El ex primer ministro de Reino Unido, Tony Blair, este viernes en Londres. HENRY NICHOLLS REUTERS

“No estamos bajo un estado de hipnosis. Podemos tomar conciencia de la realidad. Tenemos nuestro libre albedrío. Y ya va llegando la hora de que lo ejercitemos”. El ex primer ministro de Reino Unido Tony Blair nunca ha abandonado del todo el escenario de la política. La crisis nacional que ha provocado el Brexit le ha convencido de que debe recuperar el primer plano. En una sala repleta de periodistas, representantes diplomáticos y políticos, en pleno corazón londinense, Blair ha querido dirigirse a los líderes de la UE. “Los líderes europeos deben ser conscientes [de la situación de bloqueo político que vive el país] y comenzar a prepararse. Si Reino Unido decide celebrar un segundo referéndum, necesitaremos que prorroguen el artículo 50”, ha dicho.

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A los líderes europeos les ha pedido que contribuyan a desenredar la situación con alguna oferta que tenga en consideración las preocupaciones de aquellos que votaron a favor del Brexit, que son también, según él, las preocupaciones de los ciudadanos del continente. “Europa necesita decidir si aprovecha esta oportunidad histórica y pone sobre la mesa una nueva oferta para la gente de Reino Unido que responda a las preocupaciones de mucha gente por toda Europa, especialmente en materia de inmigración y sobre el principio de la libertad de movimiento de personas, o sobre el control de las fronteras. Y que todos aceptemos que, aquellos que están en la Eurozona, se integrarán de un modo diferente a los que están fuera de ella”, ha dicho.

Blair no ve otra salida al laberinto en el que se ha metido Londres que no sea volver a dar la palabra a los ciudadanos. Comprende los argumentos de aquellos que están en contra de que se celebre una nueva consulta —sería muy poco democrático no respetar la primera decisión, y solo provocaría más división en el país, dicen—, pero cree que, tras dos años de debate, los ciudadanos y los políticos son ahora mucho más conscientes de las dificultades y los riesgos que entraña la decisión. Un nuevo referéndum se centraría ahora en hechos, no en promesas o aspiraciones. “En qué otra decisión que tuviera tal consecuencia en nuestras vidas, en la que hubiera un tiempo estipulado entre el momento en que la hemos tomado y cuando debe cumplirse, después de haber tenido 30 meses de brutal educación sobre la realidad, cuando nuestro conocimiento de las consecuencias que conlleva es inmensamente mayor que cuando la tomamos, renunciaríamos al derecho a reconsiderarla, nos negaríamos incluso a contemplar cambiar de idea, rechazar incluso ese cambio como si fuera una traición de los principios”, se ha preguntado.

El ex primer ministro, muy crítico con la posición de su partido en todo el debate del Brexit, ha dendido sin embargo el laborismo de Jeremy Corbyn. “Creo que finalmente han llegado a una postura clara y asumible. Es lógico que aspiren a un adelanto electoral en primer lugar, pero finalmente defenderán la opción de un segundo referéndum”, ha dicho.