con “extrema discreción y respeto” por el lugar elegido para la conmemoración, un cementerio. “Nos pidieron la documentación y cuando dijimos que trabajábamos para L’Espresso la emprendieron a golpes”, explicó Marconi. La revista aseguró que “no se dejará intimidar por estas acciones fascistas, viles y vergonzosas” que calificó de “indignas de un Estado democrático”.

El semanario ha protestado oficialmente por lo que considera una tibia respuesta del ministro del Interior, Matteo Salvini. “Quién lo ha hecho terminará en la cárcel. Quién pega, ya sea a periodistas o a albañiles, debe terminar entre rejas”, señaló interrogado por los medios de comunicación tras la agresión. En boca de su director, Marco Damilano, la revista considera muy grave que el ministro del Interior “no encuentre una palabra par condenar la agresión”. “El episodio es preocupante porque han sido agredidos dos colegas que estaban documentando un momento clásico de la derecha romana. Y algunos de esos grupos tienen relaciones explícitas con el líder de la Liga, Matteo Salvini. Es un año difícil para la prensa italiana. Ha habido otras agresiones. Y el ministro del Interior, en lugar de usar palabras claras de condena contra los agresores, ha dicho una banalidad”, señala Damilano.

L’Espresso, del mismo grupo editorial que el diario La Repubblica, es una de las publicaciones más críticas en Italia con el ministro del Interior. La revista le ha dedicado varias portadas y ha revelado el resultado de varias investigaciones que ponen en entredicho la financiación de La Liga. Es raro el mitin o discurso público de Salvini en el que no se acuerda de la revista.