Ucrania da por muerto el llamado Tratado de Amistad con Rusia. El acuerdo, considerado la piedra angular de la relación entre Kiev y Moscú hasta que Rusia anexionó Crimea en 2014, terminará en abril de 2019 tras 20 años en vigor. Con las relaciones entre ambos países cada vez más deterioradas y en plena crisis por la situación en el mar de Azov —cuya gestión comparten—, el presidente ucranio, Petró Poroshenko, ha firmado este lunes la ley que anula este documento, que contempla el respeto a la integridad territorial de ambos Estados o la inviolabilidad de las fronteras.
Ya en septiembre, Poroshenko denunció el tratado para evitar que se iniciase el proceso de renovación automático. La semana pasada, la Rada suprema (el Parlamento ucranio) aprobó su ruptura, y este lunes el presidente ha dado el último paso para enterrarlo. “La no extensión del tratado con Rusia no debe verse como un episodio, sino como parte de nuestra estrategia de ruptura final con el pasado colonial y la reorientación hacia Europa”, ha dicho Poroshenko.
La ley firmada este lunes declara que Kiev pone fin al tratado porque Rusia lo ha violado al llevar a cabo una “agresión armada” contra Ucrania, según el comunicado difundido en la web de Presidencia. El Kremlin, que cuando Poroshenko anunció su denuncia al tratado dijo que Ucrania daba un “paso destructivo”, no ha reaccionado este lunes a este nuevo capítulo en la escalada de tensión. Moscú se niega a liberar a los 24 marinos ucranios capturados el 25 de noviembre, después de que los guardacostas rusos tirotearan, abordaran y capturaran una flotilla ucrania en el mar de Azov por adentrarse en aguas que considera suyas.
Kiev, que llevaba meses denunciando que Rusia bloqueaba a los barcos que pretendían llegar a sus puertos de Berdiansk y Mariúpol, en ese mar interior, insiste en que los navíos aprehendidos estaban en aguas internacionales. El suceso ha devuelto el conflicto entre Rusia y Ucrania al mapa geopolítico global y ha llevado a Ucrania a declarar la ley marcial hasta el 26 de diciembre en las regiones fronterizas con Rusia.
El Gobierno ucranio ha mantenido que, pese a la crisis provocada por la anexión rusa de la península de Crimea y el conflicto del Donbás (las regiones orientales ucranias de Donetsk y Lugansk), en el que los separatistas reciben el apoyo de Rusia, no había renunciado hasta ahora al Tratado de Amistad, Cooperación y Asociación para no perjudicar a Ucrania en los diversos procesos judiciales internacionales que Kiev ha interpuesto contra Moscú. Tanto Ucrania como Rusia ya habían terminado con otros acuerdos particulares, pero quedaba este, firmado el 31 de mayo de 1997 por el presidente ucraniano Leonid Kuchma y su homólogo ruso Boris Yeltsin y que sentaba los cimientos de la relación entre ambos países. El acuerdo entró en vigor el 1 de abril de 1999.
“Continuaremos sacando conclusiones sobre la utilidad de tratados particulares”, ha declarado Poroshenko, que ha pedido al Ministerio de Exteriores que termine de hacer balance de los acuerdos que aún unen a Kiev y Moscú. El Gobierno también debe establecer un organismo de coordinación interinstitucional de emergencia para formular una reclamación consolidada contra Rusia “por las pérdidas causadas por la agresión armada de larga duración”, dijo el presidente ucranio.
Campaña de noticias falsas
Mientras el tráfico en el mar de Azov se va restaurando poco a poco, según las autoridades ucranias, el comisario de Seguridad de la Unión Europea ha revelado este lunes que el Kremlin “preparó” con una campaña de desinformación a la opinión pública antes de la crisis con la flotilla ucrania. Según el comisario Julian King, el Kremlin lanzó una campaña de desinformación hace un año para suavizar al público sobre una posible intervención. Y lo hizo, ha asegurado, a través de la difusión de noticias falsas, como que Ucrania había infectado el mar con cólera o que sus servicios secretos de seguridad trataron de transportar una bomba nuclear por mar hasta la península de Crimea.
“Si pensaras que el incidente surgió de la nada, estarías equivocado”, ha afirmado el Julian King en una comparecencia en Bruselas. “La campaña de desinformación comenzó mucho antes, hace más de un año, cuando los medios rusos comenzaron a presentar noticias de que las autoridades de Kiev estaban dragando el lecho marino en el mar de Azov como preparación para que una flota de la OTAN estableciera su residencia”, ha añadido.